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sábado, 4 de marzo de 2017

GLOBOS DE LUZ EN LA CIUDAD DE BAEZA





Resulta curioso que durante el tiempo en el que se realizaron excavaciones por el recinto amurallado de Baeza, a principios del siglo XVII, la mayoría de los que presenciaron luces en el cielo lo denominasen “Globos de Luz”.

Era habitual que en aquella época que cualquier luz proveniente del cielo se atribuyera a un hecho milagroso. Hoy en pleno siglo XX se cuestiona muchas veces si aquellas luces fueron de índole religioso/espiritual, o por si por el contrario, se trataría de echos astronómicos e incluso de objetos volantes no indentificados (OVNIS).

No era de extrañar que en aquella época carentes de la información que hoy tenemos sobre el cosmos, siempre que veían una luz en el cielo fuese atribuida a una señal de Dios.

Hoy en día, si un hecho así sucediera y cualquier persona divisase un “Globo de Luz” en el cielo, lo primero que le vendría a la cabeza sería haber visto un “Ovni” en lugar de interpretarlo con una señal divina.

Lo cierto es que durante aquel siglo, en Baeza y mas concretamente próximos a sus murallas se presenciaron muchas de estas luces, dando fe de aquellos avistamientos los mismos vecinos de Baeza que la contemplaron.

Practicamente todos los avistamientos tenían como consecuencia el hallazgo posterior de unas reliquias o huesos de mártires, por lo que nuevamente entra en controversia si la aparición de dichas luces se correspondía o no, a una señal divina para señalar donde excavar.

Según se nos relata en la publicación de Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza, don Pedro Martínez se le tomó manifestación de lo que vió esa noche, y dijo:
“Anoche paffando por aquí, vi vna luz como vn luzero , y hize fobre lla efta feñal  y tengo de facar vn Santo.” Transcripcion: Anoche pasando por aquí, vi una luz como un lucero e hice sobre ella esta señal, y tengo que sacar un Santo.

Al parecer este hombre estuvo trabajando más de dos horas, encontrando una losa junto a la muralla. Tras abrir aquella losa, descubrió una calavera al parecer humana según nos relata. Tras el descubrimiento se hizo llamar a un Notario y a dos Médicos, y en presencia de ellos junto a algunos vecinos se acabó de descubrir aquella losa que media “vara y media de alto y una de diámetro, donde se halló un esqueleto incado de rodillas y puestas las manos como si estuviera en oración.

Aunque era de noche cuando lo sacaron, se introdujeron los restos en un cofre con llave, acompañado con antorchas encendidas y repique de las campanas de la Catedral.


Sucedió en el camino, que muchas personas vieron sobre el cofre vn globo de luz, que venía a la que daban las hachas, y perfeueró fixo hafta entrar en nuestra Señora del Alcazar”.

A doce del mismo mes, fue hallado otro horno, cubierto por dos losas. En cada una de ellas se encontró una cruz de hierro junto a “cenizas, carbones y piedras arrojadizas”, tardando en sacarlos más de cuatro horas según se nos relata. De este hecho fueron testigos más de 6000 personas, llevándolas de nuevo al depósito con música de chirimías y nuevo repique de campanas.



También don Gonzalo de Carvajal, Señor de Jodar llegando a Baeza, halló el Alcázar coronada de luces tan resplandecientes y brillantes, que las definió como “sobrenaturales”. Aunque llegaba a Baeza en plan de negocios, decidió darse la vuelta con su caballo y volvió a Jódar para dar cuenta de los hechos que había presenciado.

Tal notoriedad tuvo este acontecimiento, que después de 80 años duró aquel relato en la ciudad de Jodar, transmitiéndose de unos a otros como el Señor Miguel de Carvajal hijo del Marqués de Jodar y del Consejo de su Magestad en el Real de Castilla.

Otros describen otros avistamientos asi:

“vna luz muy particular, que fe moftró en forma de Sol en la torre de las Doncellas, y alumbró el campo, de manera, que fe reconoció por más de cuatro leguas”

“ Vn GLOBO MUY LUCIENTE que tomó la carretera de la Puerta de Jaén a la de Barbudo, que eftá dentro de la ciudad retirada quatro tiros de efcopeta, y acabó delante de vna imagen de Nuestra Señora, que allí ay, auendofe abatido varias veces, como que le hazia reverencia”

Puerta de Jaén. Fotografía antigua

Arco del Barbudo. Fotografía Antigua

No sólo estas apariciones se producían por la noche, también se nos relata de otros aparecidos a plena luz del día, pero además, se nos indica hasta la dimensiones de aquellas luces que aparecían sobre el Cielo de Baeza.


