sábado, 23 de enero de 2016

LAS MURALLAS DE BAEZA Y SU DESAMORTIZACION 3ª PARTE

Torre de Maria Antonia, bombardeada con proyectil en el S. XVI



Proyectil encontrado del S. XVI



La importancia de la puerta del Postigo, determinada por las La importancia de la puerta del Postigo, determinada por las dos docenas de hombres que precisaba para su guarda, estribaba en el peligro que podía venir de Granada, al otro lado de Sierra Mágina, frontera como ya vimos en los tiempos medievales y, ahora, límite natural entre Castilla y el recién conquistado reino nazarí . 

Existía la creencia, infundada, de que los musulmanes que habían permanecido en sus tierras al conquistar el reino de Granada, los moriscos, manifestaban acusada connivencia con los hipotéticos atacantes turcos, con lo se cundió entre la población el miedo, si no el pánico, a ser invadidos con la ayuda de los dentro. Así es que se procedió a guardar bien las puertas y a fortalecer las defensas llevando la muralla a su nuevo significado simbólico apoyado en la tradición cristiana:



“Y cobrando ánimo reparó toda la muralla que estaba derribada,

alzando torres sobre la misma, levantó otra muralla exterior...

“Sed fuertes y tened ánimo, no temáis ni desmayéis...

porque con nosotros está Yahveh nuestro Dios para ayudarnos

y para combatir nuestros combates”






Así lo dispuso su Cristianísima Magestad, y aunque no pudo explicar a los cristianos que los turcos camparan por sus respetos en el Mediterráneo durante décadas, la victoria de Lepanto supuso una indestructible victoria de la Cruz sobre la Media Luna en la opinión pública resentida. Con la muralla reconstruida y la puerta del Postigo abierta para no limitar el trasiego laboral y comercial pero bien guardada, podía cerrarse la otra puerta de Granada en el mismo flanco, la que se creó al expandirse la población del primer cerco y originarse el nuevo, el exterior que estamos analizando. Al ampliar el lienzo se suscitó la creación de una nueva puerta que recibió el nombre de la ciudad, ya cristiana, a que conducía, Granada, aunque también se la nombraba indistintamente como de Bedmar o Quesada, ciudades por las que se podía pasar para llegar a Granada.


Torreón de los Aliatares de origen moro





Entre esta puerta y la puerta de Úbeda, ya en el flanco Este, se levantó el convento de Nuestra Señora de la Merced, en su segundo emplazamiento (1523), cuando se despobló el primer convento, a los pies de la muralla en el barrio de San Vicente, que desapareció por la peste, precisamente por estar en ese espacio tan bajo, muy insalubre por las escasas medidas higiénicas que se guardaban, al servir de estercolero utilizado desde arriba por los que vivían intramuros. Los mercedarios fundaron entre estas dos puertas cuando la muralla estaba derribada por la orden de Isabel la Católica, por lo que aprovecharon el espacio de la propia cerca. Al ordenar el Emperador que se levantara la muralla y se defendiera Baeza, el muro derribado se alzó y consolidó encontrándose con el convento mercedarioen su trayectoria



Treinta años más tarde este viejo convento con más de un siglo de vida se desmorona. 

Además su espacio se ha quedado pequeño. Así lo denuncia su comendador, fray Luis Morón “que notorio es a Vuestras Señorías lo deteriorado que se halla mi convento por falta de vivienda para los religiosos como la falta de oficinas para lo neçesario y conserbaçion relijiosa en cuia atençion determino reedificar y lebantar a fundamento los quartos que nezesitare”, pero surge el problema de siempre, “y por no tener para la obra referida ninguna piedra para las paredes maestras” busca la solución de siempre “me preçisa la nezesidad a que la socorra Vuestra Señoria como en otras ocasiones lo a acostumbrado, dando permiso para que se derribe la torre Habladera asi por lo inmediata que esta a dicho conbento y mas comodamente se pueda transportar la dicha piedra a él como por estar amenazando ruina dicha torre y los perjuicios que en ella se cometen los quales no espeçifico por notorio”.


