P. Francisco de Bilches en
su Capitulo Quinto, de la Segunda parte de su libro menciona la inauguración de
un Santuario en Baeza en el año 1628 por parte del Obispo de Jaén, D. Baltasar Moscoso y Sandoval, haciendo alusión
a unos Mártires de Baeza.
Lo expresa así:
“…..Tuvo principio el Santuario de
Baeza el Año de M.D.C. XXIX, con el avifo, que Yodi (I.fue el Primero en la
Materia) al Eminentifsimo Señor D. Baltasar de Mofcolfo, i Sandoval, Obifpo de
Jaén; i a los Cabildos de Baeza; de los Santos Iufto Obispo, Sifinio Abundio, Víctor,
también Obispo, Alexandro, i Mariano Martyres defta Ciudad…..”
Bilches también hace
referencia sobre una obra de Luitprando, en la que D. Lorenzo Ramírez de Prado escribió la Memoria de los Santos de Baeza, y más concretamente
sobre San Iufto, i S.Sifinio y su persecución por parte del Emperador
Numeriano.
Marcus Aurelius Numerianus |
Estando en Jaén, recabó
información de los Mártires de Baeza y luego envió una copia de sus notas al Cabildo de Baeza, siendo los comisarios de
la misma, D. Juan de Benavides y Robles, “Chantre” de la Santa Iglesia, y D.
Jacinto Alférez de Andrada, Canónigo. Los del Secular D. Francisco de Cervera y
D. Gerónimo de Robles (Caballero de los veinticuatro).
Tras examinar la documentación
que se les había entregado por parte de Bischesal, se abrieron diligencias a
imitación de las de Arjona, para buscar las Reliquias de sus Santos.
Aunque en primera instancia se
obraba de oficio, existían unas segundas diligencias para hallar las Santas
Reliquias y tras haber consultado con las personas “Doctas, i Zelofas del
fervicio de N.S.” el Obispo Baltasar Moscoso decretó el 17 de Agosto de 1629, se
buscasen las Reliquias de los Santos Justo, Abundio, Víctor, Alejandro y
Mariano, de los que la Santa Iglesia Católica hace mención en su Martirologio."
Para dar más trascendentismo a
este acto, el Obispo expone:
“Por tanto, para que eso se
pueda conseguir (hallar a los mártires de Baeza), se pongan medios
proporcionados a tan noble fin; por la preferente, damos licencia a nuestros
muy amados hermanos las personas y canónigos de Nuestra Santa Iglesia de Jaén,
que residen en la de Baeza, así como a los demás eclesiásticos de ésta ciudad,
con asistencia de N. Vicario, hagan una Procesión General y celebren una o más
misas por dichos mártires, para que el Señor Jesucristo por intervención suya,
se sirva dar LUZ, para acertar y servirle en caso tan grave. También pide a su
divina majestad, se exonere al pueblo, 8 días antes de la procesión para que se
animen a ayunar 3 días, confesar y comulgar, para ganar 80 días de perdón, los
cuales serán concedidos para este fin.
Luego, después de que ese
Decreto fuera público, por los comisarios de Baeza, todas las iglesias
promulgaron plegarias durante 8 días con 3 días de ayuno. Posteriormente se
dispuso una procesión general, desde la Catedral de Baeza hasta Nuestra Señora
del Alcázar.
La misa se celebró con gran
solemnidad e intenso el sermón, siguiéndole un novenario de misas de las nueve
fiestas de N. Señora del Alcázar, lo que sin duda pensaban ayudaría a
encontrarlos.
Por aquella época, todos
hablaban de las Reliquias de Baeza, pero nadie sabía señalar el lugar donde se
encontraban.
Los primeros indicios hablan
de la aparición de “unas luces” sobrenaturales entre la Puerta de Jaén y la Puerta
de El Conde, pasándose a llamar a aquel lugar “El Santuario”.
Bilches, describe la
longitud que había desde la Puerta de Jaén hasta la Puerta de El Conde:
“Tiene 855 pies de largo, dividenle diez Torres, fuera de las que
forman las puertas; i aunque Todas fon altas, exceden Dos á las demás; Vna, que
llaman De las Doncellas; otra la Puerta del Lobo. Nombres, de que viare, para
hablar en términos Nacionales”
Según nos cuenta, el 17 de
octubre de 1629, día de San Víctor (Mártir y Obispo de Baeza) se vieron con
notable claridad unas luces en aquel lugar, aunque no todos lo vieron.
Posteriormente el día 13 de
Diciembre del mismo año, hubo una segunda aparición de dichas luces. Esta fue vista
por 20 Caballeros, Testigos mayores de
toda excepción (según nos relata). Así mismo fueron testigos de tales hechos D.
Gonzalo Bravo de Zaias , así como el hijo de éste.
Cabe resaltar en la sucesión
de estas apariciones, que unas luces brillaron el Día de San Víctor, otras en
vísperas de San Justo, circunstancias que repitieron en muchas más ocasiones.
Con azadones y piquetas,
cavaron junto a la Segunda Torre, la de la Puerta del Conde, donde entre
cenizas hallaron muchos huesos humanos que desprendían un olor muy desagradable
a consecuencia de su descomposición. Tal fue el fervor con el que cavaron los
Baezanos, que según nos relata, amenazaba ruina la muralla. Hubieron de impedir
más tarde dicha tarea bajo pena y centurias.
Por mandato de Felipe IV, se
suspende la tarea encomendada por el Obispo Baltasar Moscoso, siendo este
enviado a Roma con otros cardenales españoles, con el fin de tratar otros temas
de mayor importancia según su Majestad el Rey.
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