“…otras alumbran, y hazen esfera mayor, o menor, veinte, treinta, cinquenta, y tal vez cien paffos, y alguna huvo que eftando fu luz por quatro leguas, como fe ha dicho…”

“ También la cantidad, vnas han fido pequeñas, otras medianas, y algunas muy grandes”





Fuentes:

Santos y Santuarios del Obispado Jaen y Baeza. 





martes, 28 de febrero de 2017

LAS CRUCES DEL SANTUARIO DE BAEZA.





Se tiene por cierto que en la Ciudad de Baeza yacen las reliquias de los Santos Iufto, Abundio, Víctor, Alexandro y Marinao, los cuales padecieron martirio en defensa de la fe católica o así lo atestiguó Francisco de Bilches, rector del Colegio San Ignacio de Baeza  en su libro  Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza que fué publicado en Madrid por Domingo García y Morras en 1653.


Aunque no se sabía el lugar donde se hallaban,  por aquella época no eran pocas los relatos sobre visiones de luces extraordinarias en el cielo.

Aparecían en una y otra parte de las murallas del Alcázar, desde la Puerta El Conde hasta la Puerta de Jaén. A este sitio se le llamaba “Santuario”, el cual tenía 855 pies, dividido en 10 torres.






Allí concurrían gran número de personas para ver dichas luces aunque no todos los asistentes llegaron a poder verlas, aunque se nos relata que en  el año 1629 el día de San Víctor Obispo (Mártir de Baeza) muchos de los allí presentes sí la pudieron contemplar.


Debido a que no siempre eran visibles, se puso en duda su veracidad de los hechos que se relataban,  hasta que éstas fueron vistas por varios nobles de la ciudad como lo fueron don Gonzalo Bravo de Zayas o don García Bravo y hermano. Al tratarse de nobles y no de meros campesinos los que veían aquellas luches, el Obispado de Jaén las tomó en consideración.

Esto sucedió el 13 de diciembre de 1629.

Echando mano a los azadones y piquetas cavaron en la segunda torre de la Puerta el Conde y hallaron cenizas y carbones correspondientes a restos humanos. Además se halló allí una Cruz de hierro.

Se nos relata que Blas de Llanos (natural de Úbeda) fue quien la descubrió, cuando utilizando sus manos excavó entre aquellas cenizas y la halló, mostrándosela a don Gerónimo.

Nos la describe así:

“Tiene esta Cruz una “fefma en largo y vn dedo en ancho, es tableada y de hierro, fi bien muy paflado, y convertido ya en herrumbre, teftimonio de mucha antigüedad”.

Tal fue la magnitud de aquel hallazgo,  que otro paisano suyo también procedente de la ciudad de Úbeda, don Francisco de Aranda, decidió tomar camino hacia Baeza azada en mano y antes de verse acabada la cerca del Santuario excavó cerca de donde se había descubierto aquella cruz su paisano. Mientras caminaba desde Úbeda a Baeza, fue repitiendo estas palabras: 

“O Señor, si hallase hoy el cuerpo de San Víctor Obispo de Baeza”




Descubrió allí un cuerpo humano que estaba de rodillas en presencia de algunas personas que se acercaron a aquel lugar, trayendo a su madre Francisca de Jesús, que estaba en la Iglesia de Santiago de la Compañía de Jesús y ella le mandó entregar las reliquias a los Padres, al igual que habían hecho otros anteriormente con los huesos hallados en el Santuario.



Nunca sabremos con seguridad si aquel cuerpo encontrado de rodillas se correspondía al Obispo San Víctor, pero si hacemos caso de los ruegos de don Francisco Aranda mientras caminaba hacia Baeza y su posterior hallazgo, podríamos aventurarnos a pensar que si se podrían tratar de él, pero eso ya es cuestión de fé.


Semejante fue lo sucedido a Juan de Gálvez y Antonio de Medina, vecinos de Baeza. Fueron estos a visitar el Santuario y estando éstos rezando se apercibieron de un olor semejante a la fragancia de unos claveles. Sin pensarlo, fueron a sus casas y trajeron una azadas. Tras cavar en el lugar donde habían estado rezando hallaron otro cuerpo humano “atravefada con agujas, vunas de hierro, otras de bronce, y algunas de piedra, todas agudas, y de más de tercia”.

