El pendón de San Isidoro o pendón de Baeza es un emblema vexilológico
del tercer cuarto del siglo XIV que muestra a Isidoro de Sevilla como
caballero guerrero, reflejando una leyenda consolidada a finales del
siglo XIII sobre la toma de Baeza en una batalla que habría ayudado a
ganar el santo letrado en 1147. Se halla bajo estrictas medidas de
conservación y seguridad en el Museo de
la Real Colegiata Basílica de San Isidoro, en León. Actualmente el
pendón es considerado reliquia nacional, habiéndosele concedido honores
de Capitán General y alférez perpetuo en la persona del Jefe del Estado
español: Juan Carlos I.
LEYENDA
El pendón refleja una
leyenda de finales del siglo XIII que relata cómo en el verano de 1147,
cuando las tropas de Alfonso VII avanzaban hacia Almería, se vieron
frenadas por la resistencia musulmana en la ciudad de Baeza. El ejército
cristiano preparó un cerco militar en torno a la ciudad con el fin de
conquistarla, pero la resistencia musulmana desbarató las expectativas
de Alfonso VII, hasta el punto de que las huestes leonesas consideraron
levantar el cerco a la ciudad. En ese momento, cuenta la leyenda que San
Isidoro intervino en apoyo de los cristianos, y de esta forma el
emperador acabó entrando triunfante en Baeza el 25 de julio, día de
Santiago
ALFONSO VII |
Durante los años de
reconquista del Al-Andalus, era frecuente entre los Cristianos enconmendarse a
Patronos que les ayudaran a salir del cautiverio de los moros y ejemplo de
ellos lo encontramos en toda la geografía española: En Jaén capital a Santa Catalina,
en Baeza a San Isidoro, en Arzobispo de Sevilla a San Andrés Apóstol, en Borja
a San Francisco y a San Miguel en Úbeda.
Según el Padre Bilches en su capítulo XXXVI (Patronato de San Isidoro Doctor de las
Españas en Baeza), Baeza reconoce a su primer Patron a San Isidoro Arzobispo de
Sevilla, Doctor de las Españas y lugarteniente del Apóstol Santiago, en
reconocimiento de la milagrosa reconquista de la ciudad, que obró Dios por
medio de este Santo.
El Rey castellano
entro en Andalucía acompañado de don Garcia Rey de Navarra y don Sancho hijo
del mismo don Alfonso, junto a muchos Prelados y señores de los reinos. Llegó a Baeza plaza inexpugnable, como
describió don Fray Prudencio de Sandoval, “llave de la provincia”. Pusieron
cerco a la ciudad por el mes de mayo y como los moros era superiores en fuerzas
militares, pensaron romper su cerco a la ciudad de Baeza por parte de los
cristianos.
Cuenta la leyenda que
Don Alfonso tuvo una visión aquel día, pues tenía dudas sobre sobre su victoria
sobre la ciudad de Baeza. Escuchó una voz grave que le decía…¿Por qué dudas? No
hay causa imposible para Dios. Ves esa multitud de infieles que te cercan, sin
duda desvanecerán mañana. Yo soy diputado por la divina Magestad para guarda tuya,
y de todos aquellos que tengan fé. A esto le contestó: “O padre santísimo, ¿quien
sois vos, que tales cosas me decís?. Yo soy San Isidoro (le contestó), sucesor
del Apostol Santiago y su lugarteniente en la protección de España.
Terminada de oir
aquellas voces que le hablaban, decidió reunir a los grandes y señores
eclesiásticos que le acompañaban partícipándoles aquella revelación. No cabían
de gozo y esa misma noche, decidieron conformar una Hermandad o Cofradía en
honor de San Isidoro, teniéndolo así como Patrón para sus batallas contra los
moros.
Tan grande fue aquella
revelación, que el rey y los grandes de Castilla decidieron entrar en batalla
al día siguiente al salir el sol.
Estando recogiendo las
tiendas de campaña, se produjo la segunda aparición del Santo, y con rostro
alegre dijo estas palabras: “ La hermandad que has instituido, yo la recibo en
protección, y a los que la guardasen asistiré siempre. Esfuerzate pues y pelea,
yo seré guía de tu ejército y pondré a tu poder esta ciudad”
Con estas palabras el
rey ganó confianza para la contienda contra los moros de Baeza, mandando a sus
capitanes dispusieran sus ejércitos para la batalla.
Subió el rey a lomos
de su caballo y dirigiéndose a sus tropas, prometió la victoria en nombre de
San Isidoro, su Patrón.
A su señal,
combatieron contra los moros. Los moros
contaban con un mayor número de tropas para combatir a los cristianos, pero
éstos contaban con el fervor que les había infundido su rey con sus
revelaciones de San Isidoro, llenando el campo de batalla con gran cantidad de
muertos moros que asustados por tal fervor, decidieron huir para salvar sus
vidas.
Aquel mismo día el rey
entró en Baeza con parte de su ejército, dando gracias al Señor por tal
victoria.
Pedro de la Vecilla
describe el milagro asi:
Ved efte Rey Alfonfo,
que teniendo
Sitiada a Baeza, muy
turbado
Eftará multitud
barbara viendo,
Que el paffo, y las
efpadas le han ganado:
Y el real tan Itidro,
que queriendo
Moftrar, que en tal
razón no le ha olvidado,
Aparecelle, y
protetelle vfano,
Que le ha dar vavor
con faera mano.
Mira que Alfonfo
terciara su lanca,
E inueftira a los
Moros apiñados,
Y elos a el con
barbara pujanza,
Y andar unos y otros
denodados:
Veis qual ira el
Patron dando eiperanca
A los Chriftianos, y
por los airados
Moros rompe a cauallo,
y desbarata,
Paffia, derriba,
efpanta, hiere y mata.
Refplandecerá el
roftro, y los veftidos
En lugar de la túnica azerada,
Como aquí veis, y
dexará vencidos
A los fobervios Moros
con la efpada:
Y fiendo infinidad
dellos perdidos,
Y la tierra de muertos
ocupada,
La dudora victoria ira
ganando,
Quedando de Baeza el
Rey triunfando,
Y por memoria de la
hazaña honrofa
Vendran a inftituir la
Cofradía
De fan Ifdro, y luego
con curiofa
Obra, como el Patrón
refplandecia
Al tiempo que le
habló, y vino a ayudarlo:
En vn rico pendon hará
pintallo.
Después de restaurar
la fe católica en Baeza, el rey dio por blasón una cruz arzobispal, símbolo de
San Isidoro Arzobispo de Sevilla, como se muestra hoy en las armas de Baeza.
También mandó bordar un Pendón en honor a San Isidoro en la misma forma que fue
visto por el ejercito cristiano durante la batalla, y en la orla puso muchos
castillos y leones, y por remate una cruz de dos trozos. Simbolos notables bien
conocidos: la dignidad arzobispal del Santo y el León representativo de sus
reinos.
Con este Pendón
prosiguió con sus conquistas en tierras de Andalucía, volviendo triunfante a
León, donde en cumplimiento de sus votos hizo consagrar la Iglesia de San
Isidro con asistencia de todos los Prelados y Señores de su reino.
Como reconocimiento a los 865 años de «fidelidad» el alcalde de Baeza, Leocadio Marín, impuso a la Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, más conocida como Pendón de Baeza, la medalla de oro. «Se trata de reconocer la fidelidad a un hecho, la conquista, y a un nombre, Baeza», explicó la Cofradía.
Además, se descubrió un monolito, «hermano del que luce en la plaza de San Isidoro» e inauguraron una avenida que llevará el nombre de ‘Avenida Reino de León’.
Fuentes: Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza