En el crucero, lado
del evangelio, un gran retablo en piedra constituye en la actualidad el
principal monumento funerario de la Capilla de los Benavides.
Su nicho central
estuvo destinado a cobijar las cenizas del fundador, Don Diego Valencia de
Benavides, hijo del Señor de Jabalquinto, y patrono de este nombre en la misma
ciudad.
Frontero con él, en el
lado de la epístola, debió levantarse una arquitectura gemela, en este caso
destinada a cobijar las cenizas de Doña Leonor de Guzmán y Mendoza, su mujer.
Su decoración la
constituye una epigrafía e iconografía que implica un elaborado discurso
político y religioso. Así, el retablo lo coronan dos cartelas cuyas
inscripciones latinas identifican al difunto con su ideario (Conjunto de ideas
que caracterizan a una persona)
A la izquierda se lee: DIDACUS VALENTIA
DE BENAVIDES. SCUTO CIRCUMDAVIT ME
VERITAS EIUS. NON TIMEBO A TIMORENOCTURNO.
Y en la cartel derecha: DOMINUS MIHI
ADIUTOR ET NON TIMEBO QUID FACIAT MIHI HOMO.
El epitafio se ciñe elocuentemente al
contexto histórico de las luchas nobiliarias en Baeza, dirigidas por Benavides
y Carvajales, e implora a la vez la protección divina para el camino del más
allá.
Su origen bíblico, la primera pertenece
al Salmo 90 y la segunda al 117.
En su conjunto, el mensaje que transmite
es la confianza del justo en la protección divina. La fe hace superar el miedo
humano porque la confianza en Dios destierra del corazón todo temor.
Su escudo de armas coronando el monumento
tiene su paralelismo en el escudo que para él es Dios.
El versículo del salmo 90 dice: “Tu
lealtad me protege como un escudo, no temeré al terror de la noche”, implica la
existencia de una prueba de la que él saldrá airoso porque se cobija bajo las
alas divinas. El terror nocturno es símbolo de la hora del mal, y la noche, la
imagen del la muerte.
Por ello, los atlantes esculpidos domitan
sosteniendo las cartelas, en representación del sueño de la muerte.
La segunda cartela con el versículo 6 del
Salmo 117: Dios está por mí, no tengo miedo, ¿qué puede hacerme el hombre?.
Tiene su conclusión en el versículo que le sigue: “Dios está por mí, entre los
que me ayudan, y yo desafío a los que me odian.
La venera central aloja un relieve hoy
muy erosionado con un tema relacionado con el Juicio Universal o la Resurrección
de Cristo; en realidad aúna ambos misterios.
Y flanqueando la hornacina, la Adoración
de los Reyes y los Pastores, tema y composición que veremos repetirse en los
enterramientos de la Capilla Dorada.
Como corresponde a una estancia
funeraria, la composición de la ventana la preside Cristo Magestad con el
Tetramorfos, como describe el cap. IV del Apocalipsis La Gloria de Dios en los
preliminares del Gran Día, rodeado de un cortejo de ángeles.
En las enjutas, dos ángeles funerarios
muestran sus cartelas con la siguiente leyenda: ASCENDIT IN CAELO-ET SEDET AD
DEXTERAM PATRIS, inscripciones que se constituyen en argumento explicativo del
relieve de la venera.
El texto, extraído del Credo Apostólico,
se completa con las expresiones siguientes: ET ITERUM VENTURUS EST CUM GLORIA
IUDICARE VIVOS ET MORTUOS; y así lo escenifica la composición: Asecendit in
coelo, la escena se sitúa aquí entre nubes.
Bajo el altar, en lo que un día fuera
presbiterio, se conservan tres enterramientos.
Uno de sus tímpanos conserva un
relieve con la escena de la Deposición en el Sepulcro, y en el intradós de dos
de los arcos, siete relieves.
Los siete relieves del otro arco, deben
representar las siete virtudes cristianas.
Alegoría y Mitología en Úbeda y Baeza durante el
Renacimiento. Autor Joaquín Montes Bardo
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