martes, 28 de noviembre de 2017

Zayd Abu, el último rey de Valencia

Sello de Zayd Abu


Zayd Abu Zayd, llamado Abū Zayd Abd al-Rahmān ben Abū Abd Allāh Muhammad ben Abū Hafs Umar ben Abd al-Mu'min (Baeza, 1195 - Argelita, 1268) fue el último gobernador almohade de Valencia.

Bisnieto del califa Abd al-Mumin. Sucedió como gobernador de Valencia (antes de 1223 - 1229) a su tío Abū `Abd Allāh Muhammad (1219/20 - antes de 1223). Y este último a su hermano, el padre de Abū Zayd, Abū `Abd Allāh Muhammad (1210/11 - antes de 1219/20).

A la muerte del califa Yūsuf II en 1224 1​ se produce una lucha dinástica que permite a Abū Zayd gozar de total autonomía respecto al imperio almohade, pero se encuentra rodeado de enemigos, y en 1225, decide hacerse vasallo del rey castellano Fernando III.2​3​ 

En 1227 reconoce a al-Ma'mūn, anterior gobernador de Córdoba y Sevilla, como califa almohade y, por tanto, rompe el vasallaje con el rey castellano. 

En 1228 recupera los castillos de Villahermosa y Bejís, plazas del norte valenciano ocupadas anteriormente por los aragoneses. Pero, Muhammad ibn Hud conquista Murcia, se nombra rey y reconoce al califa abasí, rompiendo aún más la unidad almohade de Al-Andalus. 

En esta situación caótica, agravada por el hambre, ese mismo año se produjo una revuelta en Valencia, que aprovechó Zayyan ibn Mardanish (descendiente de Muhammad ibn Mardanis) el llamado Rey Lobo por los cristianos, para sublevarse en Onda. El 24 de enero de 1229 Zayyan entró en Valencia, proclamando también obediencia al califa abasí, y Abu Zayd tuvo que huir primero a Segorbe y después a Aragón.

En 1229, tras la expulsión de su cargo por Zayán Ibn Mardanix, ratifica un acuerdo de vasallaje con Jaime I por el cual el rey de Aragón le da permiso para conquistar y poblar cuantos lugares y castillos consiguiera dentro del territorio musulmán valenciano, a cambio de la cuarta parte de las rentas. 




Recordemos que en 1229 había ratificado su acuerdo de vasallaje con Jaume I por el cual el rey de Aragón le dio permiso para conquistar y poblar cuantos lugares y castillos consiguiera dentro del territorio musulmán valenciano, a cambio de una parte de las rentas. Lo pone en el “Llibre dels Feyts” o “Crónica de Jaime I“: “E fo nostre acort que aguessem treuga ab Seyt Abuzeit, qui era lavos rey de Valencia, q quens donas la quinta de Valencia e de Murcia de les rendes que el havía, levades les peytes, e le otorgans ho ab cartes e ab covinençes que el nos feu. E faem la treuga”


……….De este documento se conocen cinco copias. Una en el Arxiu del Regne de València -Real Justicia Vol. 806, folios 18 a 20-, del siglo XVIII, sobre la que se realizó por parte de Vicent García Edo (“Segorbe en el siglo XIII”, 1987, pp. 85-86) la transcripción adjunta a partir del manuscrito de referencia. Las otras cuatro, del siglo XVII, se conservan en el Archivo de la Catedral de Segorbe, nº 532, dentro de un libro de documentos varios.

En 1232 ratifican en Teruel el compromiso adquirido, reconociendo el primero los favores recibidos y la renuncia a todas las rentas que sobre Valencia y su término se habían reconocido en 1229; se le facilita al rey aragonés la toma de Valencia. Abū Zayd fue un apreciable aliado del Conquistador en su lucha por la reconquista de las tierras valencianas, en la que toma parte aportando sus mesnadas.

En 1232 Abu Zayd se convirtió al cristianismo bautizándose con el nombre de Vicente Bellvís, pero lo mantuvo en secreto hasta la conquista de Valencia. Aunque continuó utilizando el título de rey de Valencia hasta que Jaime I entró en la ciudad el 1238 , a partir de entonces actuó siempre como un verdadero señor feudal cristiano favorecido por el rey, con el que firmó un pacto de vasallaje Calatayud el 20 de abril . 

Al servicio del rey Jaime participó de la conquista del reino: primero desde tierras de Teruel, después durante la conquista de la capital, y más tarde, llevando su huestes al sur, donde conquistó Ibi en 1244, Castalla , Onil, Tibi, Orxeta y Torres Torres.

Bajo la protección del Jaime I ostentó el señorío de localidades moriscas del Alto Mijares que legó a su hijo Fernando. Obtuvo numerosas donaciones reales: En 1.236 las villas de Ricla y Magallón, en 1,238 alquerías de la Huerta de Valencia y casas en la ciudad, en 1239 la villa de Ganalur y la alquería de Aldaya.

