lunes, 22 de febrero de 2016

PUENTE DE MAZUECOS




El Puente de Mazuecos, en el término municipal de Baeza, forma parte de la carretera local J-303, que une esta ciudad con la localidad de Jimena, a 10 km de la primera y a 13 de la segunda, vadeando el río Guadalquivir. 






Denominado primitivamente como PUENTE NUEVA, ha pasado desapercibido para los estudiosos del arte, debido en buena medida a la desacertada recomposición que sufrió a principios del siglo XX. Sin embargo, los restos que aún quedan de su primitiva fábrica merecen por  sí solos plena atención, tanto más cuanto al haberse desvelado la identidad de sus tracistas.





El puente se construyó en el siglo XVI, iniciándose el 19 de junio de 1561, con la colocación de la primera hilada de piedra, y siendo corregidor de Baeza D. Ruy Barba de Coronado.





Dos fueron los motivos principales perseguidos con la obra de aquella "Puente Nueva": afianzar la variante del camino real entre Toledo y Granada, que pasaba por Baeza, y por otra parte mejorar la comunicación entre la ciudad de Baeza y otros pueblos de su término al sur del Guadalquivir, como Bedmar o Jimena. 




El puente se finalizó en 1568, con un coste final de 13.890 ducados.




En enero de 1904, la bóveda central del puente se desplomó completamente, como consecuencia de un riada, permaneciendo en pie, solamente, los arranques unidos a los estribos. Se inició su reconstrucción ese mismo año, por el ingeniero Francisco Acedo y Villalobos, que escogió una solución moderna para el vano, finalizando la obra en marzo de 1912.






Fue su tracista el maestro cantantero baezano Ginéz Martínez, autor también de la fuente de Sta. María de Baeza, aunque el remate de la obra recayó en los maestros Juanes de la Carrera y Pedro de Mazueca, vecinos de Canena y de Úbeda respectivamente, por la cantidad de 4.300 ducados.




Al parecer, del apellido de éste último podría derivarse el nombre con el que se conoce el puente desde mediados del Siglo XVII. Así lo afirmaban algunos autores, que atribuyen esta obra y la del cercano Puente del Obispo a un tal Pedro de Mazuecos, aunque hay serias dudas sobre esta afirmación, ya que entre ambas obras existe una diferencia de casi 50 años.








Se baraja igualmente la intervención, a partir de 1565, de Andrés de Vandelvira y Francisco del Castillo "El Mozo" para la realización de unas segundas trazas. 


 
Busto de Andres de Vandelvira

 
Firma de Francisco del Castillo


Éstos concibieron una obra de empaque arquitectónico. El puente en sí se conformó como un monumental arco de medio punto con tondos conmemorativos en las enjutas, flanqueado por cuatro cubos semicilíndricos.





 En esta zona de paso del puente, se instalaron además unas caballerizas abovedadas con medio cañón, aprovechándose las arquerias para aposentos.




Caballerizas y Aposentos, que llegaron a cerrarse, fueron utilizados para almacenaciento e incluso se arrendaban.







El puente cuenta con una serie de arcos que servirían de aliviadero y de vigilancia al estar conectados algunos entre sí, con una pequeña habitación aprovechando la estructura de la piedra natural que probablemente tendría la función de refugio y garita para el cobro del impuesto, elemento común con otros puentes como el del Obispo o el de Ariza. 











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