En este caso, nos vamos a centrar en un hecho ocurrido en la ciudad de Baeza el 25 de Julio de 1555 (día de Santiago Apostol) y que nos narra D. Alonso Fernández en su libro "Historia y anales de la devoción y milagros del Rosario: desde su origen".
En el desaparecido Convento de Santo Domingo existía una
imagen de la Virgen del Rosario. El
segundo día de Pascua del Espíritu Santo (3 de junio de 1555), Simón Ligero le
llevó un ramo grande con 85 azucenas y las depositó en manos de la virgen.
Aunque el ramo se secó a los 7 u 8 días de habérselas llevado a la virgen, éste
permaneció allí hasta el 25 de julio del mismo año, produciéndose un hecho
calificado como un hecho milagroso.
Uno de los muchos testigos fue D. Alfonso de Añaya, Corregidor de Baeza y
de Úbeda el cual atestigua que presenció como de aquel ramo que ya estaba seco,
brotaron nuevas azucenas, por lo que no tardaron en calificarlo con un hecho
inexplicable y milagroso, acudiendo toda la ciudad a ver esta maravilla,
creciendo así la devoción hacia esta imagen.
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