En 1238, el Rey D. Jaime, cercó la ciudad de Valencia ayudado por nobles catalano-aragoneses y por Abú Zayd, tras cinco meses de cerco, consiguen que Zayán se rinda y entregue all Rey D. Jaime la ciudad; cosa que ocurre el 28 de Septiembre de 1238.


El 9 de marzo de 1242, Abú Zayd otorga carta de población a 142 cristianos para que vivan en las aldeas de Vilamalefa y hagan la Vilafermosa (Villahermosa); aunque algunos autores piensan que ambas fueron la misma, ya que el nombre significa lo mismo, uno en árabe y otro en cristiano. Estableciendo que siempre que, alguno de aquellos nuevos pobladores o sus sucesores, falleciese sin recibir por negligencia suya los sacramentos de la confesión y comunión, se les quitase a sus herederos la quinta parte de la hacienda que dejase.

El 27 de enero de 1243 Abu Zayd recibió el vasallaje de Eximén Pérez y de su hijo Blasco, y les concedió el castillo de Arenoso, para comandar sus fuerzas militares y como dote por la boda de Blasco con su hija Alda Ferrández Aba-Omahet.

El hecho de que su segundo hijo, en su época cristiana, se convirtiese al cristianismo, viene confirmado en una bula que el Papa Urbano IV concedió a Abú Zayd y sus descendientes el 10 de Abril de 1263, y donde se señala el conocimiento (por el Papa) de la cristianización de Abú Zayd, uno de sus hijos y dos nietros suyos.






Conversión


El 22 de abril de 1236, convertido Abū Zayd al cristianismo y siendo bautizado con el nombre de Vicente Bellvís, hizo la conocida donación de "castros, villas y alquerías que yo al presente poseo y pueda poseer, que de derecho deben de pertenecer a la sede segobricense", al obispo de Segorbe Guillermo Eximeno o Gimeno.

Matrimonio y descendencia

Abū Zayd casa a su hija, Doña Alda Fernández, que aporta como dote el señorío de Arenós, con Blasco Pérez de Arenós hijo de Don Eximén Pérez de Tarazona, que estaba al frente de la mesnada aragonesa que constituía la fuerza militar de Abū Zayd, tras lo cual aquel mudó su apellido Tarazona en "Arenós".

Tuvo varios hijos. Con María Ferrandis: Alda Ferrandis, Fernando Pérez y Sancho Ferrandis; Otros: Elisenda (curó su enfermedad en el castillo de Castro); Mahomat Abiceit o Abahomat; Ceyt Abohiara o Aboyahya; Zeyt Edris o Idrîs; Aazón...

Puede que su mujer fuese Dominga López ya que los nietos de María Ferrandis no eran considerados, por el obispo Dull de Segorbe (1324), del matrimonio.

Muerte de Abū Zayd

La muerte de Abu-Zayd se sitúa a finales del año 1268 en el palacio de Argelita. 

Sus hijos y parientes recibieron una herencia importante y al estar emparentados con la nobleza aragonesa se convirtieron también en señores cristianos.

Alrededor del 16 de junio de 1860 se levantó una lápida en Valencia, y dejó a la vista algunos restos humanos, cuyo estado denotaban su antigüedad. En el mismo sitio se encontró un pergamino que dice así:

Hic jacet D. Vicentius Belvis cum prole sua olim Zeit Abuceit rex Valentiae maurus adeo suae religionis celator VT duos innocentissimos viros beatos Joannem de Perusia et Petrum de Saxo-Ferrato seraphici patris francisci filios ac socios veram christi fidem praedicantes gladio jugulaverit sed inspirante patre luminum recipiens omne nefas diluit sacro baptismatis lavacro et aeternum reconciliationis signum hanc olim aulam suam in ecclesiam et cenobium destinavit.

Estos restos fueron trasladados a la iglesia del monasterio de religiosas de la Puridad y están colocados encima de la pila del agua bendita, entrando a mano izquierda. Todavía se lee allí, en la misma lápida antigua, bajo de una corona real, la inscripción que compuso el P. Fray Miguel Enrich, en los siguientes dísticos:

Hic jacet azotus maurus, dulcisque propago qui dominans urbis, par jugulare jubet Francisci comitum, nunc coeli sede beatus, sacro fonte tamen diluit omne nefas, dum pro inclementi fundit pia vota precesque, urbs urbs expugnatur, sacra fit aula dei.

viernes, 24 de noviembre de 2017

CONVENTO DE LA ENCARNACION Y HOSPITAL 1ª PARTE




Cuando decidí recabar información sobre el Convento de la Encarnación de Baeza para la realización de un vídeo sobre su historia, observé dos cosas que me llamaron especialmente la atención.

