En tiempos del Rey
Moro Tarif, el Ilustrísimo Señor don Rodrigo de Acuña Arzobispo de Lisboa,
escribió sobre el martirio sufrido por el Obispo de Baeza San Víctor diciendo:
Baeza, ciudad del Rey de Castilla era como un anfiteatro donde se daban las
mayores crueldades. Nos relata que apresado el Obispo fue degollado junto a
Alejandro y Mariano, delante de las
puertas de Palacio, como era costumbre en los moros de la época. Esto sucedió el 17 de octubre del 743 durante el
pontificado de Zacarias y del imperio de los árabes en España.
fue el papa n.º 91 de la Iglesia católica (741-752), venerado como santo. |
Este martirio sufrido
por los santos Victor, Alejandro y Mariano, nos lo relata también el Arcipreste
de Santa (Iufta): “ Aliquantó priús, feilicet decimo fexto Kalendas Novembris
Beatia, que Beatia, nune Baeza, fantus Victor Epifcopus BIATIENSIS, Alexander y
Marianus Martyres conciues”.
Sabemos que San Victor
fue Monje y Abad del Monasterio de Miranda,
ocupando la silla obispal de Braga (Portugal), teniendo por compañeros a
los Santos Alejandro y Mariano, los cuales pertenecían al mismo monasterio.
Estando en Braga, tuvo
conocimiento del estado en el que se encontraba la ciudad de Baeza en posesión
de los moros, por lo que acompañado de
sus dos fieles amigos se dirigió allí, empujando a los cristianos a pelear
contra los moros y dar su vida por la Fé cristiana. Allí fue apresado,
encarcelado, sufrió todo tipo de tormentos y finalmente le dieron muerte como
hemos descrito anteriormente.
Los cuerpos de dichos
Santos fueron descubiertos posteriormente en el año 1643.
D. Francisco de
Aranda, vecino de Úbeda, estaba trabajando en Baeza en su Santuario cuando se
encontró unas reliquias. Al llegar la noche y hallándose rezando agradeciendo
el haber descubierto tales reliquias, se le apareció un rostro el cual iba
vestido como un obispo. El rostro tenía el pelo cano, con barba larga y
extendida por el pecho. Lejos de sentir temor por dicha aparición, éste se le
aproximó y permaneció delante de él más de un cuarto de hora sin pronunciar
palabra alguna. Sintiéndose intimidado por aquel rostro, lo tapó con sus manos
diciendo: “No soy digno de tan gran favor” y cayendo al suelo, pasó toda la
noche rezando a San Víctor.
Magnífico blog, me encanta. Por cierto, de donde es la fotografía primera que acompaña el artículo EL MARTIRIO DE SAN VICTOR, foto publicada justo debajo del título y se ve una luz en una habitación con varias cruces colgadas en las paredes? Gracias. Jaime
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