jueves, 21 de abril de 2016

MIGUEL DE LA TRINIDAD







Miguel de Arjona y Molina, nacido el año 1588. Sus padres fueron Luis de Arjona y Benita de Molina, los cuales tuvieron varios hijos.

Miguel despuntó con “gallardo entendimiento” –según dicen sus biógrafos– y con buen temple religioso. En 1605, a la edad de 17 años, y tras las huellas de San Juan de la Cruz en Baeza, entró en los Carmelitas Descalzos; realizó su noviciado en Granada, tomando el nombre de Miguel de la Santísima Trinidad.

Tras formarse en los cursos filosóficos y teológicos (1606-1612), fue nombrado profesor de varios centros de la región andaluza.

De 1615 a 1618 enseñó Artes en Baeza, dando clases principal­mente de Lógica y Ontología (Teoría de las Categorías). Y allí mis­mo, en Baeza, asumió la Cátedra de Teología desde 1618 a 1628, formando varias generaciones de jóvenes. Estuvo enseñando en los Colegios de la Orden trece años, siempre bajo la inspiración doctri­nal de Aristóteles y Santo Tomás.

Dada la notoriedad de su talento, fue llamado por sus superiores a redactar un Curso Filosófico completo, en latín, con otros profe­sores que enseñaban en la Universidad de Alcalá. La obra completa, en cuatro tomos, se llamaría “Curso Complutense”, que llegaría a tener resonancia internacional.

Miguel redactó el primer tomo (Lógica o Dialéctica), que salió de las prensas el año 1624, teniendo el autor 36 años. En los años siguientes se publicaron los tomos segundo, tercero y cuarto, cuyos autores fueron Juan de los Santos (Comentarios a la Física) y An­tonio de la Madre de Dios (Comentarios a la Psicología)

La Lógica de Miguel, de 866 páginas (formato en cuarto menor), contenía ocho partes: viene a ser una “enciclopedia” de las cuestiones lógicas fundamentales, en disputa con las corrientes paralelas de Suárez y Escoto. Salió editada por vez primera –como he dicho– en Alcalá (1624); tuvo otra edición en Madrid (1627), otra en París (1628), otras en Frankfurt (1629, 1636) y Viena (1629), otra en Barcelona (1635), otras tres en Lyon (1637, 1651, 1668); posiblemente haya más ediciones. En general fue aceptada en Europa con gran aplauso universitario; y se implantó como texto en varias Universidades (muy sonada fue la de Salamanca) y Colegios de Órdenes Religiosas (Oratorianos, Jerónimos, Premonstratenses, Dominicos): en España fue libro de referencia, hasta la exclaus­tración de 1835.

Entre sus fuentes lógicas aparecen citados –además de Aristó­teles y Santo Tomás– los antiguos Simplicio, Temistio y Filopón; y los modernos Capreolo, Cayetano, Soto, Báñez, Suárez y Araujo, entre otros muchos.
Aquel grueso volumen de 866 páginas contiene básicamente tres secciones que estudian respectivamente los aspectos lógicos implicados en las operaciones del entendimiento: aprehensión, juicio y raciocinio.

La primera estudia la aprehensión, y comprende sendos capítulos dedicados a los conceptos universales, al método filosófico de la analogía y a las categorías.

La segunda estudia el juicio, y comprende varios capítulos dedicados a la teoría de la interpretación.

La tercera estudia el raciocinio,  e incluye varios capítulos dedicados a la teoría de la argumentación, a la demostración y a la ciencia.

Los temas abordados por Miguel están desarrollados con admi­rable claridad y profundidad a la vez.

Esta obra lógica de Miguel fue, desde luego, un acontecimiento editorial, adoptado –como he dicho– en varias universidades europeas y, especialmente, en las españolas.

Aunque varias veces tuve que acudir a las enseñanzas de esta Lógica –ahora puede verse en Internet Artium Cursus…Dialecticam …Complutense–, nunca me pregunté por el autor, pues los volúme­nes son anónimos y sólo se dice genéricamente en la primera página que fueron “compuestos por autores de la Orden”; pero precisamente los documentos del tiempo son suficientemente explícitos respecto al autor.

Un resumen de la vida y obra de este ilustre baezano se encuentra en varios libros, como la Bibliotheca Scriptorum (1730), escrita por Marcial de San Juan Bautista, así como la Bibliotheca Hispana Nova de Nicolás Antonio (1783-1788). Todos confirman la autoría de dicha Dialéctica o Lógica, así como otros puntos interesantes de su labor docente.





En 1628 fue nombrado Prior de Écija (1628-1631) y luego Rector de Baeza, donde realizó una gran labor de reconstrucción y mejora del convento Nuestra Señora del Carmen fundado por San Juan de la Cruz, sito aproxi­madamente en lo que hoy se conoce, en la calle del Carmen, como Escuela de Artes y Oficios. 


Antiguo Convento Nuestra Señora del Carmen o San Basilio






En 1635 se le nombró Prior de Granada. Y en seguida Provincial de toda Andalucía, cargo que regentó durante varios años. En 1637 sale electo Rector del colegio de Sevilla; y en 1640 Rector del Colegio de Écija y seguidamente del Colegio de Baeza (1641-1643); luego Prior de Jaén (1643-1646). A continuación fue elegido nuevamente Provincial de Andalucía (1646-1649). Y de nuevo Rector de Baeza (1649-1652). A su pesar, en 1654 el Capítulo General le nombra otra vez Provincial de Andalucía (1654-1655). Había ejercido las prelacías durante veintisiete años.



Finalmente prefirió retirarse al convento de Baeza, donde pasó sus últimos días, viéndose arrinconado por aquellos a quienes tanto había querido. Algo similar le ocurrió a San Juan de la Cruz en Úbeda. Miguel murió en junio de 1661 a las 73 años de edad.


Cuando acabó su etapa de Alcalá, y reintegrado en el Colegio de San Basilio de Baeza, fue requerido por el entonces Obispo de Jaén (y luego Cardenal de Toledo) don Baltasar Moscoso y Sandoval, de quien fue confesor y consejero durante muchos años. 


Obispo Baltasar Moscoso y Sandoval



Tanto confiaba en Miguel que le propuso como obispo auxiliar de la diócesis de Jaén, cosa que el baezano rechazó. Miguel, además, trabajó muy seriamente en el descubrimiento de las reliquias de numerosos mártires jiennenses, como los de Arjona. El mismo Obispo le encomendó la reforma legislativa de las monjas agustinas de la Magdalena de Baeza.


Convento de la Magdalena


La baezana iglesia del Carmen llegó a ser, bajo sus mandatos, la mejor y más valiosa de toda Andalucía. Y la Biblioteca del Colegio era estimada como la mejor de la Orden en España. No queda nada de ella; ni del convento: sólo el nombre de la calle.





Miguel Arjona es un autor que no debe faltar en la memoria histórica de nuestras letras. Como tampoco falta ahora, en la actualidad, la admiración por su Lógica en los varios encuentros que se celebran sobre la Historia de esta disciplina.







Fuente:

Dr. D. Juan Cruz Cruz -Profesor honorario de Filosofía en la Universidad de Navarra, quien se ha dedicado durante más de dos décadas al estudio del pensamiento filosófico del Siglo de Oro, editando varias monografías sobre el tema.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Al Bayyasi el último emir árabe que tuvo Andújar

al-Bayyasi ayudó a Fernando III a tomar algunas localidades giennenses como Montejícar, Pegalajar o Mengibar. Pero antes de abandona...