domingo, 3 de enero de 2016

PENDON DE SAN ISIDRO DE BAEZA



EL PENDÓN DE SAN ISIDORO O PENDON DE BAEZA



El pendón de San Isidoro o pendón de Baeza es un emblema vexilológico del tercer cuarto del siglo XIV que muestra a Isidoro de Sevilla como caballero guerrero, reflejando una leyenda consolidada a finales del siglo XIII sobre la toma de Baeza en una batalla que habría ayudado a ganar el santo letrado en 1147. Se halla bajo estrictas medidas de conservación y seguridad en el Museo de la Real Colegiata Basílica de San Isidoro, en León. Actualmente el pendón es considerado reliquia nacional, habiéndosele concedido honores de Capitán General y alférez perpetuo en la persona del Jefe del Estado español: Juan Carlos I.

LEYENDA


El pendón refleja una leyenda de finales del siglo XIII que relata cómo en el verano de 1147, cuando las tropas de Alfonso VII avanzaban hacia Almería, se vieron frenadas por la resistencia musulmana en la ciudad de Baeza. El ejército cristiano preparó un cerco militar en torno a la ciudad con el fin de conquistarla, pero la resistencia musulmana desbarató las expectativas de Alfonso VII, hasta el punto de que las huestes leonesas consideraron levantar el cerco a la ciudad. En ese momento, cuenta la leyenda que San Isidoro intervino en apoyo de los cristianos, y de esta forma el emperador acabó entrando triunfante en Baeza el 25 de julio, día de Santiago


ALFONSO VII
Durante los años de reconquista del Al-Andalus, era frecuente entre los Cristianos enconmendarse a Patronos que les ayudaran a salir del cautiverio de los moros y ejemplo de ellos lo encontramos en toda la geografía española: En Jaén capital a Santa Catalina, en Baeza a San Isidoro, en Arzobispo de Sevilla a San Andrés Apóstol, en Borja a San Francisco y a San Miguel en Úbeda.

Según el Padre Bilches en su capítulo XXXVI (Patronato de San Isidoro Doctor de las Españas en Baeza), Baeza reconoce a su primer Patron a San Isidoro Arzobispo de Sevilla, Doctor de las Españas y lugarteniente del Apóstol Santiago, en reconocimiento de la milagrosa reconquista de la ciudad, que obró Dios por medio de este Santo.

El Rey castellano entro en Andalucía acompañado de don Garcia Rey de Navarra y don Sancho hijo del mismo don Alfonso, junto a muchos Prelados y señores de los reinos.  Llegó a Baeza plaza inexpugnable, como describió don Fray Prudencio de Sandoval, “llave de la provincia”. Pusieron cerco a la ciudad por el mes de mayo y como los moros era superiores en fuerzas militares, pensaron romper su cerco a la ciudad de Baeza por parte de los cristianos.

Cuenta la leyenda que Don Alfonso tuvo una visión aquel día, pues tenía dudas sobre sobre su victoria sobre la ciudad de Baeza. Escuchó una voz grave que le decía…¿Por qué dudas? No hay causa imposible para Dios. Ves esa multitud de infieles que te cercan, sin duda desvanecerán mañana. Yo soy diputado por la divina Magestad para guarda tuya, y de todos aquellos que tengan fé. A esto le contestó: “O padre santísimo, ¿quien sois vos, que tales cosas me decís?. Yo soy San Isidoro (le contestó), sucesor del Apostol Santiago y su lugarteniente en la protección de España.

Terminada de oir aquellas voces que le hablaban, decidió reunir a los grandes y señores eclesiásticos que le acompañaban partícipándoles aquella revelación. No cabían de gozo y esa misma noche, decidieron conformar una Hermandad o Cofradía en honor de San Isidoro, teniéndolo así como Patrón para sus batallas contra los moros.

Tan grande fue aquella revelación, que el rey y los grandes de Castilla decidieron entrar en batalla al día siguiente al salir el sol.

Estando recogiendo las tiendas de campaña, se produjo la segunda aparición del Santo, y con rostro alegre dijo estas palabras: “ La hermandad que has instituido, yo la recibo en protección, y a los que la guardasen asistiré siempre. Esfuerzate pues y pelea, yo seré guía de tu ejército y pondré a tu poder esta ciudad”

Con estas palabras el rey ganó confianza para la contienda contra los moros de Baeza, mandando a sus capitanes dispusieran sus ejércitos para la batalla.
Subió el rey a lomos de su caballo y dirigiéndose a sus tropas, prometió la victoria en nombre de San Isidoro, su Patrón.

A su señal, combatieron contra los moros.  Los moros contaban con un mayor número de tropas para combatir a los cristianos, pero éstos contaban con el fervor que les había infundido su rey con sus revelaciones de San Isidoro, llenando el campo de batalla con gran cantidad de muertos moros que asustados por tal fervor, decidieron huir para salvar sus vidas.
Aquel mismo día el rey entró en Baeza con parte de su ejército, dando gracias al Señor por tal victoria.

Pedro de la Vecilla describe el milagro asi:
Ved efte Rey Alfonfo, que teniendo
Sitiada a Baeza, muy turbado
Eftará multitud barbara viendo,
Que el paffo, y las efpadas le han ganado:
Y el real tan Itidro, que queriendo
Moftrar, que en tal razón no le ha olvidado,
Aparecelle, y protetelle vfano,
Que le ha dar vavor con faera mano.

Mira que Alfonfo terciara su lanca,
E inueftira a los Moros apiñados,
Y elos a el con barbara pujanza,
Y andar unos y otros denodados:
Veis qual ira el Patron dando eiperanca
A los Chriftianos, y por los airados
Moros rompe a cauallo, y desbarata,
Paffia, derriba, efpanta, hiere y mata.

Refplandecerá el roftro, y los veftidos
En lugar de la túnica azerada,
Como aquí veis, y dexará vencidos
A los fobervios Moros con la efpada:
Y fiendo infinidad dellos perdidos,
Y la tierra de muertos ocupada,
La dudora victoria ira ganando,
Quedando de Baeza el Rey triunfando,
Y por memoria de la hazaña honrofa
Vendran a inftituir la Cofradía
De fan Ifdro, y luego con curiofa
Obra, como el Patrón refplandecia
Al tiempo que le habló, y vino a ayudarlo:
En vn rico pendon hará pintallo.





Después de restaurar la fe católica en Baeza, el rey dio por blasón una cruz arzobispal, símbolo de San Isidoro Arzobispo de Sevilla, como se muestra hoy en las armas de Baeza. También mandó bordar un Pendón en honor a San Isidoro en la misma forma que fue visto por el ejercito cristiano durante la batalla, y en la orla puso muchos castillos y leones, y por remate una cruz de dos trozos. Simbolos notables bien conocidos: la dignidad arzobispal del Santo y el León representativo de sus reinos.






Con este Pendón prosiguió con sus conquistas en tierras de Andalucía, volviendo triunfante a León, donde en cumplimiento de sus votos hizo consagrar la Iglesia de San Isidro con asistencia de todos los Prelados y Señores de su reino.







Como reconocimiento a los 865 años de «fidelidad» el alcalde de Baeza, Leocadio Marín, impuso a la Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, más conocida como Pendón de Baeza, la medalla de oro. «Se trata de reconocer la fidelidad a un hecho, la conquista, y a un nombre, Baeza», explicó la Cofradía.
Además, se descubrió un monolito, «hermano del que luce en la plaza de San Isidoro» e inauguraron una avenida que llevará el nombre de ‘Avenida Reino de León’.









Fuentes: Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza

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