viernes, 24 de marzo de 2017

INTERPRETACION DE LA CAPILLA BENAVIDES





En el crucero, lado del evangelio, un gran retablo en piedra constituye en la actualidad el principal monumento funerario de la Capilla de los Benavides.

Su nicho central estuvo destinado a cobijar las cenizas del fundador, Don Diego Valencia de Benavides, hijo del Señor de Jabalquinto, y patrono de este nombre en la misma ciudad.



Frontero con él, en el lado de la epístola, debió levantarse una arquitectura gemela, en este caso destinada a cobijar las cenizas de Doña Leonor de Guzmán y Mendoza, su mujer.

Su decoración la constituye una epigrafía e iconografía que implica un elaborado discurso político y religioso. Así, el retablo lo coronan dos cartelas cuyas inscripciones latinas identifican al difunto con su ideario (Conjunto de ideas que caracterizan a una persona)

A la izquierda se lee: DIDACUS VALENTIA DE BENAVIDES. SCUTO CIRCUMDAVIT ME VERITAS EIUS. NON TIMEBO A TIMORENOCTURNO.




Y en la cartel derecha: DOMINUS MIHI ADIUTOR ET NON TIMEBO QUID FACIAT MIHI HOMO.


El epitafio se ciñe elocuentemente al contexto histórico de las luchas nobiliarias en Baeza, dirigidas por Benavides y Carvajales, e implora a la vez la protección divina para el camino del más allá.

Su origen bíblico, la primera pertenece al Salmo 90 y la segunda al 117.

En su conjunto, el mensaje que transmite es la confianza del justo en la protección divina. La fe hace superar el miedo humano porque la confianza en Dios destierra del corazón todo temor.

Su escudo de armas coronando el monumento tiene su paralelismo en el escudo que para él es Dios.



El versículo del salmo 90 dice: “Tu lealtad me protege como un escudo, no temeré al terror de la noche”, implica la existencia de una prueba de la que él saldrá airoso porque se cobija bajo las alas divinas. El terror nocturno es símbolo de la hora del mal, y la noche, la imagen del la muerte.

Por ello, los atlantes esculpidos domitan sosteniendo las cartelas, en representación del sueño de la muerte.





La segunda cartela con el versículo 6 del Salmo 117: Dios está por mí, no tengo miedo, ¿qué puede hacerme el hombre?. Tiene su conclusión en el versículo que le sigue: “Dios está por mí, entre los que me ayudan, y yo desafío a los que me odian.

La venera central aloja un relieve hoy muy erosionado con un tema relacionado con el Juicio Universal o la Resurrección de Cristo; en realidad aúna ambos misterios.




Y flanqueando la hornacina, la Adoración de los Reyes y los Pastores, tema y composición que veremos repetirse en los enterramientos de la Capilla Dorada.



Como corresponde a una estancia funeraria, la composición de la ventana la preside Cristo Magestad con el Tetramorfos, como describe el cap. IV del Apocalipsis La Gloria de Dios en los preliminares del Gran Día, rodeado de un cortejo de ángeles.



En las enjutas, dos ángeles funerarios muestran sus cartelas con la siguiente leyenda: ASCENDIT IN CAELO-ET SEDET AD DEXTERAM PATRIS, inscripciones que se constituyen en argumento explicativo del relieve de la venera.





El texto, extraído del Credo Apostólico, se completa con las expresiones siguientes: ET ITERUM VENTURUS EST CUM GLORIA IUDICARE VIVOS ET MORTUOS; y así lo escenifica la composición: Asecendit in coelo, la escena se sitúa aquí entre nubes.

Bajo el altar, en lo que un día fuera presbiterio, se conservan tres enterramientos. 




Uno de sus tímpanos conserva un relieve con la escena de la Deposición en el Sepulcro, y en el intradós de dos de los arcos, siete relieves.



Los siete relieves del otro arco, deben representar las siete virtudes cristianas.









Fuentes:

Alegoría y Mitología en Úbeda y Baeza durante el Renacimiento. Autor Joaquín Montes Bardo

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