sábado, 27 de febrero de 2016

SAN TESIFON Y EL MONTE DE VALPARAISO (SACRAMONTE GRANADINO)







En una de las tantas cuevas que horadan la colina, se encontraron a finales del siglo XVI las reliquias de unos santos que habían sito martirizados en una de esas mismas cuevas, junto con unos escritos  sobre placas de plomo, los denominados Libros Plúmbeos







En ellos, además de la leyenda de San Cecilio, San Tesifón y San Hisicio, se recogía un supuesto quinto testamento, el de María la madre de Jesús, que unía en una sola las dos grandes religiones monoteístas de la Península, el Islam y el Cristianismo, a través de todos sus puntos en común. Después de años de estudio, el Vaticano determinó que sólo la parte referida a los Santos era cierta, mientras que la parte de testamento mariano, no era más que un intento de unos nobles moriscos granadinos para evitar su expulsión y la de los suyos.



En el mismo lugar donde se encontraron los libros y los restos de los santos varones, se levantó una Abadía, que cada primer fin de semana de febrero recibe la visita de miles de granadinos, que acuden en peregrinación para festejar el día del patrón de la ciudad, San Cecilio. Los granadinos también inundan el complejo sacromontino al llegar la Semana de Pasión, cuando el miércoles Santo acuden a ver al Cristo de los Gitanos, señor del Sacromonte, encerrarse en su Abadía, después de haber escalado sus escarpadas cuestas, iluminado por las hogueras y acompañado de los cantes y bailes de los vecinos del barrio.
 
Durante años se llevó a cabo un proceso para determinar la autenticidad de las reliquias. 

Centurión, Adán , Marqués de Estepa, 1582-1658

Finalmente, fueron declaradas auténticas y en 1607 el Arzobispo de Granada D. Pedro de Castro Cabeza de Vaca y Quiñones fundaba la Colegiata de San Cecilio. En este contexto de la Contrarreforma surgieron los Montes Sacros, cuya creación se debió al franciscano Fray Bernardino Caimi.

En cualquier caso, la localización de todos estos objetos religiosos convirtió el Sacromonte en centro de peregrinación. Todo ello animó a aristócratas y organizaciones corporativas a celebrar procesiones y otras manifestaciones de Fe. Así, en esta época se multiplicó la realización de cruces llegando a las 1.200. Hoy, sólo quedan cuatro.


LAS RELIQUIAS DE SAN TESIFON, PRIMER OBISPO DE BAEZA






D. Sebastián López, natural de Torres, Villa del Obispado de Jaén, ansioso por tener con que pasar la vida, se dio a buscar tesoros.






Tuvo noticia en un escrito de un tesoro cerca de Granada, y con esa pretensión, salen de Jaén camino de Granada por Guadix, vagueando por los montes del Valparaiso. Fue por aquella zona cuando reparó en unas piedras de color azul, que parecían minerales y en una pequeña abertura de la tierra, que estaba cerca de las piedras. Comenzó a escavar descubriendo una caverna llena de tierra movediza y concebió a albergar esperanzas.

Buscó gente de su profesión para que le ayudase a buscar el tesoro.  Halló dos o tres hombres que se le ofrecieron a ayudar, echando mano a sus azadas.
Era primeros de febrero de 1595, cuando apareció una lámina de plomo con algunos caracteres. Estas fueron llevadas al Colegio de la Compañía de Jesús, dándosela a los padres Andres Rodriguez y Isidro García. 

Leyendose lo escrito se obervaba que se hablaba de Tesifón Martir y también de sus reliquias. 

Con esta noticia, el Colegio de la Compañía de Jesus decidieron llevárselo al Ilustrísimo señor Don Pedro de Castro, Arzobispo de Granada, el cual reconoció la reliquia y ordenó que se siguiera investigando el lugar del hallazgo.
Pasado un tiempo, estando presente el Padre Isidro García, se halló una mina de reliquias en el monte  denominado “Los Latinos”. Dentro de esa caverna se hallaron tres láminas escritas en Latín .

Según se desprende de las inscripciones de las mismas, éstas hablan del Martirio que sufrió en este monte el Primer Obispo de Baeza San Tesifón (Discípulo de Santiago Apóstol).  El mencionado martirio que sufrió tanto San Tesifón como sus discípulos ocurrió a primeros de abril del año segundo de la época de Nerón.  También se habla del nombre verdadero de San Tesifón (Abenathar).


Prosiguieron las excavaciones en el sacro monte en el mes de Abril de 1595, y se descubrió en aquella caverna una masa blanca en cantidad, como fragmentos de cal viva, hecha de huesos humanos quemados por el fuego y envueltos en cenizas.
Por las inscripciones encontradas se dieron por echo que aquellos restos humanos se correspondían a los Santos Martires de los que nos hablan las tablas. Así se estableció mas tarde por Comisión Ordinaria del Concilio Tridentino, y en particular de la Santidad de Clemente Octavo.
Como era costumbre por aquella época por la Iglesia Romana, dichas reliquias fueron expuestas al público para que éstos pudieran ser venerados.
Finalmente, estos descansaron en la Capilla Mayor de la Catedral de Granada.

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