La Edad Media fue una
época prolífica para las apariciones de la Virgen María así como para diversas
manifestaciones sobrenaturales. El énfasis estaba puesto en la extensión de la
devoción y la construcción de capillas.
En la Edad Media hubo
muchas personas que tuvieron múltiples apariciones y como de costumbre sobre
todo gente humilde, lo que era más persuasivo para el resto.
“El que haya unos
hombres que se aparezcan después de morir es algo que resulta difícil de creer
para cristianos nutridos de la Biblia y de los Padres de la Iglesia. Para
ellos, y antes de que se asiente la noción de purgatorio, no existen más que
dos posibilidades para un difunto: va al infierno o va al paraíso. Enfrentada
al culto a los muertos, capital en el paganismo, la iglesia se ve obligada a
reaccionar y a imponer sus propias respuestas a las cuestiones referentes a los
estados post-mortem. Los dos teólogos que han desempeñado el papel más
importante en la historia de los fantasmas y los aparecidos han sido Tertuliano
y San Agustín”, plantea Claude Lecouteux en su indispensable “Fantasmas y
aparecidos en la Edad Media”.
Algunas de estas apariciones místicas se
produjeron en el llamado "Santuario" que estaba situado junto al
Alcázar de Baeza.
LA PUERTA DEL
LOBO
Una noche oscura del año
1550 se mostraron muchas luces en la puerta del Lobo (parte principal del
Santuario). Algunas personas que vieron aquellas luces vieron también cerca de
ellas un estandarte, un crucifijo, una cabeza coronada de espinas, rostro dolorido,
cuerpo llagado y vertiendo sangre.
Incrédulos y atónitos
quedaron aquellas personas que lo presenciaron, pero tras volver en sí,
certificaron de nuevo que aquel estandarte estaba suspendido en el aire , que
nada lo sostenía y que se hallaba apartado de la torre o sus murallas.
LA TORRE DE
MARIANTONIA
Sobre la Puerta de Jaén,
se levantaba una gran torre con una plaza de armas y dos reductos para la
escolta que hacía guardia en ella. Esta torre era la Torre de Mariantona
(Mariantonia).
Se nos relata que en el
exterior de esta torre se habían visto muchas luces y en su interior, no solo
luces sino "demostraciones" muy notables.
Una fue la que presenciaron bajando de nuestra Señora del Alcázar, Dña. Eugenia de Ximena y Dña. Juana Moreno. Estas pasaron cerca de esta torre entre las 10 y 11 de la mañana, del día 20 de agosto de 1625. Escucharon un ruido y volvieron sus ojos hacia la torre. Allí vieron como a una distancia de unos 500 pasos en la ventana que mira a las casas de Palacio una matrona de aspecto grave y hermoso, con los ojos fijos en el suelo y con vestidura de viuda.
Ambas en plan jocoso le dijeron que les dijera como había subido a la torre y que le repartiese sus riquezas, dado que se le veía viuda, a lo que aquella "imagen" no respondió.
No habiendo pasado
treinta pasos, encontraron a unos caballeros del Alcázar y le refirieron lo que
habían visto en aquella torre.
Estos mandaron traer una escalera y subieron personalmente a la torre para comprobar lo que aquellas baezanas les habían contado, pero no hallaron persona alguna en aquella torre. De echo, aquella torre estaba inabitable desde hacía mucho tiempo.
LA APARICION DE SAN
VICTOR
Francisco de Aranda,
vecino de Úbeda que en aquel momento se encontraba en Baeza cuando se comenzó a
descubrir el Santuario, en el cual trabajó durante 3 meses. Premió Dios esta
devoción dándole primero deseos de reliquias y después concediéndole las de San
Victor, Obispo de Baeza.
Al llegar la noche y después de haber trabajado en el Santuario, escuchó pasos y se volvió para ver quien le perseguía. Vió entonces a “una autorizada vestida de pontifical”, el rostro (aunque cano) colorido, barba larga y extendida por su pecho. A pesar de que podría haber sentido temor, lo que sintió fue consuelo interior.
Tras observarlo durante un cuarto de hora y sin dirigirle palabra alguna aquel rostro, es sorprendido Francisco de Aranda tapó con su mano aquel rostro y dijo: No soy digno de tan gran favor”, creyendo que se trataba de la imagen de San Víctor, Obispo de Baeza.
LA CUEVA Y EL
NIÑO
En el año 1634, Sor
Maria de Chirifto, monja de Santa Catalina aseguró ver una noche de abril en el
mirador del convento, doce formas vestidas de blanco con hachas encendidas en
las manos.
Tambien, en el mismo mes
y en el mismo año, Dña Catalina Salcedo, en compañía de Doña Melchora de Viedma
(su madre), ambas señoras principales de Baeza, fueron a visitar el Santuario
casi a media noche del Jueves Santo, saliendo ambas por la puerta del Conde, y
volviendo a mano derecha llegó a la primera torre, donde hincada de rodillas
hizo oración con el deseo de poder ver luces.
