Hubo un encuentro que tuvo una
enorme trascendencia para la literatura española del siglo XX en la ciudad de
Baeza, hablamos de Antonio Machado y Federico García Lorca.
No solo provocó una estrecha
amistad entre los dos escritores andaluces y sino que dio lugar al
correspondiente testimonio de Lorca acerca de Baeza (“Ciudad perdida”, publicado
en Granada en 1917 en la revista Letras y recogido en su primera obra
“Impresiones y paisajes”, 1918). Ademas ese encuentro determinó que el poeta de
Fuente Vaqueros decidiese definitivamente su vocación literaria.
Casual o accidental, los
hechos posteriores demostraron que el citado encuentro fue determinante para el
escritor en ciernes que era entonces Lorca y para Baeza al “significarla como
una ciudad de la poesía.
El viaje de Federico García
Lorca a Baeza se remonta a un viaje de estudios como alumno de la Universidad
de Granada organizado por el catedrático de Arte Martín Domínguez Berrueta,
admirador de Machado y con el que mantenía una relación de amistad de
anteriores viajes académicos al municipio baezano, siguiendo, por otro lado,
una vieja costumbre de la Institución Libre de Enseñanza. Este viaje permitió a
Lorca no solo pasear por Baeza y conocer su belleza monumental sino que le
proporcionó la ocasión de conocer personalmente al poeta sevillano, que desde
el año 1912 impartía clases de francés en el Instituto General Técnico, en la
actualidad IES de la Santísima Trinidad.
El encuentro congregó a varios
profesores con los estudiantes y en él Machado recitó varios poemas suyos,
algunos inéditos, y otros de su amigo Rubén Darío, fallecido unos meses antes.
Esa misma noche, el Casino Antiguo acogió una nueva velada poética y musical en
la que Lorca interpretó al piano algunos fragmentos de música clásica.
Este encuentro fue decisivo
porque al año siguiente, en 1917, Lorca regresa a Baeza ya no como músico, sino
como un gran poeta. A modo de anécdota, la profesora de la UGR Rocío Castillo
explica en su artículo “La influencia de Antonio Machado en Federico García
Lorca y en sus ideas poéticas” que al ser inscrito en el registro de la poesía
española, el escritor granadino se declararía “hijo” de Antonio Machado y nieto
de Rubén Darío. Sus primeras creaciones literarias reflejan la influencia de
Rubén Darío en algunos de sus versos juveniles, posteriormente la del primer
Machado íntimo de “Soledades”.
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