Las plazas del Mercado
o del Cañuelo y de la Leña, formaban un amplio espacio abierto entre la vieja
ciudad intramuros y los arrabales extendidos hacia el Norte, pertenecientes a
la collación del Salvador.
Forma oblonga |
La primera, de forma
oblonga fue un emplazamiento destinado para juego de toros y cañas, así como
para el paseo, concebida así como una auténtica plaza mayor.
De estructura irregular, estaba rodeada de soportales con sus casas tienda: la fuente del Cañuelo (hoy fuente de la Estrella), dividía este espacio de la plaza de la Leña, encrucijada y punto de unión de las principales calles que se ordenaron: las de San Francisco, San Pablo y las Barreras.
De estructura irregular, estaba rodeada de soportales con sus casas tienda: la fuente del Cañuelo (hoy fuente de la Estrella), dividía este espacio de la plaza de la Leña, encrucijada y punto de unión de las principales calles que se ordenaron: las de San Francisco, San Pablo y las Barreras.
Confluencia de las Calles San Pablo (enfrente), San Francisco (izquierda) y las Barreras (derecha) |
Se trata pues, de dos
espacios diferentes, pero complementarios por la continuidad de sus
estructuras, por lo que resulta aconsejable analizarlas conjuntamente.
El origen histórico de
la plaza del Mercado puede remontarse a la época de la dominación musulmana,
según Javier Aguirre Sábada, basándose en el análisis toponímico de la vecina torre
de los Aliatares o Altares, como referente al mercado de los “alatares”, donde
estaban los perfumistas o drogueros, desechando la popular aceptación de la
misma como perteneciente a la supuesta tribu árabe de los Aliatares.
Sin embargo la
conformación actual de la plaza, deriva de las postrimerías del siglo XV y principios
del XVI, respondiendo al fuerte crecimiento poblacional de aquella época.
El Concejo de Baeza
tuvo que actuar en varias ocasiones con firmeza para evitar la apropiación
indebida y desordenada de los terrenos existentes en los arrabales. Hacia 1504
ya existían varias causas judiciales contra diferentes vecinos que habían construido,
con licencia o sin ella, casas en los arrabales.
(Un arrabal (del árabe
hispánico arrabáḍ, y este del árabe
clásico rabaḍ) es una agrupación
orgánica (sin planeamiento urbanístico previo) de viviendas y comercios,
normalmente asociado a clases bajas.)
Toda aquella zona se
conformó como Plaza, aprovechando la vaguada natural que bajaba por la calle de
San Pablo hacia el Camino Real de Jaén, junto a la Puerta del Cañuelo (ya
desaparecida) y la Torre albarrana de los Aliatares o Altares.
Torre de los Aliatares |
En esta plaza se concentraron
a principios del siglo XVI las principales actividades artesanales de la
ciudad, en especial las industrias de los tintes, cuyos productos eran muy
apreciados en toda España, según Pedro de Medina.
Libro de la Verdad de Pedro de Medina |
En 1531 don Carlos I dio
licencia a la ciudad para que los tintoreros usasen el remanente de la fuente
del Cañuelo en sus establecimientos, a cambio de un censo de 50.000 maravedís
aplicados a sus eventuales reparaciones.
El concejo de Baeza,
también tuvo que controlar el asentamiento de mercaderes y tenderos, hasta el
punto que aún hoy día perduran los orígenes gremiales en la denominación de los
soportales del actual Paseo: Portales Tundidores, Portales Zapatería
(Zapateros), Portales Carbonería (Carboneros) y Portales Alhondiga (panaderos).
Portales Tundidores en la actualidad |
Portales Zapatería en la actualidad |
Portales Carbonería en la actualidad |
Portales Alhóndiga en la actualidad |
La importancia que le dio
el Concejo de Baeza para que todos los comercios se mantuvieran cercanos, que
en 1524 con siguió una facultad real para que el corregidor ordenase a los “especieros,
zapateros y tenderos” mantuviesen sus “tiendas y mercaderías” en la plaza,
mercado y calles donde antiguamente solían estar, en lugar de repartirse por
los arrabales de la ciudad". Así también favorecía al Concejo el cobro de las
rentas de alcabalas y otros impuestos de la época.
La mayor parte de los
solares y casas de la plaza del Mercado estuvieron en manos de vecinos
particulares, muchos de ellos pertenecientes a sectores privilegiados del clero
y de la nobleza local, y explotados en régimen rentista.
Las funciones
mercantiles y artesanales de aquella zona, darían lugar a inmuebles alargados,
con una tienda y portal o voladizo hacia la plaza, taller en la parte trasera y
vivienda en los pisos superiores.
También el Concejo
disfrutaría de la posesión de terrenos, sobre todo aprovechando solares de
realengo a lo largo de la línea de las murallas, donde se construyeron a lo
largo del siglo XVI los Pósitos Viejo y
Nuevo, y la Alhóndiga Zaída.
En los soportales de
antiguo, se ubicaban los “puestos de los feriantes” que les servían de preciso
abrigo y cobijo, dado que las ferias anuales del Mercado tenían lugar entre el
30 de noviembre (San Andrés) y el 15 de diciembre.
Antiguamente, la plaza
en su tránsito hubo un pórtico angulado y avanillado con sus puertas, otros
portales de la línea de la plaza con altares y el enterramiento de la obra pía
de los Niños Expósitos: nada de esto existía a mediados del siglo XVIII.
Fotografía de la plaza de la leña a principios de siglo |
Como hemos dicho
anteriormente, a mediados del siglo XVI la plaza del Mercado servía para la
celebración de fiestas de toros y cañas, y el levantamiento del Pendón en las
proclamaciones reales. Rodeada estaba de casas y desde sus ventanas “altas” se
podía ver tales espectáculos.
Fuentes:
(Fin de la primera parte)
Fuentes:
Patrimonio Arquitectónico y Urbano en Baeza. Siglos XV al
XVIII. Autor José Policarpo Cruz Cabrera
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