Cuando una Orden
religiosa establecía su convento en la ciudad, fundaba en
condiciones precarias,
las más de las veces, de alquiler o en casa donada.
La máxima aspiración de una
comunidad residía en ver colgada la campana del campanario de su iglesia y
florecientes vocaciones paseando por sus claustros.
El ritual fundacional
se limitaba a llegar a la ciudad, adquirir una vivienda y
tomar posesión de ella
los religiosos recién llegados.
La licencia episcopal
y, casi siempre,municipal, eran requisitos previos que todas las Ordenes
cumplían escrupulosamente
La elección de la
ciudad quedaba determinada por tres elementos:
1.-posibilidades de viabilidad y
desarrollo del convento, y de la Orden
2.- posible abundancia de vocacionesç
3.-rivalidad frente a otras Órdenes.
En Baeza los tres
elementos se veían largamente satisfechos y conformados por la realidad social
de la ciudad.
Convento de San Antonio |
Baeza era catedralicia
y nobiliaria, además de una ciudad de industrias y oficios numerosos que hacían
circular dinero , por lo que un convento tenía asegurada su viabilidad y
desarrollo bajo el cobijo de ambas instituciones.
Fotografía antigua sobre la Catedral de Baeza |
La Catedral, que compartía el
obispo con la de Jaén, seis meses al año cada una, amparaba una caterva inmensa
de clérigos y eclesiásticos, cuyas excedencias fiscales e inmunidades tributarias
les facilitaban el vivir y les procuraban pingües beneficios.
La nobleza baezana,
por su parte, muy numerosa, tenía a gala hacer ostentación de su abolengo y alcurnia
pretendiendo entroncar con los caballeros conquistadores que llegaron a la
ciudad con Fernando III.
Llevados de su orgullo de estamento claramente
diferenciado por la sangre y el dinero, apoyaban cualquier manifestación
religiosa y política en la que no se discutiera el régimen establecido ni los
privilegios adquiridos.
Una fundación
religiosa era el lugar más adecuado para alcanzar sus fines: ostentación de apellido,
reconocimiento de fortuna y entrada libre asegurada a la Gloria.
Pero, también, era una
ciudad universitaria.
El mundo estudiantil requería colegios dirigidos por
Órdenes religiosas dado que los campos de la Escolástica, Teología y Artes eran
los que se abrían a los jóvenes universitarios.
Las perspectivas de futuro justificaban
esta misma necesidad, ya que sólo en la Iglesia tenían cabida estas ramas del
saber. Una Universidad regida por clérigos abocaba a incuestionables «salidas» a la clerecía.
Las
Órdenes religiosas eran receptoras de buen número de estos licenciados.
El tercer elemento
era, con mucho, el detonante de la fundación. La rivalidad entre Órdenes
provocó el auge fundacional en la ciudad. Todas deseaban un centro que
suscitara vocaciones haciendo más grande a la Orden correspondiente. Tener convento
en Baeza, por las características sociales y económicas de la ciudad, no dejaba
de ser una buena carta de presentación en sucesivas fundaciones.
Pero, en la realidad,
no todo resultaba tan sencillo. Esta misma rivalidad suscitaba enfrentamientos
entre los conventos ya existentes en la ciudad y los que pretendíanfundar.
Acogiéndose a las simpatías de los papas reinantes, provocaban variopintos
subterfugios legales que impedían la nueva fundación. A su vez, los nuevos frailes
pleiteaban en todos los foros judiciales, nacionales y romanos, para conseguir la
nulidad de las leyes que amparaban a los conventos ya fundados.
En ultima instancia,
no les quedaba otra opción que esperar el relevo en la silla pontificia de un papa
más abierto a la ampliación de las religiones, que anulara las bulas al
respecto de sus predecesores .
Como en los siglos XVI
y XVII los papas se sucedieron con relativa rapidez,
siempre encontraron
las Órdenes religiosas papas prontos a defender a unas, por filia o veneración,
en detrimento de otras, o viceversa, dado que, además, algunos de estos papas
pertenecían por sus votos a alguna de ellas.
Cuando una Orden
elegía la ciudad suponemos cubiertas las pertinentes licencias el primer paso
era buscar una vivienda
Las fundaciones
baezanas de estos siglos, emprendidas por Órdenes ya reformadas, cuyo espíritu
de pobreza era palpable, se acometieron en unas condiciones extremadamente
duras.
Nos consta que todas ellas se hicieron con unos mínimos económicos. Los
frailes venían a fundar con lo puesto y la mayoría de las veces sin metálico en
el bolsillo. De ahí que el primer paso en la ciudad fuera buscar algún centro
religioso abandonado, como ermita o similar, o una casa de
alquiler bien barata donde colgar la campana y exponer el Santísimo.
Si
despertaban simpatías en el pueblo, y su rigurosidad causaba admiración, pronto
encontraban un protector o protectora que les donaba una casa en mejores condiciones
o patrocinaba la erección de alguna capilla con lo que la iglesia iba tomando
cuerpo.
Las limosnas de los fieles, aunque supeditadas a la estación de los tiempos,
solían ayudarles a ir dando forma al convento deseado
Convento de la Magdalena |
Levantar el convento
no era cuestión de un día, ni siquiera de un año. Era un largo proceso de
construcción, lento y pesado, en el que se ponía a prueba el buen hacer de los
sucesivos priores, la economía de la ciudad, la generosidad de los baezanos,
las dotes de albañilería de los frailes , incluso las
inclemencias del tiempo,pues, no pocas veces se desplomaban en cuanto llovía
copiosamente, lo que demuestra la falta de conocimientos en albañilería y
construcción de sus hacedores .
Hoy día cuando
contemplamos los restos de los pocos conventos que nos quedan de aquellos
siglos, la impresión del profano es creer que los frailes llegaban, fundaban y
en un mes ya tenían el convento construido, y de estilo renacentista.
Nada mas lejos de la
realidad. La mayoría de las veces los arreglos se iban intercalando a los
anteriores, los estilos se superponían conforme cambiaban los gustos o las
necesidades conventuales y las muestras temporales hacían de su morfología un
pastiche o puzle que mostraba lo extensible en el tiempo de su construcción.
Si predomina el estilo
renacentista es porque fue el último gran movimiento estilístico que se dio en
Baeza.
Enraizado en ella, y como impermeable a todo lo posterior, la ciudad se
mantuvo fiel al sello vandelviriano, no acatando otras premisas que las
impuestas en estos tiempos gloriosos. Todo lo que se construyó después supo
ajustarse a esos cánones de belleza que han hecho de Baeza una ciudad regular
en su aspecto, creando ese clima de uniformidad urbanística que tanto admira el
visitante y que se ha perdido, por ejemplo, en la cercana Úbeda. Así, pues, los
conventos no nacieron en dos días, ni renacentistas.
Los conventos deseados
sólo debían responder al espíritu de sus moradores y vertebrarse como todo
convento en torno a dos elementos fundamentales e imprescindibles: el templo y
el claustro.
Todo lo demás no era
más que barniz superficial, temporal. Góticos, renacentistas o funcionales, sus
arquitecturas son las muestras de las arquitecturas de los tiempos, las que
diseñan los teóricos, las que hacen los arquitectos, las que pagan los
patrocinadores. Un fraile sólo desea un templo donde orar y un convento - léase
casa- donde vivir en comunidad.
De este modo, el
convento deseado es el motivo de su vivir.
El fin es hacerlo por Dios
Fuente:
LA
ESTEREOTOMÍA EN LOS CONTRATOS DE OBRAS DE LOS CONVENTOS BAEZANOS M.Cruz García Torralbo
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