Durante la Edad Media
se produjeron avistamientos de extraños fenómenos en los cielos porque no
tuvieron difusión porque los sucesos se difundían con dificultad por la falta
de medios de comunicación pero han quedado las huellas en muchas
representaciones artísticas pero camufladas la mayoría de veces como
apariciones celestiales o demoníacas.
En la alta Edad Media
se registran apariciones en el cielo y vemos como los testigos son en ocasiones
conturbados por sus propios vecinos ya que nadie podía imaginar en esa época
que podían existir naves voladoras ni que en su interior viajen seres.
En muchos casos esos
fenómenos extraños eran catalogados como cosas del demonio y son los religiosos
los encargados de exorcizar una realidad manipulada por la presencia de objetos
venidos del futuro y de cualquier otro lugar, que tan solo en la actualidad
comenzamos a analizar en su significado.
La historia de Baeza, principalmente durante los siglos XVI y XVII, está llena de situaciones propias del programa televisivo de "Cuarto Milenio", donde abundaban apariciones místicas o sobrenaturales, en tal cantidad, que incluso los responsables eclesiásticos de la época llegaron a investigar dichos sucesos.
Sean ciertas o no aquellas apariciones, forman parte también de las leyendas o mitos de la ciudad de Baeza.
He querido narrar algunas de aquellas apariciones que se nos relatan y quedan en la interpretación del lector, si pueden ser creíbles o no, si pueden ser atribuídos a hechos milagrosos, a la aparición de ovnis en los cielos de Baeza, o sencillamente fueron meras "interpretaciones" de quienes presenciaron dichos acontecimientos.
LA PLAZA DEL MERCADO
A las 8 de la tarde del día 14 de febrero de 1629, Don Andres de Navarrete y Gregorio Pérez, naturales de Baeza, pasando por la plaza mayor (Mercado), vieron en el aire tres luces, una mayor que las otras.
Mirando hacia el cielo pudieron contemplar una Cruz resplandeciente cuyo árbol, como de tres varas de ancho, nacía del Alcázar y se extendía por toda la ciudad.
Mirando hacia el cielo pudieron contemplar una Cruz resplandeciente cuyo árbol, como de tres varas de ancho, nacía del Alcázar y se extendía por toda la ciudad.
No dudaron en sacar de sus casas a algunos vecinos de Baeza para que también lo pudieran contemplar y todos cuantos salieron, pudieron contemplarlo por tiempo de media hora.
Después cayeron en la cuenta que aquel día se celebraba el día de San Iufto, Obispo de Baeza y San Abundio, ambos mártires.
Dña. Melchora del Castillo, vecina de Baeza, viviendo en las Peñuelas, Parroquia del Salvador, subió a un terrado de su casa para rezar al Santuario que había en la villa de Baeza y observó también innumerables luces. Según nos cuenta, se movían a compas y como en procesión bien ordenada, semejante a un caso sucedido en Ubeda el Jueves Santo de aquel mismo año.
Al día siguiente por la mañana, volvió a aquel mismo lugar para ver si existía “algo” que hubiera podido provocar esas luces, sin poder hallar nada que lo hubiera producido.
Fuente: Santos y Santuario del Obispado de Jaen y Baeza
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