La iglesia adventista
quiere recuperar la figura de uno de sus padres en España, Walter Guy Bond. A
este pastor protestante, nacido en California, su misión evangelizadora le
llevó de Cataluña a Baeza y allí, en la ciudad, murió a los 35 años en 1914.
En vida tuvo que hacer
frente a la oposición del clero y, ya muerto, fue enterrado en la fosa común
del cementerio, tras ser exhumado. Baeza, 1914.
Es un pastor adventista, nacido
en California en 1879. Su intención, animado por el protestante jiennense Lope
Nicolás, es mezclarse con los baezanos e inculcarles su religión, un credo,
cuya doctrina principal es el “sacerdocio de todos los creyentes”, es decir,
que no hay que acudir a un cura para confesarse, sino que se puede hablar con
Dios sin que haya intermediarios.
España hacía algunos
tímidos avances y al mismo tiempo seguía anclada en el pasado, prueba de ello
era el poder que la Iglesia católica ejercía sobre una población, bastante
atrasada y temerosa de Dios. En este contexto llegó a la península ibérica el
pastor de la Iglesia adventista Walter Guy Bond, procedente de California y con
la misión de evangelizar a los evangelizadores.
La particularidad de
este municipio es que sin ser capital de provincia cuenta con un templo
catedralicio, con lo que nos podemos hacer una idea de como sería la llegada de
un pastor protestante yanki con la intención de decirle a las buenas gentes del
pueblo que no hay necesidad de hablar con Dios usando a un cura como
intermediario, sino que todos los creyentes pueden confesar sus pecados
directamente al Altísimo... El mismo Bond recogió en una de las cartas que
escribió durante su etapa en tierras baezanas lo siguiente: «Los curas y el
fanatismo predominan, haciendo que este, probablemente, sea el lugar más
difícil de los que, hasta ahora, hemos encontrado. Pero, incluso aquí, hay
esperanza».
Sus palabras fueron una bomba para la
sociedad, sobre todo para el clero, de la Baeza de entonces, una ciudad que es
de los pocos municipios españoles que sin ser capital de provincia tiene
Catedral. Daniel Posse, actual pastor de la iglesia adventista jiennense,
resume las intenciones de Bond con una frase:_“Se metió en la boca del lobo,
donde más trabajo había por hacer”. El propio Bond lo expresó en una misiva
escrita durante su etapa baezana:“Los curas y el fanatismo predominan,
haciendo que este, probablemente, sea el lugar más difícil de los que, hasta
ahora, hemos encontrado.
Pero, incluso aquí,
hay esperanza”. Y su mensaje, que entró en la Península Ibérica por Cataluña,
su primer destino español, caló también en Baeza, y mucho, según Daniel Posse,
tanto que, para acallarlo por siempre, pudo ser envenenado.
Logró, según recoge
la historia del adventismo español, que a la vivienda donde predicaba
acudieran, cada noche, cientos de personas y hubo hasta vecinos que dejaron la
fe de sus padres y fueron bautizados como protestantes, es el caso de Enrique
Sánchez Cruz, fundador luego, junto a su esposa, de la iglesia de La Carolina.
La casa, que todavía se conserva, está en la calle Cipriano Alhambra, en el
número 8, no muy lejos de la que ocupó el que se considera uno de sus amigos
baezanos, el poeta sevillano Antonio Machado que, por entonces, era profesor
titular de Francés en el instituto.
Víctima de una supuesta conjura o no, lo
cierto es que Walter Guy Bond, que castellanizó su nombre para convertirlo en
Gualterio Guido Bond, dejó este mundo el 12 de noviembre de 1914, a los 35
años, y en la partida de defunción consta que la causa fue una peritonitis. En
su lecho, Bond, convencido de que había sido víctima de un complot, dijo a su
hermano Frank: “Perdono a mis verdugos”.
Además, pidió ser enterrado en el
cementerio de Baeza, a pesar de que su mujer y sus cuatro hijos salieron de España
y regresaron a los Estados Unidos.
Tras su fallecimiento, comienza la etapa más
macabra de Gualterio Guido Bond en Baeza, una cadena de acontecimientos que
llevan que los adventistas quieran hacer que su imagen se restablezca.
El
pastor Daniel Posse explica que las investigaciones practicadas permiten
determinar que, después de la Guerra Civil, en 1940, la presencia de Bond en la
ciudad todavía era recordada y, para algunos, su recuerdo no era grato.
Tan
poco agradable debía de resultar que el alcalde ordenó exhumar el cadáver y
darle sepultura en el llamado “corralito”, el espacio donde se enterraba a los
considerados “impíos”.
La lápida fue destruida y ni los propios descendientes
de Bond saben a ciencia cierta cuál era el nicho que, en propiedad, se compró
este californiano.
La Iglesia Adventista trata de colocar un monumento en el
cementerio que deje constancia de la misión de “Gualterio” en Baeza. Por otro
lado, hay una historia paralela interesante: El universal poeta andaluz Antonio
Machado daba clases en Baeza de Francés cuando, a la ciudad, llegó el
protestante Walter Bond.
Los adventistas
consideran que uno y otro, por su condiciones de intelectuales, se refugiaron
en las tertulias y compartieron su visión crítica sobre la religión. –“¡No
puedo cantar ni quiero a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en el mar! Es
una estrofa de un poema que he compuesto.
No hay pruebas de esta conversación,
pero para los adventistas, fue una de las que mantuvieron Antonio Machado y el
primer misionero que tuvieron en España, Walter Guy Bond.
El poeta sevillano
vivió en Baeza entre 1912 y 1919, el misionero protestante, llegó en 1914. Los
dos intelectuales fueron coetáneos y tenían en común el hecho de estar fuera de
lugar entre la mayoría de baezanos. Machado, en una carta a Unamuno, dice sobre
Baeza: “Es una población rural, encallada por la Iglesia”. El profesor tenía
pocos lugares donde expresarse, a excepción de la rebotica de la desaparecida
farmacia de la calle Concepción. Allí se daban las únicas conversaciones en las
que Machado estaba a sus anchas. Como un igual, Bond se movió en los mismos
círculos que el escritor. Según el pastor Daniel Posse, se sentaban en la misma
mesa. Los protestantes dan por hecho que los dos se intercambiaron impresiones
e, incluso, Posse afirma que Bond influyó a Machado en el momento en el que
escribió “La Saeta”, unos versos muy conocidos del poeta, convertidos en
canción por Serrat, en los que Machado reivindica su idea de Jesús y de la
religión, que nada tienen que ver con la que imperaba entonces.
Fuentes:
http://populoserviciosturisticos.blogspot.com.es/
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