miércoles, 3 de febrero de 2016

TORRE DE LA CATEDRAL Y SU HISTORIA





En la liturgia cristiana, desde la antigüedad “restaurar un edificio” era recuperar la dignidad de un lugar que había sido profanado, por lo que se sacrificaba de nuevo el lugar para recuperar la función perdida, como sucedió en la colegiata de Santa María del Alcázar, que “aviendo estado profanada y hecha Mezquita por espacio de 433 años” (Ximena Jurado, 1654) fue purificada devolviéndole el culto cristiano.


Por consiguiente se consideraba sagrado el lugar y no el edificio, que generalmente era modificado. 


Una de las primeras intervenciones cristianas sería la remodelación de la parte superior del alminar, la cual se realizaría cuando aún se mantenía la estructura árabe del recinto, pues solo pudo extenderse una gárgola en el exterior. 

Ejemplo de un Alminar de la época



En la torre existen restos de tres arcos de herradura, cegados actualmente, que demuestran su origen, así como su disposición en planta girada respecto a la planta principal. 






Posteriormente durante el resto del siglo XIII y sobre todo a lo largo del siglo XIV, se construirá la iglesia gótica conforme se iba derribando el templo musulmán (Mejías Garrido y Salazar, 1979-89).

Ya en 1545, se le añadió a la torre un segundo cuerpo de forma octogonal con ángulos achaflanados en los que descansaban cuatro jarrones renacentistas.








Gracias al mecenazgo del obispo Francisco Delgado se dispone su reconstrucción, encargándose el trabajo a Andres de Vandelvira, fue un clebre cantero y arquitecto renacentista español que no obstante se levanta sobre los antiguos pilares góticos la Catedral de Baeza va a sufri  una radical transformación en el siglo XVI, convirtiéndose en una bella Catedral Renacentista. En el extremo noroeste se levanta la torre de planta cuadrada de origen árabe. A la muerte de Vandelvira en 1575 le sucede Cristóbal Perez, y desde 1584 dirige las obras el jesuita Juan Bautista Villalpando, natural de Córdoba,  terminándose finalmente en 1593 bajo la dirección de Alfonso Barba. 




En su obra Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza, Francisco de Vilches (1653 p.128) ya comentaba que la torre “descuella mucho así por su grandeza como la eminencia de su estilo superior a la ciudad y ello lo es a toda la comarca”.





La historia de la Torre de la Catedral viene determinada además por distintas circunstancias tan distintas como son un terremoto, la caída de un rayo o los daños sufridos durante la contienda de la Guerra Civil Española.


La primera vez que la Torre de la Catedral sufrió daños fué en El terremoto de Lisboa de 1755. Este tuvo lugar entre las 09:30 y las 09:40 horas del 1 de noviembre de 1755  (día de todos los santos) y se caracterizó por su gran duración, dividida en varias fases, y por su violencia, causando la muerte de entre 60 000 y 100 000 personas. Su duraciónn se estimó entre 3 y 6 minutos.





Los geólogos estiman hoy que la magnitud del terremoto de Lisboa sería de aproximadamente un 9 en la escala de Richter, con su epicentro en un lugar desconocido en algún punto del océano Atlántico a menos de 300 km de Lisboa.




El seísmo fue seguido por un maremoto y un incendio que causaron la destrucción casi total de la ciudad de Lisboa.




El terremoto acentuó las tensiones políticas en Portugal e interrumpió abruptamente las ambiciones coloniales de este país durante el siglo XVIII.

Al ser el primer terremoto cuyos efectos sobre un área grande fueron estudiados científicamente, señaló el nacimiento de la sismología moderna. Además, el acontecimiento fue discutido extensamente por los filósofos ilustrados europeos, inspirando grandes debates especialmente en el campo de la teodicea.

El 85% de los edificios de Lisboa resultaron destruidos, incluyendo palacios y famosas bibliotecas, así como la mayoría de los ejemplos de la arquitectura manuelina, distintiva del siglo XVI portugués.



