La
actual fuente de la Estrella viene a sustituir a otra fuente histórica que ya
era nombrada
en las Ordenanzas de la ciudad, de 1524, como fuente y pilar del Mercado, si bien el
apelativo más usado fue el de fuente del Cañuelo, por la cercanía de la desaparecida
puerta del Cañuelo, que existió hasta 1711 en la entrada de la actual calle Compañía.
Se abastecía del sistema de captación de la mina del Moro, sus remanentes pasaban luego a la fuente de los Leones y a
la desaparecida
de los Bodegones. Fue reformada a finales del siglo XVI y de nuevo tuvo que ser
reparada en 1613, 1639, 1647, 1675 y 1714.
En 1611
se colocó junto a la fuente una cruz, a instancias de la hermandad mariana de
Nuestra
señora de la Anunciata, con sede en el cercano colegio de Santiago, de la
compañía
de Jesús, la cual se conserva hoy en uno de los patios del Cementerio Municipal.
En 1677, el padre Francisco de Torres la describió como un pilar capacísimo, con
andenes para asientos y cuatro caños rematados en un pedestal con la citada
cruz, añadiendo
que en otros tiempos estuvo ubicada más arriba y luego se pasó a la zona superior
del mercado para su adorno: de ser cierto podemos suponer que en su origen estaría
más cerca de la citada puerta del Cañuelo, dado que en la España bajomedieval era
habitual la asociación entre fuentes y puertas, para que las cabalgaduras no
saciaran su sed
intramuros.
Sea
como fuere, en 1726 se transformó sustancialmente la fuente del Cañuelo, al
crearse a su
alrededor un recinto murado, conocido como el jardín de las Damas y construir
un
abrevadero
fuera de dicho espacio ajardinado, para que no entrasen en él los animales
de
labranza. En un memorial de 1789 y en el Diccionario de Madoz, de 1843, se
alude al
citado
jardín, una fuente de mármol blanco y negro con un elevado saltadero en su centro
y otra de cuatro caños de bronce que vertían en un gran pilar de 26 varas de largo
por 8 de ancho.
Ambas
fuentes dieron paso a la actual fuente de la Estrella a raíz de un proyecto de
remodelación
de todo el ámbito de la plaza del Mercado, para convertirlo en paseo
ajardinado
moderno, aumentando el espacio del ya casi arruinado jardín de las Damas,
que
además no se ajustaba a la concurrencia de forasteros y al gusto y adelantos de
la
época
presente.
Foto actual |
Lo que desconocemos es si el proyecto de la fuente de la Estrella se concibió
también en 1864 o si, por el contrario, fue fruto de la conmemoración de la Revolución Gloriosa de 1868, que destronó a Isabel
II, fecha que campea en uno de sus lados
Esta peculiar disposición ha dado pie a diferentes interpretaciones, como símbolo de la
eternidad con que se miró aquel corto periodo revolucionario de la Septembrina de 1868,
(Luz de Ulierte Vázquez) o, también, como monumento de carácter masónico que resume, por historia y tradición, hechos concernientes a sociedades secretas, pronunciamientos y sublevaciones (Rafael Rodríguez-Moñino Soriano).
eternidad con que se miró aquel corto periodo revolucionario de la Septembrina de 1868,
(Luz de Ulierte Vázquez) o, también, como monumento de carácter masónico que resume, por historia y tradición, hechos concernientes a sociedades secretas, pronunciamientos y sublevaciones (Rafael Rodríguez-Moñino Soriano).
Sea como fuere, tampoco puede olvidarse que el obelisco era un símbolo perfectamente asumido por la estética neoclásica y que autores como Antonio Ponz, en Viaje de España (1971), aconsejaban colocar algún tipo de pirámide en las plazas mayores, en honor del
Monarca. La estrella, en cambio, sí parece tener tintes claramente masónicos, habida la
fuerza que esta asociación llegó a tener en tierras giennenses.
Monarca. La estrella, en cambio, sí parece tener tintes claramente masónicos, habida la
fuerza que esta asociación llegó a tener en tierras giennenses.
Unas figuras que llaman nuestra atención son los "delfines mitológicos" que adornan la Fuente de la Estrella.
Los delfines han sido vistos por los seres humanos como
criaturas mágicas durante miles de años.
La primera cultura que parece haber tenido mitología
asociada con el delfín fue la minoica, un pueblo marinero en el Mediterráneo.
Dejaron pocos documentos escritos, pero sí muy bellos murales en las paredes de
sus palacios que mostraban la importancia de los delfines en su mitología.
Debido a que eran fuertemente asociados por los griegos con
Poseidón, más tarde esto explicaría por qué el dios del mar se representaba
tantas veces rodeado de delfines o montado sobre ellos. En un mito sobre
Poseidón, delfines mensajeros fueron enviados para traerle una ninfa que él
amaba, con la que se casó más tarde. Como recompensa el dios puso el delfín en
el cielo como una constelación y fue acompañado constantemente por ellos, entre
otras criaturas marinas.
El delfín se
convirtió en un símbolo de amistad, la buena suerte y la inteligencia para la
muchas culturas, especialmente para la cultura Celta.
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