UN CABALLERO DE BAEZA EN EL RESCATE DE MIGUEL DE CERVANTES (BATALLA DE LEPANTO)
Los cuatro meses de plazo concedidos para el rescate de Miguel se cumplían. En 31 de Julio, los padres fray Juan Gil, procurador general de la Orden de la Santísima Trinidad de redención de cautivos, y fray Antón de la Bella, ministro del monasterio de la Trinidad de la ciudad de Baeza, estantes al presente en la corte y dentro del convento de la Trinidad de Madrid, dan recibo a «la señora Doña Leonor de Cortinas, viuda,
Entre las muchas declaraciones que comprueban todo esto, es notable la
de D. Diego de Benavides, natural de Baeza, que habiendo llegado cautivo
desde Constantinopla, preguntó en Argel a algunos cristianos quiénes
eran los principales y más señalados; y habiéndole indicado
especialmente a Cervantes entre los primeros, porque era muy cabal,
noble y virtuoso, y de muy buena condición, y amigo de otros caballeros,
le buscó y procuró su compañía.
Al ver a Miguel libre, arremolinabanse en torno suyo tantos y tantos cautivos como le debían favores, conversación, consejos o atenciones. Desde luego se acogió Miguel a la posada de un caballero de Baeza, amigo suyo, rescatado en 3 de septiembre, y a quien llamaban don Diego de Benavides. Conoció a éste por medio de su antiguo amigo el alférez Luis de Pedrosa, cuya familia estaba relacionada con la de Miguel cuando el licenciado Juan de Cervantes tuvo autoridad en Osuna. Andaluces eran muchos de los íntimos amigos de Miguel: de Córdoba, Alonso Aragonés; de Cádiz, el carpintero de ribera Hernando de Vega; de Málaga, Juan de Valcázar; de Osuna, el alférez Luis de Pedrosa, vecino de Marbella, y de Baeza don Diego de Benavides. Toledanos, el fraile carmelita Feliciano Enríquez, natural de Yepes, y Fernando de Vera y el alférez Diego Castellano; extremeño, de Badajoz, Rodrigo de Chaves; valisoletano, Cristóbal de Villalón, y natural de Cerdeña el capitán Domingo Lopino.
Al ver a Miguel libre, arremolinabanse en torno suyo tantos y tantos cautivos como le debían favores, conversación, consejos o atenciones. Desde luego se acogió Miguel a la posada de un caballero de Baeza, amigo suyo, rescatado en 3 de septiembre, y a quien llamaban don Diego de Benavides. Conoció a éste por medio de su antiguo amigo el alférez Luis de Pedrosa, cuya familia estaba relacionada con la de Miguel cuando el licenciado Juan de Cervantes tuvo autoridad en Osuna. Andaluces eran muchos de los íntimos amigos de Miguel: de Córdoba, Alonso Aragonés; de Cádiz, el carpintero de ribera Hernando de Vega; de Málaga, Juan de Valcázar; de Osuna, el alférez Luis de Pedrosa, vecino de Marbella, y de Baeza don Diego de Benavides. Toledanos, el fraile carmelita Feliciano Enríquez, natural de Yepes, y Fernando de Vera y el alférez Diego Castellano; extremeño, de Badajoz, Rodrigo de Chaves; valisoletano, Cristóbal de Villalón, y natural de Cerdeña el capitán Domingo Lopino.
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