Gravado de la destrucción de Lisboa en 1755



Los informes contemporáneos indican que el terremoto duró entre tres y medio y seis minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de ciudad. Los supervivientes huidos en pos de seguridad al espacio abierto que constituían los muelles pudieron observar como el agua retrocedía, revelando el lecho del mar, cubierto de restos de carga caída al mar y los viejos naufragios. Cuarenta minutos después del terremoto, tres maremotos de entre 6 y 20 m engulleron el puerto y la zona centro, subiendo aguas arriba del río Tajo. En las áreas no afectadas por el maremoto, los incendios surgieron rápidamente, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días.

En España, el rey Fernando VI, ante la magnitud del fenómeno y por haberlo vivido en primera persona, una semana más tarde del triste suceso ordenó al gobernador del Supremo Consejo de Castilla la preparación de un informe sobre el terremoto.


 
Fernando VI


En Baeza sufrió daños la torre de la Catedral, así como la gran cúpula de la capilla de San Andrés.


Estado de la torre tras el terremoto de 1755





En Ayamonte murieron 1000 personas; en Lepe se produjeron 400 muertes, además de la destrucción del 81 % de su flota pesquera.



En Cádiz el maremoto alcanzó los 12 metros de altura, frente a los 5 metros que alcanzó en Lisboa.


Tras haber sufrido el terremoto en 1755, contamos con otro suceso ocurrido el 11 de julio de 1832, donde la torre sufrió otro desastre natural como fué la caída de un rayo que "destrozó el chapitel, la media naranja y la linterna cuyo árbol, por otra parte estaba podrido a causa de las lluvias" (Escolano Gómez, 1938-pagina 59).



Se cubrieron aguas provisionalmente, pero en estado ruinoso, se hundió en 1862. Veinte años después se derribó para reconstruirla, realizando una torre de menor altura que la primitiva, con un solo cuerpo, el de campanas, sobre la base primitiva que no había sido dañada.



 (FOTO VISTA DE BAEZA Y CATEDRAL) AÑO 1905 APROX. Domingo López)






En 1950 Prieto-Moreno comienza una de las actuaciones mas emblemáticas que realiza en la ciudad, la restauración de la Catedral y su torre. El proyecto de Obras de consolidación y restauración se llevó a cabo en 6 fases, desde el año 1950 hasta el 1968.





La Catedral había permanecido cerrada al culto durante la Guerra Civil y en 1950 el Ayuntamiento solicitó su apertura para reanudar el culto (Montoro de Viedma y Viedma Puche, 2007). Se encontraba en un estado de abandono total aunque no presentaba graves problemas estructurales.


El proyecto fue aprobado por la Junta Facultativa de Construcciones Civiles del Ministerio de Educación Nacional fundándose “en la importancia que para el aspecto general de la plaza en que está ubicada tiene su verdadera silueta”.









Previamente, al tratarse de un monumento nacional y habíendose de reconstruir de nuevo un elemento tan importante como la torre, se pidió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que lo informara, considerando ésta acertado el proyecto, “principalemente en su parte artística, y digno de ser aprobado”.

 
D. Francisco MORENO-PRIETO PARDO
Para su diseño Prieto-Moreno se inspiró en documentos antiguos y grabados, en los que figura la torre primitiva antes de su destrucción y también en elementos de la misma época. La interpretación que el arquitecto hace de los grabados de la época existentes es bastante arbitraria ya que en el diseño de algunos elementos, como los jarrones de las esquinas, copia el modelo de la iglesia de San Juan Evangelista en lugar de los originales que aparecían en el grabado antiguo; de la torre de esta misma iglesia, copia otros elementos como las molduras con bolas cerámicas que aparecen también en otra torre de la época, la torre de la iglesia del Salvador de Úbeda.

Año 1959



La restauración de las campanas se ha llevado a cabo junto a las distintas obras de mejora y rehabilitación realizadas en el interior del templo en 2012, siendo los encargados de la restauración de las mismas, Talleres Rosas (Torredelcampo) siendo celebrado con un repique de campanas en la Festividad del Corpus.

NOMBRE DE LAS CAMPANAS DE LA CATEDRAL


Maria de la Natividad: año 1772- 1993kg
San Juan Bautista: año 1979-562kg
San José: año 1981-264kg
Natividad y San Isidro: año 1999-1001kg



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