Según Madoz, El Prado de la Cárcel
constituía a mediados del siglo XIX, una de las tres grandes plazas del
interior de la ciudad, con un “paseíto” bastante descuidado.
En este espacio, existía una amplia
arboleda en sus laterales y en el centro de la misma se ubicaba la antigua Casa
de Justicia y Cárcel, actual Ayuntamiento de Baeza.
Se trataba entonces de la sede del
corregidor, delegado de la autoridad real, con poderes jurídicos, como cabeza
de la justicia civil.
ilustración de Guaman Poma de Ayala, Corregidor y encomendero se disputan las ganacias |
El Prado de la Cárcel constituía a
principios del siglo XVI uno de los espacios abiertos de los arrabales, a
espaldas del lateral septentrional de la Plaza del Mercado (Paseo).
La ubicación de la Casa del
Corregidor en él condicionó su carácter netamente público y la necesidad de
preservarlo como plaza de cierta amplitud.
Rematada la construcción de la Casa de
la Justicia y Cárcel hacia 1559, se convirtió en poderoso foco de atracción
para el crecimiento de los arrabales y uno de los más importantes centros
representativos de la cultura urbana celebrativa: punto de encuentro de los
paseos a caballo de los capitulares para acompañar al corregidor desde su casa.
A principios del siglo XVII, hacia
1625 uno de los laterales del Prado fue embellecido mediante la remodelación de
la Iglesia y hospital de Nuestra Señora de la Concepción.
La presencia del corregidor hizo que
a lo largo de los siglos XVII y XVIII, el entorno del Prado de la Cárcel no
perdiese vitalidad alguna, dado que en su audiencia se resolvían frecuentes
dependencias y asuntos administrativos.
El Prado del Mercado, contó con un
paseo arbolado que aunque algo pequeño, constituía un animado centro de
esparcimiento por su proximidad a la Plaza del Mercado.
Incluso antes de instalarse en él la
Casa del Corregidor, ya se le conocía como “Prado de la Cárcel”.
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