martes, 28 de febrero de 2017

LAS CRUCES DEL SANTUARIO DE BAEZA.





Se tiene por cierto que en la Ciudad de Baeza yacen las reliquias de los Santos Iufto, Abundio, Víctor, Alexandro y Marinao, los cuales padecieron martirio en defensa de la fe católica o así lo atestiguó Francisco de Bilches, rector del Colegio San Ignacio de Baeza  en su libro  Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza que fué publicado en Madrid por Domingo García y Morras en 1653.


Aunque no se sabía el lugar donde se hallaban,  por aquella época no eran pocas los relatos sobre visiones de luces extraordinarias en el cielo.

Aparecían en una y otra parte de las murallas del Alcázar, desde la Puerta El Conde hasta la Puerta de Jaén. A este sitio se le llamaba “Santuario”, el cual tenía 855 pies, dividido en 10 torres.






Allí concurrían gran número de personas para ver dichas luces aunque no todos los asistentes llegaron a poder verlas, aunque se nos relata que en  el año 1629 el día de San Víctor Obispo (Mártir de Baeza) muchos de los allí presentes sí la pudieron contemplar.


Debido a que no siempre eran visibles, se puso en duda su veracidad de los hechos que se relataban,  hasta que éstas fueron vistas por varios nobles de la ciudad como lo fueron don Gonzalo Bravo de Zayas o don García Bravo y hermano. Al tratarse de nobles y no de meros campesinos los que veían aquellas luches, el Obispado de Jaén las tomó en consideración.

Esto sucedió el 13 de diciembre de 1629.

Echando mano a los azadones y piquetas cavaron en la segunda torre de la Puerta el Conde y hallaron cenizas y carbones correspondientes a restos humanos. Además se halló allí una Cruz de hierro.

Se nos relata que Blas de Llanos (natural de Úbeda) fue quien la descubrió, cuando utilizando sus manos excavó entre aquellas cenizas y la halló, mostrándosela a don Gerónimo.

Nos la describe así:

“Tiene esta Cruz una “fefma en largo y vn dedo en ancho, es tableada y de hierro, fi bien muy paflado, y convertido ya en herrumbre, teftimonio de mucha antigüedad”.

Tal fue la magnitud de aquel hallazgo,  que otro paisano suyo también procedente de la ciudad de Úbeda, don Francisco de Aranda, decidió tomar camino hacia Baeza azada en mano y antes de verse acabada la cerca del Santuario excavó cerca de donde se había descubierto aquella cruz su paisano. Mientras caminaba desde Úbeda a Baeza, fue repitiendo estas palabras: 

“O Señor, si hallase hoy el cuerpo de San Víctor Obispo de Baeza”




Descubrió allí un cuerpo humano que estaba de rodillas en presencia de algunas personas que se acercaron a aquel lugar, trayendo a su madre Francisca de Jesús, que estaba en la Iglesia de Santiago de la Compañía de Jesús y ella le mandó entregar las reliquias a los Padres, al igual que habían hecho otros anteriormente con los huesos hallados en el Santuario.



Nunca sabremos con seguridad si aquel cuerpo encontrado de rodillas se correspondía al Obispo San Víctor, pero si hacemos caso de los ruegos de don Francisco Aranda mientras caminaba hacia Baeza y su posterior hallazgo, podríamos aventurarnos a pensar que si se podrían tratar de él, pero eso ya es cuestión de fé.


Semejante fue lo sucedido a Juan de Gálvez y Antonio de Medina, vecinos de Baeza. Fueron estos a visitar el Santuario y estando éstos rezando se apercibieron de un olor semejante a la fragancia de unos claveles. Sin pensarlo, fueron a sus casas y trajeron una azadas. Tras cavar en el lugar donde habían estado rezando hallaron otro cuerpo humano “atravefada con agujas, vunas de hierro, otras de bronce, y algunas de piedra, todas agudas, y de más de tercia”.

Finalmente, pasados 40 días y tras excavar parte de un lienzo de muralla, se halló otra Cruz. 

No debemos olvidar que en la misma zona se descubrió la Virgen de los Mártires que hoy en día contemplamos en la Catedral de Baeza.


La ciudad de Baeza, por decisión de su Cabildo mandó cercar la parte del Santuario donde las luces eran más frecuentes. Puso la primera piedra de la cerca don Gerónimo de “Loaifa y Mefia”, caballero de la orden de Santiago y corregidor de esta ciudad, el 7 de marzo de 1733, asistiendo a este acto otros tantos caballeros y personas religiosas.



Tras estos hallazgos, Baeza y muchos de sus pueblos, levantaron Cruces en vez de Templos, en honra de los Santos, cuyas reliquias en el recinto amurallado habían hallado.

Según se nos relata:


“ Dio principio con vna (UNA) Cruz bien labrada, y grande acompañamiento, la Congregación de la Anunciata, que eftá (ESTÁ) fundada en el mifmo (MISMO)Colegio de la Compañía de la Anunciata, que eftá (ESTÁ) fundada en el mifmo (MISMO) Colegio de Jesús en diez de Abril del año treinta y tres. (1633) Efte exemplo figuieron (ESTE EJEMPLO SIGUIERON) algunos gremios de la Ciudad, pueblos de la comarca, y perfonas (PERSONAS) particulares, declarando cada vno (UNO) con infcripciones (INSCRIPCIONES) bien limitadas, en varias lenguas, por quien, y a quien fe dedicauan (SE DEDICABAN). 

La vna (UNA) declara en las iniciales el nombre de quien haze (HACE) la dedicación. Y la otra el Santo a quien se dedica, haciendo ambas alufion (ALUSION) a la fanta Cruz, que fe halló debaxo (DEBAJO) de la muralla, y celebrando el martirio de Fan Sifinio Abundio. Es afsi la vna.( ES ASI UNA)


El Licenciado Diego de Hornos fue uno de los mayores afincionados al Santuario de Baeza.





Fuentes:

Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza. 


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