miércoles, 10 de octubre de 2018

EL HIJO DEL REY BAEZANO ACEHID-BEN MAHOMAD ENTERRADO EN LA CATEDRAL DE SEVILLA.



Con felicísimo acontecimiento inauguró Fernando III por tierras musulmanas en la primavrera del año 1224, porque tan pronto salió de Toledo, camino de Andalucía, recibió la grata nueva de que el Rey de Baeza solicitaba rendición; sobre la marcha se ajustó el pacto, se ocuparon los castillos en garantía de su observancia y así avanzaron las tropas cristianas por lugares de Baeza y Córdoba, orgullosas de la victoria. Mal fin tuvo Acehid-Ben Mahomad, nombre del Rey Moro sometido porque vivió odiado de los suyos y murió asesinado junto a la fortaleza de Almodóvar del Río.
Un hijo del difunto Rey de Baeza que se llamaba Abdelmón, como el primer monarca de su raza almohade, acentuó a tal punto la política de amistad con los cristianos que sofocó el intento de rebelión iniciado a la muerte de su progenitor, consintió que se elevase a pleno dominio el reconocimiento del señorío de San Fernando sobre el reino de Baeza, incorporado desde el año 1227 a la Corona de Castilla.
Intervino con eficacia en la correría de huestes cristianas realizada en el año de 1232, que empezó en Adújar y terminó en Jerez de la Frontera.
Se hizo cristiano y con el honroso título de Infante, desfiló por las calles de Sevilla luciendo en alto el estandarte de sus armas (media luna de plata y cinco estrellas de oro en campo azul) el día 22 de diciembre de 1248.
Fernando III lo había acogido como hijo adoptivo hacía unos años y cuando fué bautizado bajo la fé cristinana se hizo llamar Fernando también.
Llegó el momento de repartir la Ciudad y lugares de Sevilla entre los conquistadores, y al dicho ex rey moro de Baeza, don Fernando Abdelmón, le adjudicarón una extensa heredad en término de Alcalá de Guadaira, nombrada hasta entonces Marchar Azohirí y desde ahora Baeza en memoria de su nuevo dueño; fertísimas tierras en las aldeas de Notias, Fasnalcázar y Galamera, y casas principales para su morada que ocupó de por vida.
Tras su muerte fue sepultado en la Catedral de Sevilla, bajo una nave decorada con vistosas yeserías moriscas que sirvió de entierro a numerosos caballeros de la nobleza hispana.
Las crónicas alaban los servicios prestados por Adbelmón a los cristianos, su valor y fidelidad inquebrantable. Fernando III premió su conducta con el privilegio que otorgó en Valladolid en el año 1243 a favor de los moros leales del reino de Baeza, que dice así uno de los párrafos: " LOS SARRACENOS QUE ALLÍ MORAREN SEAN GUARDADOS FIELMENTE Y LE SEAN CUMPLIDAS LAS CONVENIENCIAS QUE CONMIGO TIENEN HECHAS, NO LES PIDÁIS MÁS DE LO QUE DEBEN DAR NI COBRÉIS DE ELLOS MÁS DERECHOS DE LOS QUE A MÍ DAN; Y SI ACASO LOS DICHOS MOROS SE QUIEREN APARTAR DE LOS DICHOS LUGARES PARA MORAR EN OTROS QUE SIN NINGUNA PENA Y GRAVAMEN HAGÁIS QUE VAYAN LIBRES Y SALVOS".




Fuente Consultada:
Mudéjares y moriscos sevillanos
Autor: Celestino López Martíne
z.

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