Como el resto de Andalucía, el
reino de Jaén sufrió un importante proceso de señorialización a lo largo de la
Baja Edad Media. En el caso giennense destacaron especialmente las propiedades
de las Órdenes Militares y del arzobispo de Toledo.
Sin embargo hubo una serie de
linajes de relativamente poca entidad que consiguieron crear un patrimonio
jurisdiccional especialmente entre los siglos XIV y XV. De todos ellos destacó
el de los Benavides, que tras ser anexionados a la casa baezana de los Biedma,
consiguió crear, al menos desde el punto de vista territorial, un señorío
bastante importante
Ibros era una aldea situada a
tan sólo 4 km. de Baeza, y que desde el mismo momento de la creación del alfoz
baezano, en 1231, perteneció a este concejo.
Sin embargo, durante el siglo
XIV, y en medio de una importante reducción del alfoz baezano , esta localidad
sufrió un peculiar proceso por el cual la mitad se señorializó, mientras que la
otra mitad continuó en manos del concejo de Baeza.
No sería hasta el siglo XV
cuando el señorío de Ibros entró en el patrimonio de los Benavides, a partir
del matrimonio de Men Rodríguez II de Benavides con Leonor Dávalos, hija del
condestable Ruy López Dávalos, quien la aportó como dote.
Ruy Lopez Davalos |
Cuando este señorío llegó a
manos de los Benavides se encontraba en una situación de crisis y
despoblamiento, por lo que a fin de atraer población y mejorar su producción
Men Rodríguez consiguió que en 1438 Pedro González de León, alcalde entregador
de la Mesta, concediera una dehesa comunal para el ganado de arada de los
vecinos del lugar, a partir de una antigua dehesa, denominada de los Cerros y
de la que al parecer habían perdido su carta de privilegio, ampliada con
algunas tierras anexas a ésta y que pertenecían al señor de Ibros .
Es
interesante recalcar esta medida, en una época en la que lo habitual fuera que
los señores usurparan tierras y espacios comunales en beneficio propio , pues
frente a ello, la política seguida en Ibros fue la de consolidar una dehesa
comunal lo suficientemente amplia para garantizar una óptima explotación de la
tierra, para lo que Men Rodríguez incluso aportó algunas propiedades privadas.
Es lógico que actuara así, dado que lo que principalmente le interesaba era
mantener la población existente y atraer a nuevos pobladores, y tampoco fue
esta una medida excepcional, dado que en otros lugares también se siguió esta
política. A partir de la muerte de su marido, acaecida en 1454, Leonor Dávalos,
y según la norma , actuó como señora de Ibros, disponiendo libremente de sus
tierras.
Muestra de ello es que en 1461
vendió a su hijo Día Sánchez II de Benavides, el nuevo señor de Santisteban,
dos majuelos de viñas que tenía en término del señorío de Ibros y que en su
testamento dispusiera libremente de este señorío.
Básicamente Leonor Dávalos
decidió en su última voluntad dividir sus bienes, entre los que se encontraba
el señorío de Ibros, en dos partes iguales para dos de sus hijos: Día y
Aldonza, aunque mejorando a esta última con el tercio y quinto. Si se hubiera
cumplido las disposiciones de doña Leonor, la parte del señorío heredada por
doña Aldonza habría sido sensiblemente mayor. Sin embargo a su muerte, en 1469,
su testamento se resolvió a partir de un acuerdo entre los dos hermanos en el
que se estipuló que el señorío de Ibros se dividiera en dos partes iguales,
compensando Día Sánchez a doña Aldonza con 300.000 mrs. por la mejora del
tercio y quinto.
Respecto a la población de
Ibros, no tenemos datos para el siglo XV. En el caso de la parte Ibros
perteneciente a Baeza, sabemos que en 1407 tenía 47 vecinos, y que su población
fue creciendo a lo largo de las dos siguientes centurias.
Frente a ello, la
situación del señorío fue muy distinta. Ya hemos visto como en 1438 se le
concedió una dehesa a fin de evitar el despoblamiento que se estaba sufriendo e
intentar atraer nueva población, y que posiblemente no se pudo solucionar con
estos medios, como se desprende de los datos que tenemos para el siglo XVI, ya
que en 1528 contaba con 31 vecinos, frente a los 161 de la parte perteneciente
a Baeza, y en 1591 tenía 38 vecinos, mientras que el otro sector contaba con 297.
Asimismo, a través de las
averiguaciones realizadas por la Corona en 1528 a fin de ajustar el pago de
servicios, sabemos que de los 31 vecinos pecheros del barrio señorial de Ibros,
tres eran viudas, y que tan sólo dos eran labradores, mientras que el resto
eran jornaleros sin ningún tipo de propiedades, situación que llevó a
reducirles notablemente las cantidades a pagar, pasando de los 8.100 mrs.
asignados, a la propuesta de tan sólo 2.224 mrs.
En relación a la explotación
del término de Ibros, la documentación analizada nos indica que entre el siglo
XV y principios del XVI la producción agrícola de Ibros, como en el resto del
reino, era principalmente la cerealera, destacando también la aparición del viñedo
y el olivar, aunque no podemos saber en qué proporción.
A través de datos un
poco tardíos como son los de 1540, sabemos que la producción cerealera de Ibros
de señorío era algo superior a la de la parte del concejo de Baeza, mientras
que ésta última superaba con creces a la primera en ganado, vino y aceite.
Es muy probable que la pérdida
de la propiedad de los vecinos de Ibros fuera consecuencia del proceso de
acumulación de tierras por parte de los señores o de algunos grandes labradores
de la comarca
Fuente:
historia de andalucía Vii coloquio
Antonio malpica rafael g. peinado adela fábregas
Autora: Maria Antonia Carmona
Quiero manifestar mi felicitación por este articulo, viene a acrecentar la información existente después de algún trabajo de investigación sobre la localidad, que ha sido publicado por el Ayuntamiento, son datos a mi criterio novedosos en cuanto a su publicidad. Como ibreño agradezco que se hayan interesado en dar a la luz este trabajo.
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