Por un lado, la información que se da en páginas de internet es escasa o prácticamente nula (copia una de otras), en las que sólo hacen referencia a la fecha de su fundación:  “Este convento se fundó en 1599, en el lugar donde existió el antiguo Hospital de la Encarnación”.

Por otro lado, mis investigaciones no me han llevado a pensar que realmente el Convento se fundó donde anteriormente existió el antiguo Hospital de la Encarnación, algo que confirma Josefa Inés Montoro de Viedma (Archivera Municipal) en su libro “Baeza de 1950 a 1970” (pag.145) donde nos dice: “Fue fundado en los albores del siglo XVII entre las calles San Francisco e Imagen y nada tiene que ver con el antiguo Hospital de la Encarnación ubicado en el recinto amurallado”.

Supongo que la información que ha manejado para afirmar que el Convento fue construido bajo las ruinas del antiguo Hospital, proviene de la publicación de Fernando de Cózar en su libro “Noticias y Documentos para la Historia de Baeza” publicado en el año 1884. Éste nos dice: “ Sirvió de base a la construcción de este edificio el del antiguo hospital que allí existía, fundado para curar pobres enfermos y que se titulaba de la Encarnación, cuyo nombre aún se dá al Convento, sin que podamos fijar la fecha e historia de esta obra pía, por no hallar antecedentes de ella”.



Sin embargo, en la Historia General de los religiosos descalzos….., escrito por el padre Fr. Pedro de San Francisco, publicado en Zaragoza en 1756 nos aporta datos sobre cuando y quien construyó el Hospital de la Encarnación.

El Baezano Don Lope Martínez, fundó en esta ciudad un Hospital, con el título de “La Encarnación”.



Su sobrino D. Rodrigo Martínez de León que se hallaba en Perú, dejó testamento el día 18 de noviembre de 1612, en el cual dejó dicho que sus bienes se remitiesen la ciudad de Baeza (10.000 pesos) para la fundación de una Capellanía en el Hospital de la Encarnación.

Esta se había de erigir con obligación de quinientas Mitlas anuales, siendo capellanes sus mas cercanos parientes y declaraba que si en algún momento se erigiera en Baeza Convento, esta debía pertenecerle la Capellanía, con el goce entero de su renta.

Don Alfonso Martínez Noguera, sobrino de Don Rodrigo y Patrón de la Capellanía ya fundada, dio su permiso el día 15 de septiembre de 1619 para la erección del Convento.



Unos meses antes, el 17 de abril de dicho año, el Obispo de Jaén Moscosso Sandoval escribió a su Magestad el Rey para que favoreciese su fundación.

El 16 de Marzo de 1617 ante Antonio Figueroa, Notario Público, otorgó una escritura como Patrón, que era también el Hospital, en la cual decía que no pudiendo mantenerse el Hospital de la Encarnación con 60.000 maravedis, que tenía de renta, pues aunque se cobrara todo, apenas podría mantenerse uno o dos enfermos, y no siendo por otra parte necesario en la Ciudad, por esta ya el Hospital General.

Foto Pando Barrer Año 1948


Manuel Morales Borrero, Consejero del Instituto de Estudios Giennenses y profesor de la Universiad en su tesis “El Convento de Carmelitas Descalzas de la Encarnación, de Baeza (1599) nos arroja muchos datos de interés sobre su fundación y de las monjas que habitaron esta congregación religiosa.

Desde hacía tiempo, se deseaba fundar convento de Descalzas en la ciudad de Baeza, pero el patrono que más lo pretendía ponía como condición que ingresasen en él nada mas y nada menos que nueve religiosas de una misma familia y tal deseo iba en contra del espíritu teresiano.

Este fue el principal motivo por el cual fray Jerónimo de la Madre de Dios (Gracián) se opuso, pasaron los años y la fundación no se llevaba a cabo.

Ya en 1589, gobernando el Carmelo fray Elías de San Martín que fue el segundo General que tuvo la Reforma, el canónigo Luis de Mendoza dejó sus bienes para que con ellos se fundase un convento de religiosas.

El canónigo, que antes había estado casado y se hizo clérigo después de quedar viudo, tenía una hija llamada Aldonza de Mendoza en el Convento de Santa Clara, y a ésta le dejó encargado en su testamento que se ocupase de los detalles de la fundación, dándole libertad para que el nuevo convento fuese de la orden que ella eligiese.




De igual forma, dejó nombrados por patronos a Miguel de Mendoza y a Juan Rodríguez de los Díez, veinticuatro de Baeza.

Esta se inclinó a que la nueva fundación fuera de carmelitas descalzas, ya que de Santa Clara existían tres conventos en la ciudad.