Finalmente, pasados 40 días y tras excavar parte de un lienzo de muralla, se halló otra Cruz. 

No debemos olvidar que en la misma zona se descubrió la Virgen de los Mártires que hoy en día contemplamos en la Catedral de Baeza.


La ciudad de Baeza, por decisión de su Cabildo mandó cercar la parte del Santuario donde las luces eran más frecuentes. Puso la primera piedra de la cerca don Gerónimo de “Loaifa y Mefia”, caballero de la orden de Santiago y corregidor de esta ciudad, el 7 de marzo de 1733, asistiendo a este acto otros tantos caballeros y personas religiosas.



Tras estos hallazgos, Baeza y muchos de sus pueblos, levantaron Cruces en vez de Templos, en honra de los Santos, cuyas reliquias en el recinto amurallado habían hallado.

Según se nos relata:


“ Dio principio con vna (UNA) Cruz bien labrada, y grande acompañamiento, la Congregación de la Anunciata, que eftá (ESTÁ) fundada en el mifmo (MISMO)Colegio de la Compañía de la Anunciata, que eftá (ESTÁ) fundada en el mifmo (MISMO) Colegio de Jesús en diez de Abril del año treinta y tres. (1633) Efte exemplo figuieron (ESTE EJEMPLO SIGUIERON) algunos gremios de la Ciudad, pueblos de la comarca, y perfonas (PERSONAS) particulares, declarando cada vno (UNO) con infcripciones (INSCRIPCIONES) bien limitadas, en varias lenguas, por quien, y a quien fe dedicauan (SE DEDICABAN). 

La vna (UNA) declara en las iniciales el nombre de quien haze (HACE) la dedicación. Y la otra el Santo a quien se dedica, haciendo ambas alufion (ALUSION) a la fanta Cruz, que fe halló debaxo (DEBAJO) de la muralla, y celebrando el martirio de Fan Sifinio Abundio. Es afsi la vna.( ES ASI UNA)


El Licenciado Diego de Hornos fue uno de los mayores afincionados al Santuario de Baeza.





Fuentes:

Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza. 


domingo, 5 de febrero de 2017

EL MILAGRO DEL POZO POR NUESTRA SEÑORA DEL ALCAZAR EN BAEZA




Esta talla románica que acompañó a las tropas de Alfonso VII en la Reconquista se convirtió en patrona de la ciudad de Baeza.

En su efímera ocupación de la ciudad fue guardada bajo tierra y cubierta por una campana llamada la Beltrana ( por ser grande y pesada para llevarla).

Tras la reconquista de la ciudad de Baeza en 1227, se produjo el milagro del hallazgo de la imagen en el alcázar tras lo cual ese lugar, donde había existido una primitiva mezquita, se convirtió en parroquia de Santa Ana, llamada luego de Santa María y en 1401 designada ya Colegiata por el Obispo Fernández de Naváez tomó el título de Nuestra Señora del Alcázar.

En 1643 se nos relata un hecho milagroso que no dudaron atribuir a la Virgen del Alcázar aunque hasta nuestros días, pocos han oído esta historia.

Ocurrió en la Casa del Baltasar Carvallo (albañil), cerca del Monasterio de la Encarnación de religiosas Carmelitas Descalzas. 




Su hijo cayó a un pozo profundo y a pesar de varios intentos de la gente que tiraba de la soga para subirlo y sacarlo en un cubo, volvía al fondo.

Cuando su padre bajó a rescatarlo, el niño contó que una Señora vestida de blanco lo sostuvo y ayudó para mantenerlo a flote.

Todos reconocieron que había sido la Virgen del Alcázar, a quien la madre del niño había invocado.

Así se nos relata F. Rus Puerta en su “Historia eclesiástica del reino y obispado de Jaén”.


Imagen actual. Fotografía de Pedro Narváez






Fuentes:


https://revistas.ucm.es/index.php/ELEM/article/viewFile/41427/39539

sábado, 22 de octubre de 2016

LEYENDA DE LA VIRGEN DEL ROSELL Y LA CURACIÓN DEL REY MORO





Hubo un alcaide de la fortaleza con un hijo tan aficionado a la caza, que los trabajos de su ejercicio le ocasionaron la pérdida de la vista. 

