Cristóbal Lechuga fue un capitán de los tercios españoles durante el siglo XVI y XVII, destacando también como ingeniero militar de su época.
Se le considera el
ingeniero militar español de mayor capacidad técnica y de más fértil inventiva
de los últimos años del siglo XVI y primeros del XVII.
Gozó del aprecio de Juan de Austria y de Alejandro Farnesio. Por su destacado protagonismo en los sitios de Mäastricht, Tournay y, sobre todo, Amberes (1585), obtuvo el mando de la Artillería Imperial. Rindió las plazas de Huy y Calelet y venció al ejército francés den Doullens, demostrando un gran valor y sentido táctico.
Gozó del aprecio de Juan de Austria y de Alejandro Farnesio. Por su destacado protagonismo en los sitios de Mäastricht, Tournay y, sobre todo, Amberes (1585), obtuvo el mando de la Artillería Imperial. Rindió las plazas de Huy y Calelet y venció al ejército francés den Doullens, demostrando un gran valor y sentido táctico.
Cristóbal Lechuga fue
un hidalgo baezano nacido a mediados del siglo XVI. Se cree que entre los años
1556 y 1557.
Antes de cumplir
dieciocho años, se enrola en los tercios, en el de Sancho Dávila, y durante los
siguientes años consiguió escalar del puesto de soldado hasta el puesto de
capitán.
En 1585, el maestre de
campo Francisco de Bobadilla lo nombra sargento mayor de su tercio a los 28
años de edad, 11 años de servicio militar.
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Francisco de Bobadilla
arresta a Cristóbal Colón en Santo Domingo. Grabado publicado en la Enciclopedia
de Historia de los Estados Unidos de Harper en 1912
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El 25 de julio de ese
año, el Tercio de Bobadilla sale hacia Flandes por el Camino español. A su
llegada a Flandes, el tercio es diseminado por las poblaciones cristianas
católicas de la frontera para defenderlas de posibles ataques de protestantes.
El Tercio de Bobadilla
estuvo en la jornada de Bommel, donde los holandeses rompieron los diques y
anegaron la zona del río Mosa, y las tropas españolas acantonadas allí pasaron
muchas penurias. Para colmo, tuvieron que combatir contra una flota de
holandeses que navegaba por el terreno inundado. Los españoles, antes que
desistir, combatieron como pudieron, hasta que un día, el día de la vigilia de
la Inmaculada, el Mosa se heló, parando a los barcos holandeses.
De acuerdo con las
crónicas, el 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco
Arias de Bobadilla, compuesta por unos cinco mil hombres, combatía en la isla
de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal, bloqueada por completo por la escuadra
del almirante Filips van Hohenlohe-Neuenstein. La situación era desesperada
para los Tercios españoles, pues, además del estrechamiento del cerco, había
que sumarle la escasez de víveres y ropas secas.
El jefe enemigo
propuso entonces una rendición honrosa pero la respuesta española fue clara:
«Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de
capitulación después de muertos». Ante tal respuesta, Hohenlohe-Neuenstein
recurrió a un método harto utilizado en ese conflicto: abrir los diques de los
ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que
el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio.
En ese crítico momento
un soldado del Tercio cavando una trinchera tropezó con un objeto de madera
allí enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada
Concepción.
Anunciado el hallazgo,
colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla,
considerando el hecho como señal de la protección divina, instó a sus soldados
a luchar encomendándose a la Virgen Inmaculada:
Este tesoro tan rico
que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien, que por
intercesión de la Virgen María, esperaban en su bendito día.
Esa noche, se desató
un viento completamente inusual e intensamente frío que heló las aguas del río
Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la
escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtuvieron una victoria
tan completa que el almirante Hohenlohe-Neuenstein llegó a decir: «Tal parece
que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro».
Aquel mismo día, entre
vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los
Tercios de Flandes e Italia.
Tras esto, el Tercio
de Bobadilla fue reclamado en España. Lechuga esperaba obtener el puesto de
maestre de campo, pero Alejandro Farnesio, decidió que quien ostentase ese
puesto no fuera él, sino que fuera Manuel de Vega.
Entonces el hermano de Lechuga y su ayudante quisieron atentar contra el maestre de campo, lo que ocasionó que Lechuga fuese procesado, aunque no se encontró prueba alguna.
Entonces el hermano de Lechuga y su ayudante quisieron atentar contra el maestre de campo, lo que ocasionó que Lechuga fuese procesado, aunque no se encontró prueba alguna.
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Tercer Duque de Palma |
Fue quitado del puesto
y estuvo entretenido sin mando alguno. Hizo un memorial de sus servicio a
Felipe II de España y éste se lo recomendó al gobernador de los Países Bajos,
el archiduque Ernesto, quien lo nombró teniente del capitán general de
artillería de Flandes, monsieur La Motte. Durante este intervalo de tiempo,
Lechuga escribió su tratado militar Discurso que trata del cargo de Maestre de
Campo General y de todo lo que de derecho la toca en el Exército, sobre las
atribuciones y cometidos del general en jefe.
