jueves, 27 de febrero de 2020

Al Bayyasi el último emir árabe que tuvo Andújar





al-Bayyasi ayudó a Fernando III a tomar algunas localidades giennenses como Montejícar, Pegalajar o Mengibar. Pero antes de abandonar el territorio de Jaén a finales del verano, a fin de invernar en tierras castellanas, el rey Fernando III le exige al emir de Baeza la entrega de dos fortalezas ya conquistadas, la de Andújar y la de Martos, pues la de Jaén no había sido posible su conquista, a lo que al-Bayyasi
no opone resistencia, entregando el cuidado de la ciudad de Andújar a Alvar Pérez de Castro, al que el rey castellano dio 50.000 maravedíes de oro para el mantenimiento de las guarniciones de los mismos, quedando con Alvar Pérez de Castro los maestres de Calatrava y Uclés, con sus freires y otros nobles y magnates como fronteros.
Según recoge Julio González, un diploma de fecha 5 de septiembre de 1225 registrará ya la doble tenencia de Andújar y Martos de Alvar Pé rez de Castro como Aluarus Petri tenens Martos et Andúiar19. Lo cierto es que la toma de posesión de los castillos de Andújar y Martos por la guarnición cristiana, que tuvo lugar hacia los últimos días de agosto de 1225, no significó formalmente la toma de Andújar por los cristianos, sino simplemente la instalación de los caballeros y soldados castellanos en la fortaleza de la ciudad, pues el gobierno interno y municipal de la ciudad seguía en manos de al-Bayyasi, ya que la ciudad seguía estando habitada por los musulmanes, pero la posesión del castillo de Andújar significó la garantía del control de la entrada en Andalucía por el puerto de Puertollano o del río Jándula.
Como ya hemos mencionado anteriormente, los ejércitos castellanos no se limitaron a controlar pasivamente estos castillos, sino que lanzaron correrías y algazaras que deterioraron el poder almohade sevillano, que fue derrotado en batalla campal, lo que tuvo como consecuencia que muchas localidades musulmanas entre Córdoba y Sevilla,al verse desamparados por parte de los almohades, decidieran ponerse bajo la encomienda de al-Bayyasi, a fin de librarse de las tropelías de los cristianos.
Sabedor F Sabedor Fernando III de estas victorias y como buen político que era, no quería que otros se atribuyeran tales éxitos y decidió, el 1 de noviembre, emprender viaje a Andalucía, a pesar de las inclemencias del invierno, lo que hizo con toda parafernalia, acompañado de nobles como don Lope Diaz de Haro, don Gonzalo Ruiz Girón, don Alfonso Téllez, don Guillén Pérez de Guzmán, don García Fernández de Villamayor y don Guillén Gómez, entre otros20. El camino lo hizo por el río Jándula, no por el puerto del Muradal, por lo que pilló de sorpresa, tanto a al-Bayyasi, como a don Alvar, que se encontraban guerreando fuera de la ciudad de Andújar.
Llegado a la localidad de Andújar, Fernando III instala su campamento en sus proximidades, en el paraje conocido como Janduela, en donde se presentaron el baezano y Pérez de Castro con mucho boato y esplendor, como nos describe la Crónica de los Veinte Reyes: “(al-Bayyasi se presentó) con tres mil caualleros de almohades e de aláraues e de andaluzes e turcos, e bien treybta mil a pie, con muchas tronpas e atanbores e con grandes rruydos. Entonces el rrey resçibiólos muy bien… e venia tanbien don Alvar Peres e don Alfonso e otros omnes buenos que fueron por fronteros. El rrey acogólos muy bien e fízoles mucha onrra”21.
En este encuentro el rey castellano, en un nuevo acuerdo, exigió aal-Bayyasi la conquista y entrega de otros tres importantes castillos, los de Salvatierra, Capilla y Burgalimar (actual Baños de la Encina), y como señal de cumplimiento de lo pactado, el emir puso en manos de Fernando III el alcázar de su capital, Baeza, lo que, como sabemos, provocó las iras de la población musulmana, la huida de al-Bayyasi y su muerte a manos de sus lugartenientes en Almodóvar del Río.
La muerte del baezano supuso un gran vacío de autoridad en todos los pueblos y tierras que estaban bajo su protección, lo que provocó una vuelta generalizada de todas estas localidades musulmanas a la obediencia del califa almohade de Sevilla. Por otra parte, la desaparición de un gran aliado como al-Bayyasi dejó a las guarniciones cristianas de los castillos de Baeza, Andújar y Martos en difícil posición, pues se encontraban, aunque protegidos por las murallas de sus baluartes, en medio de ciudades cuya población seguía siendo musulmana y de la que dependían en muchos aspectos de abastecimiento y logística.
Así pues, los baezanos llamaron en su socorro al gobernador almohade de Jaén, que acudió a la ciudad y puso sitio al castillo guardado por las mesnadas cristianas, pero al cabo de poco tiempo, temeroso de que aparecieran refuerzos castellanos muy superiores, decidió retirarse, no sin antes comunicar a los baezanos que, quienes quisieran, le acompañasen, lo que no dejó más opción a los musulmanes que abandonar y vaciar la ciudad de Baeza, que pasó definitivamente a manos cristianas el 1 de diciembre de 1226.
Lo mismo ocurrió en Martos y Andújar, cuya población islámica huyó en bandada a refugiarse en ciudades aún en manos musulmanas como Jaén, Granada, Úbeda o Arjona, relatando este éxodo la Crónica de los Veinte Reyes de esta manera: “Temiéndose de lo que començaron, los moros dexaron Andújar, ca fuéronse todos, que non fincó ninguno y, e fincó la villa toda quieta al rrey; e eso mesmo fincaron todos los de Martos…”23.
Según Gonzalo Martínez Díez24, si la muerte de al-Bayyasi, elemento provocador de todo lo posterior, ocurrió en los primeros días de julio, lo más probable es que el abandono de Andújar por parte de la población musulmana tuviera lugar en el segundo semestre de 1226, entre el 10 de julio y el 30 de noviembre, por lo que la fecha de la festividad de Santa Marina el 18 de julio, en donde se conmemora tradicionalmente el día de la reconquista cristiana, es muy posible que no se refiera a la ocupación del alcázar en 1225 por parte de la guarnición castellana de Don Alvar Pérez de Castro, sino más bien al vaciamiento por parte de sus habitantes árabes el año de 1226 y su consiguiente ocupación real de la ciudad por parte cristiana. Fernando III, ya desde este momento, deja al mando de la ciudad a don Alvar, de la misma forma que deja a Baeza en manos de don Lope Díaz de Haro y a Martos en manos de don Tello Alfonso; asimismo, puso a Andújar bajo la administración eclesiástica de Toledo, que no pasó a formar parte de la diócesis de Baeza hasta el año 1243; y, de la misma forma, Fernando III impulsó la llegada de nuevos repobladores castellanos, que dieron un nuevo impulso a la desolada ciudad, siendo, hasta la caída del reino nazarí de Granada, un enclave activo durante los siglos XIII y XIV en la lucha contra los musulmanes granadinos, herederos de la y testigos de los últimos siglos musulmanes en la península.

Fuente y autor: Juan Martos Quesada

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