Tan dominado estaba que aún ciego, se hacía conducir por sus criados y se consolaba con oir las voces de los cazadores y los ladridos de los perros. 

Un día, fatigado del calor, descansaba sólo, a la sombra de una corpulenta encina, cuando sintió que le tiraban de la marlota y que una voz, cuyo timbre y autoridad le conmovió, le ordenaba levantarse y que se fuese de allí. Contestó que era ciego y que sin guía y sin el auxilio de sus servidores no podía moverse, y entonces se apercibió de una mano, que suavemente le tocaba los ojos, y de la misma voz, que hecho esto, le mandó que los abriese. Hizolo y se encontró en toda la plenitud de su vista.

Mirando en primer término al autor de tal prodigio, halló a una Señora cuya majestad y hermosura  le sorprendieron, y habiéndole significado su agradecimiento y ofrecido sus servicios, esta le mandó que como prueba de ellos, dispusiese que se desenterrase de aquel mismo sitio una imagen que existía y que expresó ser suya, y que procurase se venerase decente y decorosamente. Dicho esto la Señora desapareció....

Se procedió al levantamiento del terreno, donde se encontró la anunciada imagen y tras levantarla, brotó debajo una fuente de agua clara y saludable. Mas tarde se construyó una Ermita, cuyo altar se formó sobre la fuente nacida y lugar del destierro, colocándose en él la santa efigie, que los moros miraron siempre con el mas profundo respeto y los cristianos mozárabes visitaban y veneraban bajo el título de la Virgen del Rosell




Fuente:

Noticias y Documentos para la Historia de Baeza. Autor Fernando de Cózar Martínez

viernes, 23 de septiembre de 2016

APARICIONES MISTICAS




La Edad Media fue una época prolífica para las apariciones de la Virgen María así como para diversas manifestaciones sobrenaturales. El énfasis estaba puesto en la extensión de la devoción y la construcción de capillas.

En la Edad Media hubo muchas personas que tuvieron múltiples apariciones y como de costumbre sobre todo gente humilde, lo que era más persuasivo para el resto.

“El que haya unos hombres que se aparezcan después de morir es algo que resulta difícil de creer para cristianos nutridos de la Biblia y de los Padres de la Iglesia. Para ellos, y antes de que se asiente la noción de purgatorio, no existen más que dos posibilidades para un difunto: va al infierno o va al paraíso. Enfrentada al culto a los muertos, capital en el paganismo, la iglesia se ve obligada a reaccionar y a imponer sus propias respuestas a las cuestiones referentes a los estados post-mortem. Los dos teólogos que han desempeñado el papel más importante en la historia de los fantasmas y los aparecidos han sido Tertuliano y San Agustín”, plantea Claude Lecouteux en su indispensable “Fantasmas y aparecidos en la Edad Media”.

Algunas de estas apariciones místicas se produjeron en el llamado "Santuario" que estaba situado junto al Alcázar de Baeza.

LA PUERTA DEL LOBO

Una noche oscura del año 1550 se mostraron muchas luces en la puerta del Lobo (parte principal del Santuario). Algunas personas que vieron aquellas luces vieron también cerca de ellas un estandarte, un crucifijo, una cabeza coronada de espinas, rostro dolorido, cuerpo llagado y vertiendo sangre.

Incrédulos y atónitos quedaron aquellas personas que lo presenciaron, pero tras volver en sí, certificaron de nuevo que aquel estandarte estaba suspendido en el aire , que nada lo sostenía y que se hallaba apartado de la torre o sus murallas.

LA TORRE DE MARIANTONIA

Sobre la Puerta de Jaén, se levantaba una gran torre con una plaza de armas y dos reductos para la escolta que hacía guardia en ella. Esta torre era la Torre de Mariantona (Mariantonia).

Se nos relata que en el exterior de esta torre se habían visto muchas luces y en su interior, no solo luces sino "demostraciones" muy notables. 

Una fue la que presenciaron bajando de nuestra Señora del Alcázar, Dña. Eugenia de Ximena y Dña. Juana Moreno. Estas pasaron cerca de esta torre entre las 10 y 11 de la mañana, del día 20 de agosto de 1625. Escucharon un ruido y volvieron sus ojos hacia la torre. Allí vieron como a una distancia de unos 500 pasos en la ventana que mira a las casas de Palacio una matrona de aspecto grave y hermoso, con los ojos fijos en el suelo y con vestidura de viuda. 

Ambas en plan jocoso le dijeron que les dijera como había subido a la torre y que le repartiese sus riquezas, dado que se le veía viuda, a lo que aquella "imagen" no respondió.

No habiendo pasado treinta pasos, encontraron a unos caballeros del Alcázar y le refirieron lo que habían visto en aquella torre.

Estos mandaron traer una escalera y subieron personalmente a la torre para comprobar lo que aquellas baezanas les habían contado, pero no hallaron persona alguna en aquella torre. De echo, aquella torre estaba inabitable desde hacía mucho tiempo.




LA APARICION DE SAN VICTOR

Francisco de Aranda, vecino de Úbeda que en aquel momento se encontraba en Baeza cuando se comenzó a descubrir el Santuario, en el cual trabajó durante 3 meses. Premió Dios esta devoción dándole primero deseos de reliquias y después concediéndole las de San Victor, Obispo de Baeza. 

Al llegar la noche y después de haber trabajado en el Santuario, escuchó pasos y se volvió para ver quien le perseguía. Vió entonces a “una autorizada vestida de pontifical”, el rostro (aunque cano) colorido, barba larga y extendida por su pecho. A pesar de que podría haber sentido temor, lo que sintió fue consuelo interior. 

Tras observarlo durante un cuarto de hora y sin dirigirle palabra alguna aquel rostro, es sorprendido Francisco de Aranda tapó con su mano aquel rostro y dijo: No soy digno de tan gran favor”, creyendo que se trataba de la imagen de San Víctor, Obispo de Baeza.

LA CUEVA Y EL NIÑO


En el año 1634, Sor Maria de Chirifto, monja de Santa Catalina aseguró ver una noche de abril en el mirador del convento, doce formas vestidas de blanco con hachas encendidas en las manos.

Tambien, en el mismo mes y en el mismo año, Dña Catalina Salcedo, en compañía de Doña Melchora de Viedma (su madre), ambas señoras principales de Baeza, fueron a visitar el Santuario casi a media noche del Jueves Santo, saliendo ambas por la puerta del Conde, y volviendo a mano derecha llegó a la primera torre, donde hincada de rodillas hizo oración con el deseo de poder ver luces. 

Según nos cuentan, Dios cumplió su petición, mostrándolas en la cueva que nos dio la Santa Cruz e imagen de nuestra Señora. Vio también dentro de la cueva a un niño en medio de dos luces, con vestido verde. Dña. Catalina dio algunas voces para que los vecinos también pudieran contemplarlo pero su madre se lo impidió, así que no hubo testigos que lo atestiguasen como en otros casos había sucedido.

Pasado unos días, madre e hija volvieron al mismo lugar con Dña. Catalina de Raya y otras personas del Alcázar y tras rezar a media noche, se volvió a aparecer la misma visión. Dña Catalina de Raya pudo contemplar en el fondo de la cueva, una luz blanca en forma de hostia sagrada.

Tres años mas tarde, en 1637 Don Alfonso de la Peñuela, caballero 24 de la Ciudad de Úbeda, estando en Baeza, escuchó de Dña Catalina Salcedo (su mujer) estas demostraciones que decían aparecer del Santuario de Baeza. 

Deseoso de poder contemplar también el este echo milagroso, marchó acompañado de 10 o 12 personas al santuario en plena noche.

También pudieron ver al igual que sucedió antes con su mujer, una cueva con unas luces, pero en esta ocasión con la forma de la vía láctea, y en mayor número. Pero no sólo sucedió esto, sino que pudieron ver como de lo mas sólido de la segunda torre, contando de la puerta del Conde, comenzó a salir poco a poco una mano y un brazo humano, hasta mostrarse del todo.





De estas apariciones tuvo noticias D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, y que dichas apariciones se dieron a lo largo de 4 años.

