jueves, 23 de febrero de 2017

CAPILLA DEL SAGRARIO



Debe su traza (1748) a J. de la Barrera. 

Su hermoso retablo barroco fue dorado por Francisco Gómez de Espinosa en 1761.

Un bello crucifijo preside centrado en el ático del retablo.




Este retablo sigue un orden estructural parecido al del altar mayor: un cuerpo de tres calles y ático con arco de cerramiento, pero aparte de sus menores dimensiones, hay detalles que lo diferencial de aquél.

El primer cuerpo, coronado por el Corazón de María, está ocupado en casi todo su recuadro central por un magnífico manifestador, con cuatro estípites o columnas de tipo prismático, recargados de tallas sin calar y muy acusadas; se recubre por una semicúpula con tres medallones, rematada por un amplio florón que se entiende abiertamente, dejando espacios libres en la parte alta que se rellenan, a uno y otro lado, con un manojo de espigas y unos racimos, respectivamente, entre tallos foliados.




Bajo la hornacina principal del manifestador se halla el Sagrario, su puerta de medio punto está tallada con un relieve del Sagrado Corazón. 





Esta parte céntrica del primer cuerpo esta enmarcada por pilastras sin relieve apenas, recorridas por capiteles que, volados sobre ménsulas, tienen volutas retorcidas hacia arriba.

Se continúan en el cuerpo superior por pilastrillas de distinta ornamentación y sin capiteles.

La parte exterior, en vez de pilastras, lleva grandes estípites, cuyas líneas se rompen en delicadísimos calados, coronados por capiteles compuestos.

Entre pilastra y estípite hay una repisa sin imagen y, por encima de ésta, un espejo encuadrado.

El segundo cuerpo, coronado por el Sagrado Corazón de Jesús, muestra cierta plenitud y está más sobriamente tallado.

En su centro aparece un Cristo crucificado promitivo, con paño de pureza blanco bordado en oro, problablemente del siglo XIV, transición entre románico y gótico, está escoltado por dos pilares con flores policromadas en la decoración del fuste.

Los retablos laterales de la capilla son de menos mérito, aunque el de la Epístola conserva en su arco algunas pinturas al fresco con carácter decorativo.

También se conservan algunos frescos en la bóveda de media naranja, adornada con un plafón.








En las pechinas están pintadas las imágenes, casi idénticas entre sí, de un serafín con incensario y naveta en las manos, incensando en dirección al Sagrario.





En el interior de la entrada, dos lienzos interesantes del siglo XVIII; uno con la imagen de los deposorios de la Vírgen, en marco negro con tallas doradas y el otro, de la serie de la vida de José, mostrando la presentación a Jacob. 




En cambio, son seriadas tanto las imágenes de San José con el Niño, como la de la Inmaculada (procedente de la capilla del Seminario), colocadas sobre repisas hechas con restos del coro.





Encima de la entrada de esta Capilla destaca un óleo representando una Piedad del siglo XVII.





A los lados, dos pequeños lienzos, uno de la Virgen con el Niño y otro del Ecce Homo, ambos en barcos de madera policromada con motivos florales.






La Reja es de estilo plateresco, con un escudo de los Vargas, delata el taller del Maestro Bartolomé, aunque este extremo está sin documentar.


Fue pintada por Bernabé Bautista, según consta y mide 3.20m.








Fuente y texto:

Baeza Histórica y documental. Autor Juan Cruz CRuz

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