La fabricación de harina fue durante toda la Edad Media una de las principales tareas de las poblaciones jiennenses, en cuyos arroyos y ríos se instalaron numerosos molinos harineros dedicados a transformar en harina la producción cerealista que suponía algo más de la mitad de la producción total del Reino de Jaén ~. El enclave de Baeza entre los ríos Guadalimar y Guadalquivir proporcionó el complemento necesario de las excelentes tierras cerealistas de la Loma.
A finales del siglo xv, y como continuación de la antigua tradición musulmana, Baeza contaba en las orillas de ambos ríos con numerosos molinos harineros. A ellos, de acuerdo con las ordenanzas de la ciudad, los «cargueros» llevaban el trigo de los vecinos y lo devolvían convertido en harina. Para el fiel cumplimiento de sus tareas iban provistos de un celemín debidamente comprobado por los almotacenes del Concejo. Los molineros, por su parte, debían tener bien picadas las piedras, operación que era necesario repetir cada vez que se hubiesen molido doce fanegas de trigo.
Tal fue la importancia de ésta que podríamos llamar industria harinera de Baeza, que superó en número de molinos a los restantes poblaciones del Reino, como lo venía haciendo en producción cerealista
Fuentes Consultadas:
La ciudad de Baeza a través de sus Ordenanzas
Carmen ARGENTE DEL CASTILLO
José RODRÍGUEZ M9LINA
(Colegio Universitario de Jaén)
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