El Obispo escucho a los testigos de habían visto aquellas luces y otra maravilla que habían sucedido en Baeza y quedó tan maravillado que creó una comisión para su investigación y así quedó reflejado:

 “ D. Baltasar de Moscoso y Sandoval. Por cuanto ha venido a nuestra noticia que después de haber hecho por comisión nuestra, informaciones de luces, y de otras cosas, al parecer, maravillosas y sobrenaturales, que han visto en el sitio del Alcazar de esta ciudad de Baeza; y que después de haberse descubierto algunos huesos de cuerpos humanos, hornos y en ellos cenizas, carbones, hierros y cruces, con otras insignias e instrumentos de martirio, con que los fieles se han movido a particular devoción con los Gloriosos Santos Victor, Iufto, Abundio, Alexandro, i Mariano: el Primero Obispo y Martir, y los otros cuatro mártires, según más probable opinión, en esta dicha ciudad, y que todavía se continúan las Luces y apariciones maravillosas, quedando por cavar gran parte del dicho sitio, donde se tiene por sin duda, hay otros hornos, y en ellos otros cuerpos, y para que de las dichas luces, y apariciones maravillosas le haga probanza, y averiguación, y conste en todo tiempo la verdad,y asimismo para que se continúe en la Cava comenzada, y se descubran los cuerpos, cenizas e instrumentos de martirio, que, se entiende, haber en dicho sitio, y para que , lo que fuere parecido, lo guarde en lugar seguro, y decente, hasta que se determine, lo que se hubiere de hacer, conforme a las disposiciones del derecho, del santo Concilio de Trento, Breves i Decreto Apostolicos: y porque así nos lo ha pedido con santo celo, piedad cristiana, la misma Ciudad de Baeza: Por la presente damos comisión, i nuestras veces al Licenciado Pedro de Medina Soriano, N. Vicaro en esta ciudad, i su Arcipreztazgo; para que proceda a la averiguación e informaciones de Todo, lo que hasta ahora hubiere sucedido, y adelante sucediere; y así en cuanto a las luces, y fuegos, como de otras maravillosas apariciones, de cualquier calidad, que sean, y para continuar la cava comezada en dicho sitio. Y los huesos y fábricas de cuerpos humanos, cenizas y otros instrumentos e insignas de martirio, que se hallaren, los pondra, como dicho es, en custodia y guarda, en parte decente, como mas juzgare convenir. Todo lo cual remitimos a su prudencia, in disposición con que para todo lo que se hubiera de hacer en orden a lo contenido en esta nuestra comisión, se acompañe con el Doctor Mateo de Ribas Olalla, Canónigo de Escritura de Nuestra Iglesia de Jaén, residente en esta de Baeza, y con el P.Iubilado F. Manuel Tamayo, Provincial de Granada, y con el P. Francisco Luis de Sandoval, y con el P. Francisco de Bilches de la Compañía de Jesús, y con el Doctor Don Pedro Serrano, Catedrático de Prima de esta Universidad, y prior de la parroquial de San Juan, y asimismo con el doctor Mateo Lopez Remon, prior de la Parroquial de San Andres, y Catedrático de Visperas. Y en caso que no puedan juntarse todos, o la mayor parte, por lo menos, se acompañe con dos de los sobredichos; que para todo le damos comisión bastante, como dicho es, y le cometemos nuestra veces, según que de derecho, y para este efecto, es necesario, con potestad de ligar y absolver."

Dada en Baeza, a 19 de junio de 1637.








Fuente: Santos y Santuario del Obispado de  Jaen y Baeza

martes, 20 de septiembre de 2016

¿OVNIS EN LA BAEZA DEL SIGLO XVII?






Durante la Edad Media se produjeron avistamientos de extraños fenómenos en los cielos porque no tuvieron difusión porque los sucesos se difundían con dificultad por la falta de medios de comunicación pero han quedado las huellas en muchas representaciones artísticas pero camufladas la mayoría de veces como apariciones celestiales o demoníacas.

En la alta Edad Media se registran apariciones en el cielo y vemos como los testigos son en ocasiones conturbados por sus propios vecinos ya que nadie podía imaginar en esa época que podían existir naves voladoras ni que en su interior viajen seres.

En muchos casos esos fenómenos extraños eran catalogados como cosas del demonio y son los religiosos los encargados de exorcizar una realidad manipulada por la presencia de objetos venidos del futuro y de cualquier otro lugar, que tan solo en la actualidad comenzamos a analizar en su significado.


La historia de Baeza, principalmente durante los siglos XVI y XVII, está llena de situaciones propias del programa televisivo de "Cuarto Milenio", donde abundaban apariciones místicas o sobrenaturales, en tal cantidad, que incluso los responsables eclesiásticos de la época llegaron a investigar dichos sucesos.

Sean ciertas o no aquellas apariciones, forman parte también de las leyendas o mitos de la ciudad de Baeza.


