Restos de Rodrigo de Narváez. Fotografía Archivo Histórico de Antequera (Málaga) |
Merece Rodrigo de
Narváez, por su decisiva participación en la Conquista de Antequera y su
posterior buen gobierno como Primer Alcaide y Justicia Mayor de la ciudad y su
fortaleza, junto a su primo Gonzalo Chacón y Ruiz de Narváez como Primer
Alguacil y Alférez Mayor de Antequera, dedicar al primero de ellos ésta página
en reconocimiento de sus muchos méritos y virtudes militares, y de gobierno de
Antequera entre los años 1410 y 1424 en el que falleció.
Grabado de Van der Wyngaerde siglo XVI |
Romance
de Abindarráez: Al campo sale Narváez" - Diego Pisador (1509/10? -
d.1557):
Al campo sale Narváez
/ vasallo del rey de España,
y alcayde de Antequera
/ con ilustre cabalgada,
todos a punto de
guerra / de gran nombradía y fama,
salen por topar moros
/ haziendo alguna emboscada.
La media noche sería /
y la tierra en silencio estava.
Narváez sube al otero
/ de allí la luna mirava,
tan clara estava y
serena / que de vella se admirava,
la noche parece día /
según el cielo mostrava.
Y por medio una
arboleda / que el ayre la meneaba,
una voz oyen de un
moro / que echa sospiros del alma:
-"En Cartama fuy
criado / pero nacido en Granada,
y por la ventura mía /
en Coyn tengo mi alma."
Oydo lo avie Rodrigo /
tomólo por nueva mala,
do está la lid
començada, / o que hermosa batalla,
que si Rodrigo es
valiente / al moro qué le faltaba?
Mas Rodrigo acertó al
moro / en el muslo una lançada
y por ser sobre
cansado / el moro muy mal lo passa,
llegan a asirse a los
braços / el moro en tierra se halla.
-"No me rendiré
le dize / sino a la que rendí el alma".
Narváez viéndole tan
fuerte / a levantar le ayudaba.
Rodrigo pregunta al
moro / quién es, o lo que demanda.
-"Dime primero tu
nombre / que yo haré lo que me mandas".
-"Soy Rodrigo de
Narváez / vasallo del rey de España".
-"Yo me llamo
Abindarráez, / mi padre así me llama,
soy de los
Abencerrajes / que eran la flor de Granada".
Luego le contó su
historia / y los amores que trata.
Don Rodrigo como es
noble / tenido le ha grande lástima,
y dízele:
"Cavallero / si me das tu fe y palabra
de bolverte a mi
prisión / fenecida esta jornada,
yo te pondré en
libertad / y sigue en paz tu demanda".
Viendo el moro tal
grandeza / manos y pies le besaba,
y por Alá le promete /
de bolver preso a su casa,
y tomada la licencia
/solo el moro se tornaba,
do prosiguió sus
amores / todo como él lo deseaba,
hasta bolver en
prisión / como prometió y jurara.
Rodrigo lo estima en
mucho / al punto lo libertaba,
con que quedó entre
los dos / grande amistad confirmada.
Rodrigo de Narváez |
No como cautivos, sino
como huéspedes, recibió Rodrigo de Narváez a Jarifa y Abindarráez. Todos los
cristianos estaban admirados de la belleza, la discreción y el encanto de
Jarifa, y la apostura y nobleza del joven abencerraje. Éstos temían aún el
castigo del padre de la doncella, al que sabían irritado por la unión y la fuga
de los amantes.
Así que Narváez mandó mensajeros al rey
de Granada, relatándole todo el caso y pidiéndole que interpusiera su
influencia cerca del alcaide de Coín para que perdonara a su hija.
El rey moro, conmovido
y llevado por su cariño a Abindarráez, ordenó al padre de Jarifa que se
presentase ante él, y le pidió que concediera su perdón a los fugitivos. El
perdón fue concedido y comunicado a los mensajeros de Narváez.
Juntos estaban los
amantes en el jardín del alcaide de Alora, meditando lo que les reservaría el
porvenir, cuando Rodrígo, con el semblante muy alegre, llegóse a ellos para
decirles:
- Han venido cartas de
Granada por las que estáis perdonados. Yo no quiero ser menos generoso, y os
concedo la libertad. Podéis marchar en cuanto mis hombres os preparen caballos
y escolta.
Abindarráez y Jarifa,
con los ojos llenos de lágrimas, besaron las manos del generoso alcaide,
agradeciéndole todo lo que por ellos había hecho. Y una vez que fueron
despedidos por todos los que habían quedado prendados por su juventud y
belleza, marcharon hacia Coín, acompañados y agasajados por Narváez y sus
caballeros hasta la misma frontera.
Días después llegaron
unos emisarios de Abindarráez trayendo a Narváez seis mil escudos y unos
hermosísimos caballos; presentes que el moro hacía a su vencedor y libertador.
Mas Rodrigo, galantemente, rehusó el rescate y el obsequio, mandando a los
moros que se lo llevasen de nuevo y diciendo que él no acostumbraba robar
damas, sino servirlas y honrarlas.
En el interior del
castillo alcazaba de Antequera, se construyó tras su conquista, la primera
iglesia cristiana de San Salvador, que cayó en desuso y despareció con el
tiempo. Sobre su antiguo emplazamiento se levantó en 1870 una pequeña ermita
neogótica también hoy desaparecida, pero que se recuerda en estas fotografías
del año 1900, que conservan el Archivo Histórico Municipal de Antequera (AHMA).
