jueves, 23 de junio de 2016

DIEGO PEREZ DE VALDIVIA




Es considerado como el discípulo predilecto de San Juan de Ávila, “parecido en todo a su gran Maestro, a quién procuró imitar y lo consiguió felizmente” “fue el Eliseo de nuestro gran Elías, heredó su espíritu doblado…alcanzó un magisterio y una doctrina tan sólida, que se puede seguir seguramente, y creer a quién la santidad, las letras, la edad, la experiencia, el haberse criado  al lado del padre Maestro Ávila, le hicieron prudentísimo”(L. Muñoz, Vida, lib. 2º, cap. 12 y 14)

Diego Pérez de Valdivia nació en Baeza en 1589 y murió en Barcelona en 1589.

Fue un sacerdote y teólogo del Humanismo español, discípulo de San Juan de Ávila y catedrático de las universidades de Baeza y de Barcelona.

Hijo de Juan Pérez y Catalina de Valdivia, desde muy joven ya mostró gran devoción y voluntad de seguir la vida religiosa. Quiso ser capuchino, pero no pudo ingresar en la orden. No obstante, continúa su senda espiritual bajo la dirección de san Juan de Àvila, ordenándose sacerdote y dedicándose a la predicación popular.

Universidad de Salamanca



En 1548 san Juan de Ávila lo envía a estudiar a la Universidad de Salamanca, donde se doctora en Artes y Teología.

Universidad de Granada



Fue profesor en las universidades de Granada (durante tres años) y de Baeza (entre 1549 y 1577) —donde obtuvo la cátedra de Sagradas Escrituras— y arcediano de Jaén(entre 1569 y 1574). Allí, su vida rigurosa y el éxito de su predicación despertaron envidias y, como el mismo san Juan de Ávila, fue calumniado y acusado ante el Santo Oficiode difundir doctrinas sospechosas de herejía. Se le prohibió predicar y fue encarcelado en Córdoba hasta que se demostró su inocencia.

Universidad de Baeza



De nuevo en Baeza declinó el ofrecimiento del arcedianato, así como el nombramiento episcopal ofrecido por Felipe II y decidió poner en práctica su deseo de viajar a Roma para obtener la bendición del papa e ir a predicar a tierras de infieles.



Al llegar a Valencia una larga tempestad le impidió embarcar rumbo a Italia, por lo que siguió camino hasta Barcelona. No obstante, nuevas tempestades (en tres días diferentes) volvieron a impedirle que se embarcara allí, de modo que interpretó el hecho como un signo de la voluntad divina para que permaneciera en la península. Predicó en Valencia, donde conoció a Juan de Ribera, Lluís Bertran y Nicolau Factor. Más tarde (1578) fijó su residencia en Barcelona, donde permaneció hasta su muerte.

Juan de Rivera



Luis Beltrán


A instancias del canónico Joan Vila (más tarde obispo de Vich) el Consejo de Ciento nombró a Pérez profesor de Sagrada Escritura de la Universidad de Barcelona, cargo que desempeñó hasta su muerte. 

Universidad de Barcelona



Vivía con doce compañeros retirado en la Torre Pallaresa (Santa Coloma de Gramanet), pequeña comunidad que mantenía con el sueldo de la cátedra y el dinero que obtenía de la venta de sus libros y opúsculos, además de las limosnas que recibía sobre todo a causa de sus muy populares sermones (merced a los cuales, especialmente los de Cuaresma, se hizo famoso) que destacaban tanto por la categoría oratoria de su autor como por su contenido teológico y su forma literaria: fue denominado Apóstol de Cataluña.



Torre Pallaresa (Santa Coloma de Gramanet)



Especialmente predicó para eliminar (sin éxito) los bailes, las comedias y el carnaval y sus máscaras, que consideraba inmorales y altamente perjudiciales.

Reformó la comunidad que servía en el Hospital de la Santa Cruz, substituyendo a los enfermeros laicos y franceses por catalanes que formaron una comunidad religiosa. 


En 1581 fundó un asilo de pobres que poco después se convirtió en la Casa de Misericordia de Barcelona —poniéndola bajo la protección del municipio— para asistir a los necesitados y educarlos, y que comenzó a funcionar en 1584. En la misma línea de asistencia social, reconstruyó la capilla de la prisión barcelonesa y creó una Pía Congregación de Caballeros que proveía el sostenimiento para los presos.

Entre las personas que lo eligieron como guía espiritual estuvo la venerable Ángela Serafina Prat, a quien aconsejó la fundación de las clarisas capuchinas.

Murió con fama de santidad el 28 de febrero de 1589. Su funeral fue una manifestación popular a la que asistieron el obispo, el virrey y las personalidades de la ciudad; fue sepultado en el convento de capuchinos de Montcalvari.

Convento de Montcalvari durante su asedio en 1714






 ALGUNAS DE SUS OBRAS MAS DESTACADAS










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