Según nos cuentan, Dios cumplió su petición, mostrándolas en la cueva que nos dio la Santa Cruz e imagen de nuestra Señora. Vio también dentro de la cueva a un niño en medio de dos luces, con vestido verde. Dña. Catalina dio algunas voces para que los vecinos también pudieran contemplarlo pero su madre se lo impidió, así que no hubo testigos que lo atestiguasen como en otros casos había sucedido.
Pasado unos días, madre
e hija volvieron al mismo lugar con Dña. Catalina de Raya y otras personas del
Alcázar y tras rezar a media noche, se volvió a aparecer la misma visión. Dña
Catalina de Raya pudo contemplar en el fondo de la cueva, una luz blanca en
forma de hostia sagrada.
Tres años mas tarde, en
1637 Don Alfonso de la Peñuela, caballero 24 de la Ciudad de Úbeda, estando en
Baeza, escuchó de Dña Catalina Salcedo (su mujer) estas demostraciones que
decían aparecer del Santuario de Baeza.
Deseoso de poder contemplar también el este echo milagroso, marchó acompañado de 10 o 12 personas al santuario en plena noche.
También pudieron ver al
igual que sucedió antes con su mujer, una cueva con unas luces, pero en esta
ocasión con la forma de la vía láctea, y en mayor número. Pero no sólo sucedió
esto, sino que pudieron ver como de lo mas sólido de la segunda torre, contando
de la puerta del Conde, comenzó a salir poco a poco una mano y un brazo humano,
hasta mostrarse del todo.
De estas apariciones
tuvo noticias D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, y que dichas apariciones se
dieron a lo largo de 4 años.
El Obispo escucho a los
testigos de habían visto aquellas luces y otra maravilla que habían sucedido en
Baeza y quedó tan maravillado que creó una comisión para su investigación y así
quedó reflejado:
“ D. Baltasar de Moscoso y Sandoval. Por cuanto ha venido a nuestra noticia que después de haber hecho por comisión nuestra, informaciones de luces, y de otras cosas, al parecer, maravillosas y sobrenaturales, que han visto en el sitio del Alcazar de esta ciudad de Baeza; y que después de haberse descubierto algunos huesos de cuerpos humanos, hornos y en ellos cenizas, carbones, hierros y cruces, con otras insignias e instrumentos de martirio, con que los fieles se han movido a particular devoción con los Gloriosos Santos Victor, Iufto, Abundio, Alexandro, i Mariano: el Primero Obispo y Martir, y los otros cuatro mártires, según más probable opinión, en esta dicha ciudad, y que todavía se continúan las Luces y apariciones maravillosas, quedando por cavar gran parte del dicho sitio, donde se tiene por sin duda, hay otros hornos, y en ellos otros cuerpos, y para que de las dichas luces, y apariciones maravillosas le haga probanza, y averiguación, y conste en todo tiempo la verdad,y asimismo para que se continúe en la Cava comenzada, y se descubran los cuerpos, cenizas e instrumentos de martirio, que, se entiende, haber en dicho sitio, y para que , lo que fuere parecido, lo guarde en lugar seguro, y decente, hasta que se determine, lo que se hubiere de hacer, conforme a las disposiciones del derecho, del santo Concilio de Trento, Breves i Decreto Apostolicos: y porque así nos lo ha pedido con santo celo, piedad cristiana, la misma Ciudad de Baeza: Por la presente damos comisión, i nuestras veces al Licenciado Pedro de Medina Soriano, N. Vicaro en esta ciudad, i su Arcipreztazgo; para que proceda a la averiguación e informaciones de Todo, lo que hasta ahora hubiere sucedido, y adelante sucediere; y así en cuanto a las luces, y fuegos, como de otras maravillosas apariciones, de cualquier calidad, que sean, y para continuar la cava comezada en dicho sitio. Y los huesos y fábricas de cuerpos humanos, cenizas y otros instrumentos e insignas de martirio, que se hallaren, los pondra, como dicho es, en custodia y guarda, en parte decente, como mas juzgare convenir. Todo lo cual remitimos a su prudencia, in disposición con que para todo lo que se hubiera de hacer en orden a lo contenido en esta nuestra comisión, se acompañe con el Doctor Mateo de Ribas Olalla, Canónigo de Escritura de Nuestra Iglesia de Jaén, residente en esta de Baeza, y con el P.Iubilado F. Manuel Tamayo, Provincial de Granada, y con el P. Francisco Luis de Sandoval, y con el P. Francisco de Bilches de la Compañía de Jesús, y con el Doctor Don Pedro Serrano, Catedrático de Prima de esta Universidad, y prior de la parroquial de San Juan, y asimismo con el doctor Mateo Lopez Remon, prior de la Parroquial de San Andres, y Catedrático de Visperas. Y en caso que no puedan juntarse todos, o la mayor parte, por lo menos, se acompañe con dos de los sobredichos; que para todo le damos comisión bastante, como dicho es, y le cometemos nuestra veces, según que de derecho, y para este efecto, es necesario, con potestad de ligar y absolver."
Dada en Baeza, a 19 de
junio de 1637.
Fuente: Santos y
Santuario del Obispado de Jaen y Baeza
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