En la subida del
camino a la ermita nos encontramos 12 murales que nos relatan la historia de la
Bella Jarifa, una novela morisca que se publicó en 1561, y que más tarde
Antonio de Villegas recogió en su Inventario 1565.
En el primer mural
podemos contemplar una imagen del caballero Rodrigo de Narváez con sus
escuderos. El texto del mural dice:
«En el siglo XVI fue
un caballero que se llamó Rodrigo de Narváez alcaide de Antequera y Álora donde
residía, teniendo allí 50 escuderos para su defensa. Pues una noche, el alcaide
dijo a todos ellos: “Parésceme, pues la claridad de la noche nos convida, que
será bien dar a entender a nuestros enemigos que los valedores de Álora no
duermen.»
En el segundo mural
podemos contemplar una imagen de la lucha entre Abindarráez y los escuderos de
Rodrigo de Narvaéz . El texto del mural dice:
Era Rodrigo de Narvaez
tanta honra, que como dice Pulgar en su Galeria de personajes ilustres del
siglo XV “ningúno en sus tiempos la ovo mayor” queríanle con delirio los
soldados, y tal era la confianza que les inspiraba en los actos de guerra, que
Juan Galindo, ginete que peleó en la anterior escaramuza y luego la describió
en elegantes alejandrinos, dice de él:
“ Alcayde, señor,
Todos queremos por el vuestro amor
Morir en el campo de muy buen talante
Aunque viniese el moro Alicante
Con todas las huestes del rey Almanzor”
En este mismo año de 1424, el 20 de noviembre falleció D. Rodrigo, sucediéndole en la alcaldía su hijo Pedro. El cadáver fue enterrado en su capilla de la iglesia del Salvador.
En un paraje entre Antequera y Archidona, llamado desde entonces Torre de la Matanza, se libró una gran batalla entre los ejércitos de Rodrigo de Narváez y el de los moros, lugar en el que aún hoy se encuentran espuelas, estribos, armas y otros vestigios notables y que ganaron los cristianos gracias al parecer según se cuenta y está escrito, a una curiosa estrategia utilizada por el Alcaide de Antequera.
Castillo de Antequera |
Se dice que ordenó reunir un gran rebaño de ganado al pie de la llamada Peña de Los Enamorados, sobre la que mandó prender una gran hoguera en la que se quemaron gran cantidad de cuernos, pezuñas, cueros y pieles de animales, sabiendo que el viento llevaría el humo y los malos olores hacia el ganado y las líneas enemigas. Efectivamente los animales espantados huyeron en estampida arrollando las cabalgaduras y a los propios enemigos que fueron desordenados y sorprendidos por los cristianos en su ataque, causándoles enorme matanza y obteniendo una gran victoria.
El vulgo suele llamar a esta acción La Batalla de los Cuernos, y el Ayuntamiento de Antequera celebra aún el aniversario de esta batalla con una solemne función religiosa en la Iglesia Colegial, tremolando el pendón real bajo el cual combatieron los cristianos, que es el mismo que entregó el Infante al Alférez Mayor Gonzalo Chacón cuando fue conquistada la ciudad.
D. Rodrigo de Narváez falleció el 20 de noviembre de 1424 y fue enterrado en primera instancia en la Iglesia del Salvador de Antequera, siendo trasladados sus restos a la Iglesia de San Sebastian en 1856 a instancias de su descendiente D. Antonio Aguilar Correa Fernández de Cordoba Narváez.
La Colegiata de San Sebastián es la Iglesia mayor de Antequera |
Sepultura de D. Rodrigo de Narváez |
Escudo de Armas de D. Rodrigo de Narváez |
La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de Caballeros y Damas del Infante Don Fernando y Santa Eufemia, rinde homenaje a don Rodrigo Narváez, primer alcaide de la Recristianización de Antequequera |
Pendón de la ciudad de Antequera |
Santa Eufemia fue proclamada
(no sin algunas controversias), Patrona
de Antequera, a la vez que sus conquistadores encabezados por Rodrigo de
Narváez adoptaron las armas propuestas por el Infante D. Fernando, que detalla
el pendón la ciudad compuesto por un castillo a la derecha, un león rampante a
la izquierda con las letras A y Q sobre ellos que significan Antequera, y en el
centro una jarra con azucenas insignia de la Orden de la Terraza instituida por
el rey de Navarra D. Garcia y restaurada ahora por el Infante, figurando sobre
el cuello de la jarra la letra T de Terraza, y al pie de la misma la leyenda
“Por su Amor” aludiendo al Infante D. Fernando, desde entonces sobrenombrado
como “El de Antequera
Procede este linaje
Narváez al igual que el de Chacón, del mismo solar del Reino de Navarra sito en
la tierra de Sisa, Merindad de San Juan de Pie del Puerto, desde donde pasaron
ambas familias y en la misma época, a Jaén, Úbeda, Baeza y Antequera, para
prestar apoyo al Rey de Castilla Alfonso el Onceno en su lucha contra los moros
y reconquistar el territorio del entonces reino de Granada.
Anteriormente, el
linaje Narváez se derivó del muy noble y poderoso linaje de Narbona en el sur
de Francia, del que tomó el nombre, estableciéndose en el Reino de Navarra
sobre el año 1150.
Fuentes:
Cronica de la Provincia de Málaga
Musicaantigua.com
Apllidochacon.es
Buenos días. Estupendo artículo. Por favor, ¿donde se pueden ver esos murales que dice usted que hay en la subida a la ermita? Gracias y un saludo.
ResponderEliminar