He querido narrar algunas de aquellas apariciones que se nos relatan y quedan en la interpretación del lector, si pueden ser creíbles o no, si pueden ser atribuídos a hechos milagrosos, a la aparición de ovnis en los cielos de Baeza, o sencillamente fueron meras "interpretaciones" de quienes presenciaron dichos acontecimientos.








LA PLAZA DEL MERCADO



A las 8 de la tarde del día 14 de febrero de 1629, Don Andres de Navarrete y Gregorio Pérez, naturales de Baeza, pasando por la plaza mayor (Mercado), vieron en el aire tres luces, una mayor que las otras. 

Mirando hacia el cielo pudieron contemplar una Cruz resplandeciente cuyo árbol, como de tres varas de ancho, nacía del Alcázar y se extendía por toda la ciudad.
No dudaron en sacar de sus casas a algunos vecinos de Baeza para que también lo pudieran contemplar y todos cuantos salieron, pudieron contemplarlo por tiempo de media hora.

Después cayeron en la cuenta que aquel día se celebraba el día de San Iufto, Obispo de Baeza y San Abundio, ambos mártires.

Dña. Melchora del Castillo, vecina de Baeza, viviendo en las Peñuelas, Parroquia del Salvador, subió a un terrado de su casa para rezar al Santuario que había en la villa de Baeza y observó también innumerables luces. Según nos cuenta, se movían a compas y como en procesión bien ordenada, semejante a un caso sucedido en Ubeda el Jueves Santo de aquel mismo año.


Al día siguiente por la mañana, volvió a aquel mismo lugar para ver si existía “algo” que hubiera podido provocar esas luces, sin poder hallar nada que lo hubiera producido.




Fuente: Santos y Santuario del Obispado de  Jaen y Baeza

sábado, 25 de junio de 2016

EL MARTIRIO DE SAN VICTOR, ALEJANDRO Y MARIANO EN BAEZA








En tiempos del Rey Moro Tarif, el Ilustrísimo Señor don Rodrigo de Acuña Arzobispo de Lisboa, escribió sobre el martirio sufrido por el Obispo de Baeza San Víctor diciendo: Baeza, ciudad del Rey de Castilla era como un anfiteatro donde se daban las mayores crueldades. Nos relata que apresado el Obispo fue degollado junto a Alejandro y Mariano,  delante de las puertas de Palacio, como era costumbre en los moros de la época. Esto sucedió  el 17 de octubre del 743 durante el pontificado de Zacarias y del imperio de los árabes en España.


 fue el papa n.º 91 de la Iglesia católica (741-752), venerado como santo.



Este martirio sufrido por los santos Victor, Alejandro y Mariano, nos lo relata también el Arcipreste de Santa (Iufta): “ Aliquantó priús, feilicet decimo fexto Kalendas Novembris Beatia, que Beatia, nune Baeza, fantus Victor Epifcopus BIATIENSIS, Alexander y Marianus Martyres conciues”.

Sabemos que San Victor fue Monje y Abad del Monasterio de Miranda,  ocupando la silla obispal de Braga (Portugal), teniendo por compañeros a los Santos Alejandro y Mariano, los cuales pertenecían al mismo monasterio.





Estando en Braga, tuvo conocimiento del estado en el que se encontraba la ciudad de Baeza en posesión de los moros,  por lo que acompañado de sus dos fieles amigos se dirigió allí, empujando a los cristianos a pelear contra los moros y dar su vida por la Fé cristiana. Allí fue apresado, encarcelado, sufrió todo tipo de tormentos y finalmente le dieron muerte como hemos descrito anteriormente.




Los cuerpos de dichos Santos fueron descubiertos posteriormente en el año 1643.

D. Francisco de Aranda, vecino de Úbeda, estaba trabajando en Baeza en su Santuario cuando se encontró unas reliquias. Al llegar la noche y hallándose rezando agradeciendo el haber descubierto tales reliquias, se le apareció un rostro el cual iba vestido como un obispo. El rostro tenía el pelo cano, con barba larga y extendida por el pecho. Lejos de sentir temor por dicha aparición, éste se le aproximó y permaneció delante de él más de un cuarto de hora sin pronunciar palabra alguna. Sintiéndose intimidado por aquel rostro, lo tapó con sus manos diciendo: “No soy digno de tan gran favor” y cayendo al suelo, pasó toda la noche rezando a San Víctor.


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