Mediaba el siglo XIII
y en Baeza y Martos, conquistadas por el Santo Rey, estaban de presidio los
mejores capitanes y los más afamados guerreros de Castilla.
Así era menester, dado
el que los mas escogidos caballeros de Alhamar el Magnífico, ocupaban Arjona, plaza fonteriza y primera piedra de la
luego foreciente y fastuosa granadina.
Por entonces el
Alcaide de Baeza era el noble hijo del señor de Albuquerque, D. Tello Alfonso
de Meneses, uno de los mas distinguidos guerreros de su tiempo,
el cual llegó a afirmar que los caballeros de
Baeza, eran las mejores lanzas de Andalucía.
Llegada esa afirmación
a tierras de Arjona, éstos enviaron un mensajero a Baeza para que se
retractasen de lo afirmado o de lo contrario, estos eligieran a 100 caballeros
cristianos para combatir contra 100 moros de Arjona.
El reto se aceptó y
habiéndose convenido día se convino además el lugar donde hubiera de producirse
la batalla, uno de los llanos de Arjona.
Las crónicas refieren
que D. Tello apareció al frente de los caballeros Baezanos adornado con
extraordinario lujo en su vestimenta, de igual que hicieron los moros ataviados
ricamente, perpetrados de lorigas, brazaletes y de sus mejores armas.
Loriga. Vestimenta medieval |
Comenzó la gran batalla
al comenzar con los primeros rayos del sol, y durante todo el día, hasta caer
la noche combatieron moros y cristianos con gran valor sin que ni un bando u
otro, ganase en ventaja al otro.
Nos cuenta Argote de
Molina, en su Nobleza de Andalucía que:
“ eran de parte de los
cristianos Tello Alonso y de la de los Moros los hijos de Escallola, los
mejores caballeros que entre los moros había; que combatieron todo un día,
habiendo muerto todos los caballeros de una y otra parte, y rompiendo todos sus
lanzas, y después que les faltaron sus armas, se combatieron con las
brafoneras, que no se pudieron vencer en todo el día, habiendo solo ganado los
cristianos una braza de tierra o poco mas.
Este hecho fue conocido
con “El Duelo de Arjona”.
Fuentes:
Noticias y Documentos
para la Historia de Baeza. Autor: Fernando de Cózar y Martínez.
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