lunes, 25 de enero de 2016

CASAS CONSISTORIALES ALTAS


Foto Antigua



En el solar que ocupa actualmente, tuvo casa D.Gil Bayle y Cabrera, caballero principal de Baeza y señor de las cuevas de Espelunca.

 El 20 de febrero de 1274 cuando Alfonso X se lo entregó a la ciudad de Baeza, la Orden de Calatrava se ocupó de la fortaleza. En 1292 Sancho IV se lo entregó al juez de Baeza D. Gil Bayle de Cabrera con las tierras que ocupaban los valles de los ríos Guadalimar y Guadalén. 





Obtuvo el título de Señor de las Cuevas de Espeluca, cuyo significado, según algunos historiadores es "tierra entre los ríos Guadalimar y Guadalén". D. Gil, orgulloso de sus posesiones llegó a grabar en la puerta del castillo: "De río a río todo es mío. Esta es la tierra de Gil de Bayle, que no morirá de sed, de frío, ni de hambre"

Cuenta la leyenda que un nieto de D. Gil se enamoró de una bella doncella y como no la pudo conseguir, la raptó y llevó al castillo. Siendo despreciado por Magdalena (la doncella), la encerró en un calabozo. Un día salió de cacería, alejándose de sus acompañantes siguiendo a un jabalí y fue atacado por el padre, hermanos y amante de la doncella, quienes lo arrojaron a un profundo barranco donde -paradojas de la vida- murió de sed, frío y hambre.

Escudo de Baeza: En campo de plata, una cabra de sable; bordura cosida de plata, imitando, con sus perfiles, riscos y peñas, en alusión, sin duda, a la desgraciada muerte de Gil Bayle de Cabrera, caballero de dicha rama.






También existe otra leyenda que habla de lo mismo pero con una verisón diferente de lo sucedido:


Cuenta la leyenda que un poderoso rey moro tenía una gran pena que le abatía, su corazón era preso de una bella joven que vivía con sus padres y hermanos cuidando de su rebaño. Por ser de religión diferente no querían saber nada. Paseaba con su caballo orgulloso, mientras entonaba un verso. De río a río, Todo es mío, Y nunca moriré, De hambre, de sed y de frío.
Pero el amor que sentía por aquella joven, el corazón le oprimía y, cautivo de sus sentimientos, abusó del poder que sus riquezas ofrecían. Un día acechó a la pastora, que iba al río a lavar, la cogió y la llevó entre gritos y alaridos, y sin piedad ninguna, hasta su castillo. El padre y el hermano de la muchacha, al enterarse, sólo vivían al rey moro, que seguía paseando por sus tierras confiado. Un buen día, al rey moro lo atraparon, encerrándolo en una piedra hueca de la que nunca saldría. Allí murió el rey moro, por su orgullo castigado, de aquello que presumía de sus riscas asomado. Aún se oyen los ecos de los versos entonados: De río a río,todo es mío, de sed y de hambre, y de frío.

Sea cierta o no la leyenda, lo que si puedo confirmar es que aquella zona esta plagada de minados que con posterioridad a la época narrada, fueron utilizados por las casas cueva existentes en aquel lugar. (a unos 1.000 metros de la Fortaleza.)


Vista panorámica desde el asentamiento de la Fortaleza

Pantano del Giribaile desde la Fortaleza

Restos de la Fotaleza





Restos de la Fortaleza





Entrada a uno de los varios minados que existen



Algunos de estos minados estan llenos de agua y según los lugareños de la zona, éstos pueden ser muy profundos




Las Casas Consistoriales Altas es sin duda uno de los edificios de más solera de la ciudad. Carecía el Consejo de asiento fijo para sus reuniones.


Imagen actual




A finales del siglo XV o comienzos del XVI, la casa solariega de los Cabrera (Palacio de los Cabrera) fue cedida al Concejo para que instalase su casa Ayuntamiento, efectuándose el traslado sin más reformas. Pero en 1511 hay una petición de recursos, pues las casas de Cabildo «estaban mal reparadas y para se caer». Inmediatamente se emprendió la reforma del antiguo edificio, o sea, el espacio de fachada comprendido entre las dos torrecillas ornamentales a partir del rincón (que en esta época no era rincón sino calle, pues aún no se había hecho la última ampliación de la Catedral). 




En esta primera parte se abre la puerta, gótica de grandes dovelas, enmarcada por la imposta y dos molduras verticales que llegan hasta el suelo. 




En el segundo cuerpo hay dos bellas ventanas igualmente góticas, ajimezadas, con guarnición vegetal; entre ellas, enmarcadas, las armas de doña Juana la Loca y de don Felipe el Hermoso.

En los extremos, también enmarcados, dos escudos de la ciudad.

Escudo de Armas de Juana la Loca y de don Felipe el Hermoso



Ventana Gótica ajimezadas












 

 En 1526 se termina la ampliación del edificio con un cuerpo mas elevado al que se le añade una torrecilla más que arranca de una linda ménsula con cinco cabezas.








 y, una ventana gótica sin antepecho, rodeada por los escudos del Emperador Carlos V, de la ciudad y del Corregidor Alvaro de Lugo,composición heráldica que se repite a lo largo del siglo XVI en los edificios públicos baezanos.

 
Ventana Gótica



Escudo de Baeza

Escudo del corregidor

Escudo de Carlos V



 En la fachada norte, un solo hueco rectangular enmarcado por columnas torsas con pináculos y un tímido frontón con estrías curvas en su tímpano; otra vez el escudo imperial y dos más de Baeza.









Aún se ve en la parte superior de la fachada las anillas que, al menos desde 1714, servían para sostener el toldo que se colocaba el día del Corpus.

El vestíbulo se halla cubierto por una buena techumbre policromada del siglo XVI, pero en mal estado. La puerta de ingreso al piso alto conserva aún las yeserías primitivas. Las dos salas fueron transformadas en la restauración llevada a cabo en 1773 y decoradas con grandes y barrocos Escudos de los Borrones y de la ciudad. En la sala que da al norte se conserva el armario de tres llaves, empotrado, con buenas tallas del XVI, donde se guardaban los padrones de la nobleza baezana y depositados hoy en el Archivo Histórico Municipal, en la Casa de la Cultura. (No disponemos de fotografías del interior por el momento dado que este monumento se encuentra cerrado en estos momentos. Se incorporaran en el momento que sea posible)




El Ayuntamiento de Baeza (Jaén)  en pleno celebrado el 3 de diciembre de 2014, retiró  la cruz de los caídos del edificio de las Casas Consistoriales Altas. La decisión, según el Alcalde del Ayuntamiento baezano, se ha realizado en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, que obliga a todas las administraciones a suprimir aquellos símbolos ligados a la Guerra Civil española.



La conocida como “cruz de los caídos se ha depositado, de acuerdo con el deán de la Catedral y vicario general de la Diócesis, en el interior del templo religioso“,







Las casas consistoriales altas, además de haber sido vivienda de nobles de baeza, también fué séde del Ayuntamiento, del Archivo Municipal y actualmente utilizado por el Conservatorio de música.





Fotos antiguas













Galería de Fotos 

















 

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