al-Bayyasi ayudó a Fernando III a tomar algunas localidades
giennenses como Montejícar, Pegalajar o Mengibar. Pero antes de abandonar el
territorio de Jaén a finales del verano, a fin de invernar en tierras
castellanas, el rey Fernando III le exige al emir de Baeza la entrega de dos
fortalezas ya conquistadas, la de Andújar y la de Martos, pues la de Jaén no
había sido posible su conquista, a lo que al-Bayyasi
no opone resistencia, entregando el cuidado de la ciudad de
Andújar a Alvar Pérez de Castro, al que el rey castellano dio 50.000 maravedíes
de oro para el mantenimiento de las guarniciones de los mismos, quedando con
Alvar Pérez de Castro los maestres de Calatrava y Uclés, con sus freires y
otros nobles y magnates como fronteros.
Según recoge Julio González, un diploma de fecha 5 de
septiembre de 1225 registrará ya la doble tenencia de Andújar y Martos de Alvar
Pé rez de Castro como Aluarus Petri tenens Martos et Andúiar19. Lo cierto es
que la toma de posesión de los castillos de Andújar y Martos por la guarnición
cristiana, que tuvo lugar hacia los últimos días de agosto de 1225, no
significó formalmente la toma de Andújar por los cristianos, sino simplemente
la instalación de los caballeros y soldados castellanos en la fortaleza de la
ciudad, pues el gobierno interno y municipal de la ciudad seguía en manos de
al-Bayyasi, ya que la ciudad seguía estando habitada por los musulmanes, pero
la posesión del castillo de Andújar significó la garantía del control de la
entrada en Andalucía por el puerto de Puertollano o del río Jándula.
Como ya hemos mencionado anteriormente, los ejércitos
castellanos no se limitaron a controlar pasivamente estos castillos, sino que lanzaron
correrías y algazaras que deterioraron el poder almohade sevillano, que fue
derrotado en batalla campal, lo que tuvo como consecuencia que muchas
localidades musulmanas entre Córdoba y Sevilla,al verse desamparados por parte
de los almohades, decidieran ponerse bajo la encomienda de al-Bayyasi, a fin de
librarse de las tropelías de los cristianos.
Sabedor F Sabedor Fernando III de estas victorias y como buen
político que era, no quería que otros se atribuyeran tales éxitos y decidió, el
1 de noviembre, emprender viaje a Andalucía, a pesar de las inclemencias del
invierno, lo que hizo con toda parafernalia, acompañado de nobles como don Lope
Diaz de Haro, don Gonzalo Ruiz Girón, don Alfonso Téllez, don Guillén Pérez de
Guzmán, don García Fernández de Villamayor y don Guillén Gómez, entre otros20.
El camino lo hizo por el río Jándula, no por el puerto del Muradal, por lo que
pilló de sorpresa, tanto a al-Bayyasi, como a don Alvar, que se encontraban
guerreando fuera de la ciudad de Andújar.
Llegado a la localidad de Andújar, Fernando III instala su
campamento en sus proximidades, en el paraje conocido como Janduela, en donde
se presentaron el baezano y Pérez de Castro con mucho boato y esplendor, como
nos describe la Crónica de los Veinte Reyes: “(al-Bayyasi se presentó) con tres
mil caualleros de almohades e de aláraues e de andaluzes e turcos, e bien
treybta mil a pie, con muchas tronpas e atanbores e con grandes rruydos.
Entonces el rrey resçibiólos muy bien… e venia tanbien don Alvar Peres e don
Alfonso e otros omnes buenos que fueron por fronteros. El rrey acogólos muy
bien e fízoles mucha onrra”21.
En este encuentro el rey castellano, en un nuevo acuerdo,
exigió aal-Bayyasi la conquista y entrega de otros tres importantes castillos,
los de Salvatierra, Capilla y Burgalimar (actual Baños de la Encina), y como señal
de cumplimiento de lo pactado, el emir puso en manos de Fernando III el alcázar
de su capital, Baeza, lo que, como sabemos, provocó las iras de la población
musulmana, la huida de al-Bayyasi y su muerte a manos de sus lugartenientes en
Almodóvar del Río.
La muerte del baezano supuso un gran vacío de autoridad en
todos los pueblos y tierras que estaban bajo su protección, lo que provocó una vuelta
generalizada de todas estas localidades musulmanas a la obediencia del califa
almohade de Sevilla. Por otra parte, la desaparición de un gran aliado como
al-Bayyasi dejó a las guarniciones cristianas de los castillos de Baeza,
Andújar y Martos en difícil posición, pues se encontraban, aunque protegidos
por las murallas de sus baluartes, en medio de ciudades cuya población seguía
siendo musulmana y de la que dependían en muchos aspectos de abastecimiento y
logística.
Así pues, los baezanos llamaron en su socorro al gobernador
almohade de Jaén, que acudió a la ciudad y puso sitio al castillo guardado por
las mesnadas cristianas, pero al cabo de poco tiempo, temeroso de que
aparecieran refuerzos castellanos muy superiores, decidió retirarse, no sin
antes comunicar a los baezanos que, quienes quisieran, le acompañasen, lo que
no dejó más opción a los musulmanes que abandonar y vaciar la ciudad de Baeza,
que pasó definitivamente a manos cristianas el 1 de diciembre de 1226.
Lo mismo ocurrió en Martos y Andújar, cuya población islámica
huyó en bandada a refugiarse en ciudades aún en manos musulmanas como Jaén,
Granada, Úbeda o Arjona, relatando este éxodo la Crónica de los Veinte Reyes de
esta manera: “Temiéndose de lo que començaron, los moros dexaron Andújar, ca
fuéronse todos, que non fincó ninguno y, e fincó la villa toda quieta al rrey;
e eso mesmo fincaron todos los de Martos…”23.
Según Gonzalo Martínez Díez24, si la muerte de al-Bayyasi,
elemento provocador de todo lo posterior, ocurrió en los primeros días de
julio, lo más probable es que el abandono de Andújar por parte de la población
musulmana tuviera lugar en el segundo semestre de 1226, entre el 10 de julio y
el 30 de noviembre, por lo que la fecha de la festividad de Santa Marina el 18
de julio, en donde se conmemora tradicionalmente el día de la reconquista
cristiana, es muy posible que no se refiera a la ocupación del alcázar en 1225
por parte de la guarnición castellana de Don Alvar Pérez de Castro, sino más
bien al vaciamiento por parte de sus habitantes árabes el año de 1226 y su
consiguiente ocupación real de la ciudad por parte cristiana. Fernando III, ya
desde este momento, deja al mando de la ciudad a don Alvar, de la misma forma
que deja a Baeza en manos de don Lope Díaz de Haro y a Martos en manos de don
Tello Alfonso; asimismo, puso a Andújar bajo la administración eclesiástica de
Toledo, que no pasó a formar parte de la diócesis de Baeza hasta el año 1243;
y, de la misma forma, Fernando III impulsó la llegada de nuevos repobladores
castellanos, que dieron un nuevo impulso a la desolada ciudad, siendo, hasta la
caída del reino nazarí de Granada, un enclave activo durante los siglos XIII y
XIV en la lucha contra los musulmanes granadinos, herederos de la y testigos de
los últimos siglos musulmanes en la península.
Fuente y autor: Juan Martos Quesada