lunes, 4 de enero de 2016

UNIVERSIDAD DE BAEZA






 La Universidad de Baeza fue una universidad del antiguo Reino de Jaén (España) fundada en la ciudad de Baeza por bula del papa Pablo III en 1538. Fue una de las cuatro universidades fundadas en Andalucía en el siglo XVI (junto a Sevilla, Granada y Osuna) en el marco de la plétora de fundaciones universitarias que se produjo en aquella época en toda España, quedando encuadrada en el grupo que suele denominarse de «universidades menores», frente a las «universidades mayores» de Salamanca, Alcalá y Valladolid.1 Funcionó durante más de tres siglos, hasta su supresión en 1824.


 anto el edificio de la primitiva fundación universitaria como el de su implantación definitiva forman parte del conjunto monumental renacentista de Baeza, que junto con el de Úbeda, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003.
Fundada por el clérigo local Rodrigo López, notario y familiar del Papa Pablo III, en un principio contó solo con un colegio de primeras letras. Pronto, sin embargo, y de la mano de San Juan de Ávila (patrono de la institución desde 1540) se convirtió en universidad en 1542, obteniendo licencia para impartir estudios de humanidades, lo que abrió la puerta a la expedición de los grados de bachiller, licenciado y doctor en artes y teología, nuevas enseñanzas de cuya organización se encargó Juan de Ávila. Más adelante, en 1565, se crearon nuevas cátedras de retórica, gramática, griego, filosofía y teología escolástica, pero no de derecho canónico según predilección de san Juan de Ávila.


Son los primeros alumnos del santo los que continúan la labor docente de la nueva universidad, convirtiéndola en una de las más destacada de Andalucía. Casi todo este profesorado estaba constituido por cristianos nuevos que imprimieron a la universidad un carácter fundamentalmente pastoral. La Inquisición, sospechosa de la ascendencia de los principales miembros de su claustro, encausó a varios de ellos acusándolos de alumbrados. Así, varios fueron encarcelados bajo acusaciones de herejía que incluían la adoración demoníaca. El propio san Juan de Ávila fue uno de los que tuvo que pasar por un año de cárcel. No obstante, las acusaciones no lograron ser probadas, y tanto la causa contra el maestro Ávila como las llevadas contra Hernán Núñez, Hernando de Herrera, Diego Pérez de Valdivia o Bernardo de Carleval, entre otros, fueron finalmente abandonadas y la vida universitaria pudo seguir su curso.


 En 1595 se inauguró un nuevo edificio (el hoy comúnmente identificado con la universidad), mientras, el primitivo pasó a albergar los estudios propedéuticos. Ya en las nuevas instalaciones, la universidad ganó un pleito contra quienes intentaban fundar otra institución similar en la ciudad de Jaén; institución finalmente desautorizada en 1630 por real orden de Felipe IV. Más tarde, en 1667 la universidad baezana firmó un hermanamiento con la Universidad de Salamanca, siendo rector de ésta el baezano don Juan Francisco de Mexía y Ponce de León. En 1807 tiene lugar su primera supresión. No obstante, reanudaría sus cursos entre 1815 y 1824, fecha en que por real decreto de Fernando VII, ejecutado por la Real Chancillería de Granada, queda definitivamente suprimida.


 En 1568 muere el Arcediano de Campos Rodrigo Pérez de Molina, uno de los patronos y sobrino del fundador, que nombra Administrador de la Universidad y heredero de sus bienes a su sobrino el Canónigo D. Pedro Fernández de Córdoba. Este, con la fortuna heredada y la suya propia, crea una fundación docente mayor aprovechando los terrenos contiguos al pósito de la ciudad que para construir una ampliación ya había adquirido la vieja Universidad. Así se construye el nuevo edificio en una parcela contigua al Arco del Barbudo, para lo cual hubo de derribarse la muralla adyacente




 En el interior destaca su claustro de doble arcada sobre columnas, en torno al cual se encuentran: la caja de la escalera (en la que también se halla la antigua cárcel de los estudiantes) y el Paraninfo, de planta cuadrada, con graderío y artesonado de madera, y decorado con cuadros de la Santísima Trinidad, del fundador Rodrigo López, de San Juan de Ávila y de Diego Pérez de Valdivia.

Aquella Universidad conoció su máximo esplendor cuando se firmaron pactos y convenios con otras Universidades y cuando se acuñó el refrán de “Lo que no da la Naturaleza, ni Salamanca ni Baeza”.

Aula de Antonio Machado según estaba en su época



















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