Lechuga se fue a
Lombardía, donde el conde de Fuentes le ordenó hacer un fuerte en el lago Como
para conseguir que los españoles hiciesen el Camino español más corto, pues los
franceses tenían pensado frenar la vía entre las posesiones españolas italianas
y las posesiones españolas de Flandes en el puente de Gressin. Lechuga lo
acabaría entre los años de 1603 y 1610.
En 1603 publica el
discurso antes mencionado (el Discurso del capitán Cristóbal de Lechuga, en que
trata de la artillería y de todo lo concerniente a ella, con un tratado de
fortificación y otros advertimientos (Milán, Imp. de Marco Tulio Malatesta,
1611).
Incorpora un grabado
con un retrato suyo y la aureola “El capitán Cristóbal Lechuga, natural de la
ciudad de Baeza, aetatis suae 54".
En Lechuga existía la
pretensión de crear una escuela de Artillería en Milán, finalmente lo consiguió
y fue nombrado director en 1604. Entre 1605 y 1608 fue nombrado Teniente
general de la Artillería del Estado (Milán). Como Teniente general de
Artillería de Milán fue acusado de prevaricación y posteriormente encarcelado,
aunque recuperó su libertad poco tiempo después al explicarse el posible fraude
y cuantificarse mejor. En todo caso, su situación en Milán mejoró con el
nombramiento como gobernador del Estado, de Juan de Mendoza, marqués de San
Germán y después de la Hinojosa, que había servido a sus órdenes en Flandes en
el Tercio de Bobadilla. Con él llegó a un acuerdo por el que abandona Milán,
hacia 1613, siendo transferido a la Armada Real de la Mar Oceáno, con base en
Cádiz. En este Tercio desempeñó el papel de Lugarteniente del Maestre de Campo
General, Jerónimo Agustín.
Pero a Lechuga le cae
la desgracia de ser acusado de prevaricación y desvío de caudales. El conde de
Fuentes lo aparta de su lado y Lechuga escribe otro tratado: Discurso que trata
de la artillería y de todo lo necesario a ella, con un tratado de fortificación
y otros advertimientos.
Libre de cargos,
vuelve a España, donde lo destinan en Cádiz, y participó con el Tercio de la
Mar Océana en la conquista de La Marmora, un nido de piratas de la costa
atlántica marroquí. Lechuga se destacó en ese combate pues consiguió salvar
diez buques enemigos de las llamas que los propios piratas provocaron.
Por este hecho,
Lechuga consiguió ser gobernador de la plaza por Felipe III de España, pero la
zona era muy hostil e insalubre: de los 3.000 hombres que había allí
destinados, sólo quedaban 500 hombres tras el transcurso de un invierno. Al
cabo de cuatro años, Lechuga preparaba en su ciudad una capilla funeraria, pues
veía cercana su muerte. No estaba equivocado, en 1619, los reyes de Marrakech y
Fez decidieron atacar la fortaleza, pero el peligro se disipó cuando el rey de
Marrakech murió. Pero los moros no tardaron en volver a atacar la posición, en
1622 estaban de vuelta, y no sólo eso, sino que una armada holandesa bloqueó el
puerto. Es muy notable la epopeya de Alonso de Contreras, quien consiguió en
poco tiempo armar una flota y llevar víveres y armas y munición, además de
conseguir la paz con los marroquíes y destruir la flota holandesa.
Siendo gobernador de
La Mámora, fundó patronato en la iglesia
de Santa Cruz, en 1618. Unos años después (1622) muere en su gobernación,
siendo trasladados sus restos mortales hasta Baeza para descansar en Santa Cruz
y posteriormente en la Catedral de Baeza.
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Sepulcro de D. Cristobal Lechuga. Catedral de Baeza |
Se distinguió como
artillero e ingeniero de los ejércitos españoles de Flandes e Italia, llegando
a ser «teniente de general de la artillería». Se le considera, generalmente, el
ingeniero militar español de mayor capacidad técnica y de más fértil inventiva
de los últimos años del siglo XVI y los primeros del siglo XVII. Dirigió la
construcción del famoso puente destinado a la expugnación de Amberes en 1585,
que llevaba noventa y siete cañones. Diseñó numerosas piezas de artillería,
ideó un nuevo tipo de cureña y una cabria de tres pies, e introdujo el empleo
de las llamadas «baterías enterradas».
Lechuga publicó, entre
otras obras, un notable Discurso... de la Artillería (1611). El interés de este
libro reside principalmente en su parte consagrada al trazado, moldeo,
fundición y barrenado de los seis tipos de cañón propuestos por su autor. En
ella detalla, también, minuciosamente la fabricación de morteros, bombas,
cureñas, cabrias, cucharas y otras piezas. La obra incluye, por otra parte, un
excelente resumen de fortificación. (En J. M.ª López Piñero et alii,
Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona, Ediciones 62,
1983, s. v. Lechuga, Cristóbal).
Fuentes:
Ediciones Universidad
de Salamanca
www.veracruzbaeza.com
hidalgosenlahistoria
Excelente articulo, su descendencia esta en la república de Colombia, donde emparentaron con la familia Rivas,( De la Riva ), originarios de Hasten del ducado de Milan, pasan luego y se radican en Cadiz y finalmente en 1720 se radican en el virreinato de La Nueva Granada, hoy en día el país denominado Colombia.
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