El emperador de origen
hispano Adriano (76 – 138 d.C) consiguió gran expansión del Imperio Romano.
Viajaba con frecuencia a las provincias del Imperio, y para conmemorar estos
periplos acuñaba moneda relativa a estos viajes por cada provincia. Una de ellas
corresponde al viaje de Adriano a Hispania (cerca de 123 d.C.)
La alegoría de
Hispania más famosa nace entonces desde Roma (todas las cecas hispanas se
encontraban cerradas por aquel tiempo). Se trata de una figura femenina con
larga túnica, tocada con corona de laurel u olivo, reclinada hacia la
izquierda, con su brazo izquierdo sobre unas rocas que bien podrían representar
los Pirineos y sosteniendo una rama de olivo en su mano derecha. A los pies de
la matrona aparece un conejo, el animal que teóricamente los fenicios emplearon
para nombrar a la península: Hishphanim.
La pieza de la foto es
un denario de Adriano, y en el reverso se ve a Hispania, recostada sobre su
izquierda en unas rocas, con un ramo de olivo en la mano derecha, y un conejo a
sus pies, y en la cabeza lleva una corona civica (trenzado de laurel u otros
vegetales).
El historiador
Francisco Torres en su libro hace referencia a esta misma moneda alegando que
dicha moneda se acuñó tras su visita a la Baeza Romana diciendo:
“ En las monedas de
Adriano se pintaba vna mujer asentada con vn ramo de oliua en las manos y a sus
pies un conejo, el qual gerogrífico que significaba por el ramo de oliva la
abundancia y bondad del azeite que se coje en las tierras de Baeza; por el
conejo, la frecuencia y numerosidad de todo género de caza, que se halla en
Sierra Morena, de la parte perteneciente a Baeza y en su campiña.”
Como es sabido,
Hispania estaba dividida en tres provincias: Tarraconense, Lusitania y Bética. Según algunos historiadores los emperadores Trajano y Adriano nacieron en lo que hoy es Andalucía y también
el filósofo Séneca, pero otros, discienen de esta afirmación y afirman que Adriano nació en Roma en el seno de una familia natural de Italia, pero luego emigró a Hispania en tiempos de Escipión.
En 1870 se acuñaron otras monedas haciendo referencia a esta misma alegoría.
Es evidente que no
podemos saber con seguridad si estos hechos que nos relata el Padre Francisco
tienen alguna veracidad, pero no deja de ser curioso y a la vez, sorprendente.
Fuentes:
Historia de Baeza.
Autor Francisco de Torres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario