En la sala que daba al
norte se conservaba el armario de tres llaves, empotrado, con buenas tallas del
XVI, donde se guardaban los padrones de la nobleza baezana y depositados hoy en
el Archivo Histórico Municipal, en la Casa de la Cultura.
Dos eran los archivos
en los que se guardaba la documentación que generaba el gobierno de la ciudad,
debiéndose añadir un tercero con la desaparición de la Compañía de los
doscientos Ballesteros de Santiago en 1757 por orden de Carlos III y cuyo
patrimonio archivístico pasó al Ayuntamiento por orden superior.
El primero de ellos se
encontraba en la sala alta de las Casas de Cabildo en donde se celebraban los
plenos municipales.
En esta sala, y junto
a la ventana que existía a sus pies, había un armario empotrado en la pared con
unas puertas que aún se conservan en el actual Museo de Baeza.
Dichas puertas tienen
talladas las alegorías de las virtudes cardinales y teologales, cualidades que
debían regir a todo gobernante, estando coronadas por la figura de San Miguel
luchando contra las fuerzas del mal: toda una alegoría sobre lo que debía ser
el gobierno de la ciudad.
La documentación que
contenía estaba directamente bajo la responsabilidad de la Ciudad, disponiendo
el armario de tres cerraduras con sus correspondientes llaves.
La primera de las
llaves era custodiada por el Corregidor de la ciudad, otra la tenían los
escribanos de Cabildo y la tercera se sorteaba entre los regidores de la ciudad,
siendo el elegido nombrado como caballero clavero hasta la siguiente elección.
En los cajones que
contenía este archivo se custodiaban los Privilegios Reales, concebidos a Baeza
así como otros relativos al funcionamiento de la ciudad como el Fuero y
ordenanzas, además del padrón de hidalgos de ella.
La apertura de este
archivo se realizaba de forma solemne por mandato del corregidor.
Este citaba mediante
cédula o acuerdo de cabildo a los claveros para un determinado día y hora,
nombrándose en ocasiones además una comisión de dos regidores y un jurado que
estaba presente durante su apertura.
Uno de los motivos más
frecuentes de su apertura era la inclusión de los hijosdalgos en el padrón de
la ciudad o los trámites previos para su declaración.
En estas ocasiones no
existía en Baeza arancel alguno para la realización de este trabajo tal y como
era cobrado en otras ciudades. Sin embargo, si existió la costumbre de
satisfacer los interesados una serie de propinas a los claveros y comisionados
de su apertura.
Esta consistía en
media arroba de chocolate y media de dulces para el corregidor, caballero
clavero y demás regidores comisionados para la apertura, recibiendo la mitad el
jurado, sindico y escribanos de cabildo presentes en el acto.
Las mencionadas
propinas eran entregadas de forma “Voluntaria” y su coste suponía, a finales
del siglo XVIII, un valor aproximado de 20 doblones.
A modo de ejemplo
tenemos que a finales del siglo XVIII en Jaén la apertura del archivo municipal
con este mismo motivo estaba grabado con 80 reales al corregidor y 75 a cada
uno de los demás capitulares que debía satisfacer el interesado.
No sabemos en qué
momento el armario deja de existir como tal, debió de ser a finales del siglo
XIX o principios del XX cuando el templo sufre sus mayores destrozos.
Los documentos orales
más antiguos sitúan la puerta de las tres llaves en el Ayuntamiento de Baeza
(Casa del Corregidor) hasta que es trasladado en los años noventa en pleno
siglo XX al archivo histórico municipal, hasta que en 2008 es trasladado al
actual museo de Baeza.
Nos llama la atención
que como remate aparece una imagen de San Miguel, vencedor del maligno, que en
su escudo presenta grabada las armas de la ciudad. Hay que tener en cuenta que
la devoción a San Miguel en Baeza a pesar de encontrarse suprimida o mejor
dicho, haber sufrido una ecología festiva, tiene una larga historia devoción
episcopal.
Las virtudes
representadas en la puerta son las tres teologales, las cuatro cardinales y una
más para completar el número ocho.
Al igual que pasa en
el sepulcro de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, en la capilla real de la
catedral de Granada, donde se añade la “Paciencia”. Aquí no es el caso, pues
esta octava se considera de difícil identificación.
En el "Armario de las tres llaves" encontramos las siguientes virtudes:
La virtud de la Justicia, La Templanza, La Caridad, La Fortaleza, La Templanza, La Prudencia, La Fé y "Otra desconocida".
Virtud de la Templanza |
Virtud de la Caridad |
La virtud de la Fortaleza |
La Virtud de la Esperanza |
La Virtud de la Prudencia |
La Virtud de la Fe |
La Virtud Desconocida |
Para los cristianos “El
arcángel San Miguel” es el protector de la Iglesia y considerado abogado del
pueblo elegido de Dios. La Iglesia Católica lo considera como patrono y
protector de la Iglesia Universal.
No olvidemos que Baeza
es la sede episcopal más antigua de Andalucía y la primera visigoda
restablecida por Fernando III en 1227 tras la conquista de la ciudad a los
musulmanes, momento en el que el dominico Fray Domingo queda en la ciudad como
primer obispo.
Es por ello, por lo
que tiene toda su razón de ser que este “armario de las tres llaves” esté coronado
con la imagen de dicho arcángel.
Es concebido de manera
clásica, como un joven semidesnudo, a pesar de estar vestido de forma parecida
a como se representa al dios Marte, con indumentaria militar de época romana.
(sea casualidad o no, en Baeza antes de existir la Catedral existió un templo
romano dedicado al dios Marte).
Es claramente representado
en la rebelión del comienzo de los tiempos, con la espada en alto y pisando al
demonio junto a otra serie de ángeles caídos.
Escudo de Baeza en las manos de San Miguel |
Fuentes:
El armario de las tres
llaves de la Catedral de Baeza, un interesante discurso de virtudes del Siglo
XVI. Autor Pablo Jesús Lorite Cruz
Las escribanías
mayores de cabildo en Baeza. Autor Antonio Extremera Oliván.
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