 
Restos de Muralla (detrás de las antiguas escribanías)




La petición del convento de la Merced origina un enfrentamiento entre los caballeros veinticuatros. Don Francisco de Ayala y Viedma, alguacil mayor, dice que “tenia por preciso y conbeniente que la Ciudad diese probidencia a la petiçion presentada por parte del reverendo padre comendador del convento de Nuestra Señora de la Merced, para que con lo que, 2 de octubre de 1665   se acordara ejecute su pretension lo que mas conbenga a dicho conbento”. 

Los ediles discuten acaloradamente. Los contrarios a la licencia dicen que la Ciudad “no tiene derecho facultativo para haçer graçia de la piedra de la torre Habladera”. Don Antonio de Eybar Cabrera dice que “se estan desaçiendo algunas fortaleças en el alcaçar en virtud de liçençia de la Ciudad” por lo que no cree que haya que negarle a los mercedarios su petición. Los demás protestan que nunca se ha dado licencia de palabra o escrita para este fin y que se hace ilegalmente el “desmantelar y quitar pedazos de muralla y que su primera obligaçion es tenerlas reedificadas y prebenidas y si algunas se an caido y desportillado a sido ocasionado por la intenperie de los tiempos, de lo contrario se ubiera dado

motibo para castigar a qualquier vezino”. Como no se ponen de acuerdo, se vota, sacando la petición de los mercedarios sólo tres votos a favor, con lo que el Corregidor, al que han consultado, en virtud del resultado manda que no se dé licencia.


Tan contrariados quedan los tres caballeros, dos de ellos Ayala, que “requieren a la Ciudad se sirba de no dar lizenzia para que se desagan torres ni murallas aora ni nunca en tiempo alguno y de lo contrario desde luego para cuando semejantes liçençias se conçedan las contradiçen y piden testimonio para en guarda de su derecho” . Años después, el nuevo comendador insiste “que por quanto para la obra que con aiuda del Señor se yba açiendo en el dicho conbento, para proseguirla neçesitaba de que la çiudad le diese liçençia para derribar un pedaço de torre que estorbaba para quadrear el claustro principal, además de estar dicho pedaço de torre amenaçando rruina y romperse la muralla por estar independiente”


La torre Habladera existe en la actualidad aunque se la conoce con el nombre de Postigo desde la enorme confusión introducida por Cózar en 1884


Entre esta torre Habladera y el torreón de la puerta de Úbeda existe un lienzo de muralla al que, también, se le conoce erróneamente con el nombre de Torrico.


 
El Torrico (margen derecho)

El acceso a esta torre es de uso particular.




Tras este lienzo, intramuros, existía un callejón, hoy expedito y transitable, “que no se sirben dél para paso y que en él de ordinario los vezinos lanzan inmundizias y serviçios y cabalgaduras y perros muertos” que sólo procuraba malos olores y el consiguiente peligro de salud pública, se pide en el cabildo que se cierre porque, además, “esta xunto a la callexa por donde pasa la procesion del dia del Santisimo Sacramento y todas las demas procesiones y que es grande indecencia”



El reino se debatía entre la crisis económica y las levas militares para sostener aquella Corona que se desplomaba, como la muralla baezana, símbolo del quebranto real, de la escasez económica, de la sociedad de escaparte y ficción.


“Miré los muros de la patría mía,

si un tiempo fuertes, ya desmoronados,

de la carrera de la edad cansados,

por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del yelo desatados,
y del monte quejosos los ganados.
que con sombras hurtó su luz del día.
Entré en mi casa; vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;
vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuera recuerdo de la muerte.   (Francisco de Quevedo).
 







La puerta de Úbeda tenía una fuente adosada a su muro, hoy exenta en la plaza de enfrente, extramuros. 






Esta fuente, por su estratégica situación suscitó la natural preocupación de los dirigentes de la Ciudad que velaban por que los vecinos respetaran la honestidad. De este modo, se habló en el cabildo del 13 de junio de 1646 de “lo conbeniente ques que en la fuente de la puerta de Ubeda se haga caño donde corra agua por la parte de adentro de los arcos para que dél puedan los hombres de noche cojer agua y dejen desembaraçados los otros dos caños para las mujeres, con que estando separados se escusaran muchas ofensas a Dios nuestro Señor y sera mas alivio para que no se detenga la jente en cojer agua”.



Continuará.............






Fuente: 

LA PUERTA DE BEDMAR Y LA
MURALLA DE BAEZA: SIMBOLISMO
Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Mª Cruz García Torralbo




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