Conseguidas las licencias necesarias del municipio, de la orden y del Obispo de Jaén (don Sancho Dávila), se solicitó para el cargo de priora a M. Isabel de la Encarnación, quien vino de Sevilla acompañada por la hermana María de la Asunción. De Granada llegaron Agustina de San  José, hermana de la nueva priora, Maria de San Ángelo y Matía de la Madre de Dios.

De Beas trajeron a Francisca de San Alberto, y de Úbeda a Magdalena de Cristo.
Todas ellas formaron el grupo fundador que tomó posesión del Convento de Baeza,  el 3 de septiembre de 1599.

Cinco días mas tarde, el 8 de septiembre se colocó el Santísimo en la Iglesia con lo que se dio por inaugurado este convento que se puso bajo la advocación de la Encarnación.

Varias de las fundadoras habían sido discípulas de San Juan de la Cruz o de la venerable Ana de Jesús (Lobera). Este fue el mejor reclamo para que acudiesen novicias que con sus dotes fueron acomodando el convento.

Un pleito interpuesto por algunos seglares, llevaron su pretensión hasta tal punto que las religiosas se vieron desposeídas y sumidas en extrema pobreza, y éste fue el signo que distinguió a este convento, porque nunca pudo decirse de él que tuviese prosperidad en bienes materiales.

Sin embargo sobresalió en fortuna espiritual por las monjas que habitaron este convento como fue el caso de Agustina de San José, discípula de San Juan de la Cruz en Granada. Dirigió la comunidad de Baeza como priora durante tres trienios, muriendo en el convento de Jaén el 27 de abril de 1638 a los 68 años de edad y 52 de hábito.

La mayor parte de las fundadoras de este convento salieron de otras fundaciones o volvieron a sus conventos de origen pero nunca faltaron aquí religiosas y desde el instante de iniciarse la fundación, fueron continuas las solicitudes de ingreso.

Una de las primeras fue M. Aldonza de la Encarnación (Mendoza), hija del fundador, quien se mudó del Convento de Santa Clara a éste de la Encarnación, una vez obtenida la dispensa del General y Breve de la Santa Sede. Murió en el año 1622.



Otra que sobresalió fue M. Clara de Jesucristo, natural de Ubeda, hija de don Francisco Vela de los Cobos y de doña Catalina Mexía. Además de la nobleza de su familia, poseía ella una gran belleza. Murió en el año 1641.


Palacio Francisco Vela de los Cobos (Ubeda)



Otro dato interesante nos lo facilita Juan Antonio Lechuga Salazar en su libro “Ornamentación y heráldica en la arquitectura de Baeza” (pagñ. 185): “ los primeros documentos hallados relativos a la Encarnación son una carta de donación fechada el 14 de  mayo de 1599, de Juan Rodríguez de los Díez, caballero veinticuatro de Baeza. 

Ocupa el convento una buena extensión entre las calles San Francisco (al final está situada la Iglesia) y La Imagen (donde tiene la entrada al Convento). En tiempo de su fundación existía un callejón que unía dichas calles que después se cerró en beneficio del Convento (1695). 

La iglesia primitiva que tenía una habitación de una casa vecina sobre el presbítero, pudo así librarse de esta gabela, al tiempo que ampliaron y renovaron el cenobio”. Este callejón comunicaba por aquel entones con la Plazuela de la Encarnación.

La iglesia fue restaurada en 1928.

La comunidad de Baeza nunca fue suprimida, salvo dos desalojos muy breves:

En la guerra de la Independencia, tan solo quedó una monja en el convento. Terminada la contienda regresaron.

El 24 de julio de 1936 el gobierno las obligó a abandonar el convento y refugiarse en casa de familiares, hasta el final de la guerra.

El baezano Juan Francisco de Villava escribió un opúsculo, hoy perdido, titulado Discurso de la antigüedad e invención de la sagrada imagen de Nuestra Señora de la Peña, que se guarda en el convento de frailes mínimos de la ciudad de Baeza, a principios del siglo XVII. Por su parte, tras la exclaustración de 1835, la imagen pasó al convento de la Encarnación, de carmelitas descalzas, donde se hallaba al menos a finales del siglo XIX.

El miércoles 27 de marzo de 2015, las Madres Carmelitas Descalzas del Convento de la Encarnación de Baeza marcharán de nuestra ciudad después de 416 años de presencia entre nosotros. 







Fuentes consultadas:


Historia General de los Religiosos Descalzos de los…..por el Padre Fr. Pedro de San Francisco de Asís.

Ornamentación y Heráldica en la Arquitectura de Baeza. Juan Antonio Lechuga Salazar

Noticias y Documentos para la Historia de Baeza. Fernando de Cózar Martínez
El Convento de Carmelitas Descalzas de la Encarnación, de Baeza (1599). D. Manuel Morales Borrero.







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